La sirena.

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"Una vez la señorita Maica, nos puso a todos detrás de una línea que había pintado en el suelo, para hacer una carrera. Teníamos que ir corriendo hasta el árbol grande del patio hasta volver a la línea que había pintada en el suelo. La Señorita Maica, dijo que la carrera empezaría a la de tres, y contó uno y contó dos y contó tres. Pero aunque llegue la última, la señorita Maica dijo, que lo importante no es correr rápido, sino saber hacia dónde tienes que correr.

Ulises no puede dejar de pensar en las palabras que le dijo Ainhoa. Se le graban en su mente, como algo doloroso. "No podemos estar juntos, nos hacemos daño" y no puede evitar sentir dolor. Un día se están prometiendo el cielo y las estrellas y al día siguiente, no pueden estar juntos. Todos esos pensamientos acaban cuando su padre aparece.

-Es sólo una chica. No es que en el nuevo mundo haya muchas, pero date tiempo. No te mortifiques. –Dice Julián.

-Ya lo sé, papá. Lo que pasa es que yo la quería y la sigo queriendo.

-Mira Ulises, tu abuelo, siempre me decía que lo que es para uno, tarde o temprano, va a ser. Así que si Ainhoa y tú estáis predestinados a estar juntos, tarde o temprano, sucederá. Piensate las cosas tranquilo.

-¿Pensar? Estamos en una eslora de setenta y cinco metros, rodeados de más de cuarenta personas, ¿Cuándo pienso solo?

-Mira, ahí tienes el océano para ti sólo. Yo tengo el ancla echada, el Estrella te espera. Así que tú decides.

Ulises le hace caso a su padre y se quita las zapatillas y la camiseta y se echa al mar. Julián mira como nada, se siente orgulloso de su hijo, quien le hubiera dicho a él que al final, se iba a llevar bien con él. Llega Burbuja, y pregunta que qué es lo que hace Ulises, que se está alejando demasiado, por lo que Julián, se empieza a preocupar.

Ulises, a causa del oxígeno o porque es real, se encuentra con Ainhoa, en mitad del agua. Le dice que sabe un lugar donde poder estar juntos, y cuando se lo va a enseñar, una larga cola de sirena sale afuera del agua. Pero Ulises, no hace caso, y la sigue.

Julián coge un chaleco salvavidas y se tira al agua para socorrerlo, cada vez Ulises nada más rápido, lo que hace que a Julián le cueste seguirle la corriente. Hasta que llega un momento que no lo ve, no sabe donde se ha metido. Por lo que decide sumergirse. Junto a Burbuja lo intentan reanimar y al fin, consigue despertar. Su padre está muy preocupado por él.

Ainhoa, se levanta jadeante de su sueño, Estela y Vilma que lo están viendo, no les queda otra que felicitarla por lo bien que se ha tenido que quedar.

-Hijo, ¿Qué te pasa? A mí me lo puedes contar. Yo voy a estar contigo siempre.

-Perdí el control. Me reventé los nudillos con su cara. Quería matarle, papá. Y encima, perdí lo que más quiero, a Ainhoa. Y eso no me lo voy a perdonar nunca. –Dice Ulises mirando a la nada. –Estoy roto, roto para siempre.

-No, no mi hijo. Ainhoa te perdonará. Y Gamboa, se va a poner bueno.

-No, papá. La he jodido, papá.

-No, hijo. Yo he tenido miles de peleas. Y no pasa nada. Ha sido un accidente.

-No, no ha sido un accidente. Quería matarle, como si fuera un asesino. –Dice entre lágrimas.

Todos están intercambiándose cosas por otras, como se hacía antiguamente, antes de que existiese la moneda. Preparando están Julia, Salomé, Vilma y Estela, que no dudan ni un momento en burlarse de su amiga en cuanto la ven pasar al comedor.

El Barco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora