Ni Alexander, ni ninguna carpeta roja.

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"A veces, cuando piensas que todo está bien, que ya nada más puede pasar, es entonces cuando pasa y te das cuenta de la fuerza que tienes, y de que solo tú puedes conseguir lo que te propongas"

Ha pasado un mes desde que los malos se fueron, como los llama Piti. Han encontrado más casas, unas cien más o menos, Julia dice que serían las casas de los altos cargos del Proyecto que se encargaron de hacer antes de que el acelerador de partículas fallara. Los chicos, han conseguido construir un camino para tener todas las casas conectadas.

Gracias a los conocimientos de Ramiro sobre telecomunicación, han podido establecer una especie de conexión, debido a los aparatos que se dejaron los chicos de Alexander.

No se ha vuelto a saber nada más de ellos, no se sabe si están vivos, si han muerto, lo que sí saben, es que pase lo que pase, la Isla Julia, como Valeria ha llamado a esa isla, es suya y de ahí nos los van a echar.

Todos se levantan, empiezan a salir de sus casas, a hacer lo que les corresponde. Algo no anda bien, piensa Ricardo.

-Cariño, ¿Qué te pasa? Te noto raro. –Dice Julia.

-No sé, noto la isla rara. Algo no anda bien.

-Anda, no digas tonterías. La isla está como siempre.

-No lo sé, quizá sea porque está un poco nublado, sabes que a no me gustan los días nublados.

Ricardo se termina de vestir y sale de la habitación, Valeria sigue durmiendo, después del balazo, ha madurado mucho, ya no es la niña que era antes, aunque le sigue gustando jugar con Ratón como siempre. Echa mucho de menos a Burbuja, todos se preguntan qué será de él, si está bien o le ha pasado algo.

Salomé, pide por él todos los días.

-¿Quieres dejar de estar triste? –Le dice Julián a Salomé, en la cama.

-No puedo, Julián. Necesito saber cómo está Roberto. ¿Y si le ha pasado algo?

-No le ha pasado nada. Mira, lo que sea que quieren de él, solo él lo tiene. Es listo, no se va a dejar hacer daño. Ahora, me voy a levantar, voy a prepararte el desayuno y vas a ir a andar con Vilma, por la orilla, os sentará bien. No vaya a ser que los únicos bebés que van a nacer de momento, van a nacer estresados. Hazme caso, Rubia.

Algunos son más perezosos que otros, algunos llevan despiertos horas, otros se quedarían más en la cama.

-¡Buenos días, familia! –Dice Piti, cuando pasa a la casa principal.

Si algo quieren conservar del barco, es desayunar juntos, todos en compañía.

-Buenos días, Piti. –Dice Ramiro, que no puede parar de mirar a Estela.

Ramiro, fue un gran apoyo para Estela cuando Gamboa desapareció. Hace unos días, vieron fuego a lo lejos de la isla, quizá como muy bien dijo Ulises, será él con su hija. Por fin, Ramiro se confesó y Estela consiguió lo que tanto tiempo había esperado.

-Creo que os debo una explicación. –Dice Ulises. –Le dije a mi padre que le contaría todo lo que había visto desde que me fui del hotel y lo voy a hacer. No quiero tener secretos, nunca más. –Dice Ulises, mirando a Ainhoa. –Cuando vinieron a por nosotros en el barco, nos seleccionaron por equipos. A mí, me metieron con la capitana roja, en el submarino. Era gigante, tenía toda la tecnología que nunca nos podríamos imaginar, habitaciones para cientos de personas. Pero eso no es todo, si bien había siete simas donde poder quedarnos y soportar el apocalipsis, también había siete barcos, como muy bien sabíais, también hay siete islas, como estas. Esta isla no es la única. Una de las islas, la más grande a mi parecer, tenía pista de avión, de ahí que yo bajase de uno de ellos. No conseguí mirar donde estaba ni a cuanto esta de nosotros. Lo que sí sé, es que me dejaron bajar con una caja llena de cosas, explícitamente para nosotros.

El Barco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora