Capitulo 26. (Empujado fuera del closet)

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Capitulo 26. Empujado fuera del closet.

Estábamos en la sala de mi casa: Mauricio, Julio, Eduardo, Diego y yo. Las chicas acababan de irse, el reloj que había despertado a todos era el de Diego, al verlo algo confundido este medio sonrió.

Diego – Quedé en acompañar a mi hermano a trabajar hoy – Dijo con voz ronca producto de la bebida y de estar recién levantado, estaba despeinado, con los ojos algo rojos y como el resto de los chicos (incluyéndome), sin camiseta solo con unos shorts.

Mauricio – Nosotros también tenemos que irnos – Dijo en medio de un bostezo refiriéndose a él y a Julio y continuó con pesar en su voz – se supone que tenemos práctica de futbol a las 11.

Román – Verga, que horrible entrenar con este ratón (resaca) encima. –Dije medio sonriendo, solidario con mis amigos – Bueno déjenme lavarme la cara, ponerme una camisa y los llevo a sus casas.

Julio – Gracias papi, eres un sol. –Me dijo con una risita –

El resto de los chicos se  quedaron en la planta de abajo de mi casa arreglándose y recogiendo sus cosas, yo mientras subí al baño de mi habitación. Una vez dentro, me lavé la cara con agua fría y comencé a cepillar mis dientes viéndome en el espejo; Estaba en la mierda, Mis ojos estaban hinchados y rojos, me dolía horriblemente la cabeza y tenía mucha sed, aparte de eso había algo que me preocupaba un poco más: No podía recordar a qué hora habíamos decidido acostarnos, ni qué había pasado luego del juego de “verdad o reto”, estaba claro que mi sueño erótico con Eduardo y Diego no había sido más que eso, un sueño, ya que los tres despertamos en la sala con el resto de los chicos. Aún así me causaba intriga y ansiedad eso que no podía recordar, ¿Habría hecho una locura?, ¿Dicho alguna estupidez?... Decidí no pensar en eso por el momento, enjuague mi boca y salí del baño, me coloqué una camiseta, una gorra para aplacar mis cabellos, unos lentes oscuros y mis zapatos deportivos. Antes de salir de mi habitación a la sala revisé mi celular, estaba muerto, chiste mis dientes y lo puse a cargar en la mesita de noche al lado de mi cama y bajé a la sala.

Los chicos ya estaban sentados en los sofás, habían arreglado un poco el desorden con los cojines y doblado las sabanas que usaron para dormir, se habían puesto camisetas y todos llevaban gorras, salvo Diego al que no le importaba andar despeinado por ahí, sonreí divertido al verlo así.

Salimos de mi casa, nos montamos en mi carro, lo encendí y utilicé el control para abrir el portón del estacionamiento. Mientras esperaba que abriera recordé a las chicas.

Román – Alguien sabe si las muchachas ya llegaron? – Pregunté en voz alta – Iba a llamarlas, pero mi celular estaba descargado.

Eduardo – Mi celular también murió. - Me dijo con pena desde el asiento de atrás –

Diego – El mío igual. –Me dijo encogiéndose de hombros desde el asiento del copiloto –

Pude ver a Mauricio y a Julio desde el retrovisor negando en señal de que sus teléfonos también estaban descargados.

Eduardo – Y el cargador de tu carro?

Román – Se dañó el cable – Dije torciendo un poco la boca –

Eduardo – Ahhh… coño…

Román – Bueeh… Las malas noticias son las primeras en saberse, si les hubiese pasado algo malo ya nos habríamos enterado, seguro están durmiendo ya en sus casas.

Julio – Si, es lo más seguro.

Llevé a cada uno de los chicos a sus casas, dejé de último a Diego de forma intencional ya que quería preguntarle algunas cosas sobre la noche anterior. Una vez estacionamos frente a su casa, apagué el carro y volteé a ver a mi novio, este me miró algo confundido.

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora