Llegó el recreo y me dirigí disparado al banco al final del patio donde solía sentarse Diego, mi novio ya se encontraba allí sentado con desayuno para ambos, al verme sonrió.
Román – Hey… -Sonreí – Llevas mucho rato acá?
Diego – No, salimos hace como 10 minutos la práctica de química es súper corta.
Román – Ah qué bien! –Me senté a su lado – La de física es sencilla, de hecho se pone medio fastidiosa mientras esperas que pasen cosas, así que todo el mundo se ponía a hablar.
Diego – Me imagino. -De nuevo puso esa cara antes de entrar a los laboratorios, ¿Celos de nuevo? Antes de poder preguntarle al respecto continuó – Compré desayuno para los dos…
Román – Gracias, aunque no hacía falta. Ya lo estás agarrando de costumbre –Le dije sonriendo y lo más natural posible esperando poder dejar de lado el tema de los celos.
Diego – Me gusta hacerlo, déjate consentir jaja.
Román – Pues te aviso que mañana el desayuno corre por mi cuenta. –Sonreí –
Diego – Pero…
Román –Está decidido! –Le dije conteniendo la risa mientras lo volteé a ver. Diego me sonrió también dándose por vencido –
Estuvimos riendo y hablando de cosas sin importancia mientras comíamos, hasta que se acercaba la hora de regresar a nuestros laboratorios y separarnos de nuevo.
Diego – Creo que voy a odiar los martes a partir de hoy – Me dijo en un suspiro y con algo de frustración es su rostro –
Román – Diego – Lo mire a los ojos y le sonreí para reconfortarlo– es sólo un día a la semana…
Diego – Lo sé –Puso su mano sobre mi pierna – es sólo que me gustaría estar contigo en los laboratorios.
Román – Te prometo algo – Puse mi mano sobre la suya y le sonreí con picardía a lo que Diego reaccionó mirándome expectante – voy a utilizar los 6 días restantes de la semana para compensarte las cuatro horas que pasamos separados los martes.
Diego se sonrojó y sonrió de tal manera que brillaban sus ojos color miel.
Diego – No sabes las ganas que tengo en éste momento de comerte a besos…
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De nuevo nos interrumpía el timbre, ésta vez indicando que el recreo había terminado. Así que mientras Diego me veía, me levante del banco y me acerqué a abrazarlo “amistosamente” una vez abrazados y con mi cara a un lado de la suya:
Román – Yo también… - Aproveché esa posición en la que el rostro de Diego tapaba el mío del resto del patio, para dejar un beso en su cuello. Diego suspiro y emitió un pequeño gruñido adorable.
Diego – Eres cruel. –Me dijo medio sonriendo mientras nos separábamos de aquel abrazo –
Román – Jajaja nos vemos en la última clase – Comencé a caminar al salón aún riendo, mientras Diego quién también reía se levantaba y comenzaba a caminar en dirección opuesta –
Esta vez, al entrar al laboratorio de química era Eduardo quien se había ubicado en una de las mesas del fondo. Como mencioné antes, masoquista como soy, me dirigí a esa mesa para sentarme en el puesto a su lado.
Eduardo – Qué tal el desayuno? – Soltó como si nada viendo hacía al frente –
Román – Genial –Sonreí – el tuyo?
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Algo más que amigos (Gay)
RomanceUna Historia que narra como la vida Román (un chico de 16 años) cambia, una vez que comienzan a relucir todos esos sentimientos que tiene por su mejor amigo, haciéndole vivir experiencias inolvidables. Advertencia: Se encuentra llena de amor pero ta...