Un millón de millas.

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"Mi papá me ha dicho, que tengo que escribir en un cuaderno, las cosas que pasen en el barco y que eso se llama diario de abordo. El primer día en un barco es igual que el primer día en el cole, conoces a tus amiguitos, a tus profesores y te acuerdas mucho de mamá. En el barco no hay patio de recreo, pero hay muchos sitios donde jugar y donde esconderse. El tío Julián, dice que, un barco es como un planeta pero en pequeñito y todo ocurre dentro. Aquí desayunas, paseas, vives y haces los deberes y los mayores pueden quedar con una chica, ir a la discoteca, enamorarse y casarse, el que los casa es mi papá, que es el capitán. Y es el rey de este planeta. Y siempre dice, que antes de dejar de ver la Tierra, hay que pedir un deseo, yo he pedido que este viaje sea mágico y que no se acabe nunca"

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5 HORAS PARA EL FIN DEL MUNDO.

Julián como primer oficial, enseña a todos los alumnos las instalaciones del Buque Escuela, Estrella Polar, por lo que los lleva por todo el barco.

-Esto no es un hotel de 5 estrellas, aquí, no van a tener a mamaíta para que les limpie su mierda, aquí lo más parecido a una madre, soy yo. Así que procuren no tocarme mucho las pelotas. Vamos circulen, el cojo, que venga para acá. –Dice parándose para recibir a Ramiro que tiene un poco de cojera. –Dejen paso al cojo... Este señor de aquí, nos llevó a juicio, por discriminación, pero como estará comprobando, aquí no tenemos ni rampas, ni ascensores para minusválidos. –Dice Julián, mirando a Ramiro.

-No soy un minusválido, señor. Sólo tengo movilidad reducida a un grado 3. –Dice Ramiro haciéndole cara al primer oficial.

-Muy bien, pues mucho mejor. A partir de ahora, nos turnaremos para darle la manita en el baño turco. –Dice mientras abre la puerta de los baños. –Como ven, no hay baños turcos, son mixtos. Con vientos racheados, a partir de fuerza seis o fuerza siete, encontrarán las tapas como los almudales de la Albufera. Así que no se me pongan milindris.

-¿Se supone que tenemos que compartir las duchas? –Dice Vilma.

-Vamos a ver, si las recatadas, aquí el cura, tienen algún problema, se pueden duchar con las luces apagadas a las cuatro de la mañana. Despejen, despejen. –Contesta Julián, mientras abre paso para enseñarles lo siguiente.

Llegan hasta el aula donde los está esperando el profesor Gamboa que será su nuevo profesor de salvamento y supervivencia.

-Buenos días Gamboa. Vamos dentro, brillo, brillo, no se me amontonen. –Dice mientras les da unas palmadas para que entren. –Dejen paso al cojo. –Que este pasa por el centro de sus compañeros. –Asistirán a clase de nueve a cinco, con un recreo de quince minutos, las primeras semanas, podrán aprovechar, para ir a vomitar a cubierta. –Ahora están en la sección de lavandería. –Aquí, van a lavar, las vomitonas, las tangas y los palominos, en este barco no se hacen coladas de lencería fina ni seda, cargas máximas, de seis kilos. ¡Vámonos! Vamos, vamos, que no tenemos todo el día. –Empiezan a oír un pito de bici y es cuando aparece Valeria. –Valeria, hija, a ver, abran paso, por favor. –Dejándola pasar. –Venga, venga, que ya se acabó el tour de Francia, esta es la sala de máquinas, el que toque algo, le corto la mano. ¡Buenas! –Dice a los trabajadores que en ella se encuentran. –En esta sala, siempre hay alguien. veinticuatro horas al día, los trescientos sesenta y cinco días al año. Para asegurar el funcionamiento del motor.

-Oye, es verdad, ¿Qué los marineros se la menean más que un mono? –Dice Piti para intentar hacer un poco amena la situación. Pero de la Cuadra no lo oye bien y apaga una manivela, dejando completamente la sala en silencio.

El Barco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora