El Barco.

Echando la caña.

"Cuando se está lejos de casa, lo que más, más del mundo se echa de menos, es la cama. Bueno, para mi hermana Ainhoa, es el cuarto de baño, dice que sus cosas, sólo las hace a gusto en casa. Pero después de eso es la cama. Decía mi madre que como en casa, no se dormía en ningún lado. Porque tienes tus juguetes, las sábanas huelen al suavizante de casa, y el ruido de la calle no te despierta. En casa no te da miedo a salir por la noche para ir a la cocina, a beber agua. Y también se echa de menos, tirarte en la alfombra y poner la tele muy bajita para que mamá no se despierte y te mande a la cama. Bueno, es que de casa, se echa de menos todo. No hay lugar mejor en el mundo. Por eso cuando jugamos a pillar en el patio, para que no te cojan hay que decir ¡Casa!

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Amanece un nuevo día en el Buque escuela Estrella polar, todos se encuentran un poco asustados tras la increíble tormenta que hubo ayer, pero no les dan importancia y siguen sus quehaceres. Julia, que sigue un poco mosqueada por la falta de conexión con su novio Philip, no hace nada más que buscar la manera de saber lo que ocurrió ayer.

Tras mirar varias veces el video en el que hablaba con su novio, puede hallar que hubo un fallo en el ensayo y siguieron adelante. De pronto, llaman a la puerta, no sabe quién puede ser, así que apaga todo y se dispone a abrir.

-Tenemos una conversación pendiente, ¿No le parece? –Dice el Capitán. Mientras que dice eso, Julia, no le queda más remedio que dejarle pasar, no vaya a ser que alguien de los tripulantes pueda sospechar algo. –En su curriculum decía usted que era doctora en biología y medicina, no decía nada de que viajaba con esto, en el equipaje de mano. –Dice mientras le enseña la pistola con la que le apuntó.

-Siento mucho lo que pasó, Capitán. –Dice Julia.

-Me apuntó con una pistola, podría encerrarla en un camarote y entregarla en capitanía. Usted sabía que no era una tormenta normal, y que si permanecíamos en las coordenadas marcadas, no nos hundiríamos. Creo que me debe una explicación, ¿No le parece?

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Burbuja, está intentando ver la televisión, pero no hay señal. Algo que no es normal, porque a siempre, esté donde esté, con su aparato, puede hacer que la televisión se vea. Salomé que sale de la cocina le pregunta.

-Burbuja, Burbuja, corazón, déjate de teles que tenemos que preparar el desayuno. A demás en alta mar, no tiene señal.

-Sí, pero yo tengo una antena que siempre sintonizo algo. A veces hablan en chino y a veces en inglés. Y otras, en idiomas raros, pero desde la tormenta, nada. Y tampoco va el internet, yo tengo nueve amigos en Facebook y no están.

-Bueno, vamos a preparar el desayuno. ¿A demás para que quieres ver tú la tele en chino? –Dice Salomé que a ella también le parece raro, las cosas han cambiado y no sabe por qué.

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-Julia, en mi barco no quiero secretos, ni mercancías misteriosas. ¿Qué hay dentro de esas cajas? ¿Un cargamento de Kalasnicov?

-Voy a darle todas las explicaciones, pero necesito tiempo. Quiero estar segura. –Dice mientras sale al pasillo y se encuentra con Julián.

-Julián, las cosas no pintan pero nada bien. La tormenta ha dejado la electrónica del barco, a por uvas y no tenemos satélite. Y hay dos vías de agua en la sala de agua apañadas con un palo de escoba.

-Bueno, pon el barco al pairo y sigue intentando contactar con comandancia. ¿Dónde estamos? –Le dice Ricardo a Julián.

-Ahí está el problema. Que me he pasado toda la noche trazando rutas con el astrolabio y el compás y que según mis cálculos, ahora mismo teníamos que estar justo en frente de Lanzarote. Y ahí afuera, yo no veo Tierra por ningún lado.