El tripulante de honor.

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Todos se levantan para empezar un nuevo día, muchos cansados de estar otro día más encerrados sin encontrar Tierra, pero otros como Julián, a pesar de saber que su vida no corre peligro, no tiene a su lado lo más valioso, Salomé.

-Deja de pensar en lo que pasó ayer, seguro que Salomé recapacita y vuelve contigo. –Dice Ricardo.

-No sé, mi Salo, no es de las que se echan para atrás a la primera de cambio, creo que la he perdido para siempre.

-Si de algo estoy seguro, es que no he visto a Salomé tan enamorada como la veía contigo, eso no se esfuma de la noche a la mañana.

-Lo que le hice estuvo mal, de qué me sirve saber que no me voy a morir, si no la voy a tener a mi lado.

-Bueno, Julián, yo creo que lo mejor que podrías hacer ahora, es hacer una revisión, ya sabes, te vendrá bien para mantener la cabeza en otra cosa.

Ricardo, desde que ha entrado en el puente de mando, ha sentido cosas extrañas, cuando estaba hablando con Julián, ha visto algo extraño por la ventana, pero no quería alarmar a De la Cuadra. Ricardo, coge una linterna, que es lo primero que ha encontrado a mano, y se esconde detrás de la puerta, cuando de pronto, el intruso, aparece y cuando va a propinarle un golpetazo con la linterna, el intruso se desenmascara y es Burbuja.

-¡Pero Burbuja! ¿Qué narices haces?

-Nada, es que tengo algo muy importante que esconder.

-Supongo que todos tenemos secretos. Pero me lo puedes contar, yo no se lo voy a decir a nadie.

-Ya lo sé, capitán. Resulta, que desde hace ocho días, tengo algo que mucha gente, mataría por tener. Mire. –Dice Burbuja destapándose la capa.

Ricardo cuando ve lo que Burbuja tenía escondido, no sabe como reaccionar, ¿Qué hace el pájaro que enviaron a buscar Tierra, otra vez en el barco?

De la Cuadra, coge todo el valor del mundo y se dirige hacia el camarote. Se queda parado en la puerta hasta que llama a la puerta.

-Sé que no es hora para hablar. Pero he estado pensando, y tienes razón, lo hemos intentado, pero tampoco sirve darle vueltas, no es un drama, quizás no era el momento. Cada uno a su camarote.

-¿Quieres que me vaya?

-No, no, si lo tienes tú, es como si lo tuviera yo. Recojo mis cosas y me marcho.

Julián, entra y empieza a empacar sus cosas. Salomé, que está medio adormiscada, no entiende muy bien porqué hace eso, pero no le dice nada, porque aún sigue enfadada con él.

Burbuja se lleva al capitán a donde ha tenido escondido todo este tiempo al pato.

-Es el pato más importante del mundo. Por lo que hay que cuidarlo. –Dice Burbuja.

-¿Y dices que está el pato aquí desde hace 8 días?

-No, el pato lleva aquí desde hace siete horas. Pero desde hace 8 días, encontré en la radio baliza su señal a unas 420 millas.

-¿A 420 millas?

-Aquí están todos sus vuelos. Los he ido apuntando.

Ricardo mira el cuaderno que Burbuja ha detallado con pelos y señales y se queda sorprendido.

-El pato siempre hace el mismo recorrido. Y siempre, siempre, se para en el mismo sitio. –Dice Burbuja.

-Burbuja, ¿el sitio donde se para el pato podría ser un barco?

El Barco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora