El día después.

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387 días antes...

-¡Se han ido! ¡Se han ido! –Grita Ricardo.

Todos empiezan a salir de sus escondites y salen fuera. Ven que no hay nadie. Todos se abrazan, sonríen, pero no quieren echar las campanas al vuelo por si acaso vuelven.

-Chicos, por ahora hemos ganado, pero tenemos que tener mucho cuidado. De momento, inspeccionaremos toda esta isla, algo me da que no solo existe esta sitio. –Dice De la Cuadra.

-Bueno, Julián, eso lo dejaremos para mañana, ¿No crees? Los chicos han pasado demasiado para que ahora se pongan a hacer espeleología. –Dice Ricardo.

-Sí, ahora lo que hay que hacer, es preparar la casa para por lo menos pasar la noche aquí todos, alguien que vaya a por el barco y lo acerque un poco más, para poder estar entre los dos sitios. –Dice Julia.

-Al final, va a ser verdad eso de que con quien capitán se acuesta, capitana se levanta. –Dice De la Cuadra a Julia.

-¿Es que eso existe? –Pregunta sonriente Julia.

-No, ¿Y qué? Estamos en el nuevo mundo, nosotros somos los habitantes y nosotros hacemos los refranes, los que había antes, ya son muy viejos.

Los dos se abrazan, contentos. Por fin, ha acabado todo.

-Julia, ¿Ulises? Se despidió de mí, pero no sé dónde está. Hay que encontrarle. –Dice Ainhoa.

De la Cuadra y todos los demás, van en su busca. Pero no lo encuentran, no puede haberse ido otra vez, esta vez no.

Uno de los marineros que están acercando el barco, ven a Ulises inconsciente en la orilla, por lo que llaman a Julia, rápidamente.

-Julia, hemos encontrado a Ulises, tienen que venir corriendo, tiene varios disparos y está perdiendo mucha sangre.

Julia, coge todo lo que tiene y marcha hacia allí con la ayuda de Vilma, y los chicos. Llama a Julián y a Ricardo, para avisarles y que ellos también vayan hacia allá. Cuando Julia llega y ve a Ulises, tumbado en el suelo se teme lo peor. Le mira las balas.

Con suerte, Gamboa, sabía lo que se hacía, le había dado con balas de fogueo, y en sitios donde una bala atendida a tiempo, no es mortal.

-Ulises, ¿Estás bien? –Dice Ainhoa, desconsolada. –No te mueras, despierta. Ya se han ido.

-Ainhoa, no le pasará nada. –Dice Julia.

-Chivata, ¿Pensabas que te iba a dejar sola, ahora que me he quitado de en medio a Max? –Dice Ulises, con pocas fuerzas.

-Deja de darme estos sustos, no quiero pasarlo mal otra vez, por tu culpa.

-Te juro que está vez, yo no he tenido la culpa.

Julia consigue quitarle todas las balas sin pasar a mayores y lo colocan en la cama de la casa. Ahí estará hasta que se recupere del todo. Gracias a su genética, y a que aún sigue siendo joven se recupera pronto.

Ya han conseguido colocar todo, ahora la casa parece un poco más habitable. Salomé, prepara la cena para todos, parece mentira que por fin, estén en suelo firme.

-Bueno, y ahora que estamos en tierra y que parece que los malos se han marchado, ¿No os preguntáis por qué? ¿Por qué querían a Burbuja? –Pregunta Piti.

-Seguro que hay una explicación, pero ahora no es el momento, Piti. Ya hemos sufrido mucho. Ahora hay que disfrutar y ya veremos que hacemos mañana. –Dice Ricardo.

Algunos se marchan a dormir al barco, otros se quedan en la casa. A pesar, de tener casa, no hay habitaciones para todos, por lo que se van. Ulises y Ainhoa deciden irse al barco, Ricardo y Julia se quedan en la casa.

-Pensaba que no íbamos a estar juntos nunca más. –Dice Ainhoa.

-¿Te acuerdas cuando dormimos por primera vez? –Dice Ulises. –Ahí ya se notaba que me tirabas los trastos un poco. Que si puedo dormir contigo, que si tengo miedo...-Dice Ulises riéndose de ella.

-¿Qué dices? Para nada, a mi pasó mucho tiempo hasta que me empezaste a gustar. –Dice Ainhoa mirándole.

-Sé que mientes, se te arruga la nariz.

Ainhoa se abraza con fuerzas a él.

-Casémonos. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, tener hijos y que se parezcan a ti, pero con mi genio, que tú eres muy blanda.

--¿De verdad me lo estás pidiendo?

-Claro, Chivata. Yo no pido esas cosas si no es para cumplirlas.

-Será dentro de un año. Y será la boda más estupenda del mundo.

La noche pasa, tranquila, como desde hace unas noches. Todavía hacen guardias por si acaso. Algunos se niegan a dormir en la casa, prefieren dormir en el barco, el síndrome del nido vacía, dice Piti. 

El Barco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora