El Barco.

El fantasma pirata.

"Una vez, mi mamá me contó un cuento de un niño que no tenía miedo, se llamaba Juan, Juan sin miedo. Era tan valiente, que se enfrentó a brujas, fantasmas y hasta leones. Pero eso, es solo un cuento. Mi mamá también me dijo que no existe nadie que no tenga miedo y que hay tantas clases de miedos como personas en el mundo. Miedo a perder las cosas que quieres, aunque sean muy pero que muy pequeñas y las mariposas que sientes en el estómago cuando te gusta un niño, miedo a lo que no se puede explicar con las palabras o el miedo que tienes al monstruo que se esconde en los armarios, al que solo ganas, cuando eres tan valiente como para mirarle a la cara"

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Amanece un nuevo día en el "Estrella Polar", todos siguen embarcados pensando que lo que ocurrió hace unos días fue sólo una tormenta de grandes dimensiones, pero Julia, Ricardo y Julián, saben otra cosa. Julia, se encuentra en cubierta, pensando que es lo más probable que sus únicas vistas sean agua, agua y más agua. Hasta que llega Ricardo y la saca de sus pensamientos.

-¿Cómo se le dice a un puñado de alumnos que sus familias, sus seres queridos, todos han desaparecido? Lo siento, ¿A quién ha perdido usted? –Dice Ricardo.

-A mi madre y a cuatro hermanos. ¿Y usted? –Dice Julia.

-Yo todo lo que quiero lo tengo en el barco.

-Es usted un hombre con suerte.

Ricardo saca de su bolsillo la imagen que Julia le entregó ayer y la rompe. Decide no decirle nada a nadie hasta que no tengan algo donde agarrarse.

-No puedo contarle a los chicos lo ocurrido. No puedo dejar que el barco se me llene de muertos vivientes. Que Europa y África hayan dejado de existir, no quiere decir que los demás continentes no sigan en pie. Aún hay esperanza.

-¿De verdad lo cree? –Dice Julia a sus palabras.

-Soy el capitán, tengo que creerlo.

Entonces, llega Julián con el café de Ricardo y Julia se marcha para empezar las clases de los alumnos.

-Pon rumbo al caribe. América podría seguir en pie. –Dice Ricardo.

-Yo pongo rumbo donde me digas. Al Caribe, a la Aconcagua o al Michupichu si quieres. ¿Pero no es más lógico pensar, que la foto esa del satélite, es falsa? ¿O que yo no sé navegar? Si quieres. ¿A qué dos continentes se han ido a tomar por saco? ¿De verdad tú te crees esa historia del agujero negro?

-¿Tú no? –Dice Ricardo.

-Yo creo en lo que veo. Hierro, duro, frío, lo siento. Nailon, me raspa, lo noto. Viento del norte, húmedo, huele a lluvia. Fin del mundo, ni lo veo, ni lo siento, ni lo huelo. –Cuando dice esas palabras, oye un ruido fuerte que se acerca hacia ellos. De pronto, ven un avión sobrevolar sus cabezas, el cual acaba chocando contra el agua y hundiéndose.

-No quiero que nadie vea este desastre, que ningún tripulante del Estrella Polar suba a cubierta. –Le dice Ricardo a Julián.

Julián hace saber a todos los tripulantes que queda prohibida la entrada a cubierta hasta nueva orden.

-¿Qué ha pasado? –Irrumpe la doctora Wilson preguntando.

-Un avión comercial se ha estrellado por la banda de estribor. –Dice Ricardo.

-Si es un avión comercial, va haber mucha gente ahí dentro. Mujeres, niños. –Dice Julián.

Julián y Ricardo salen minutos después a cubierta para poder ver cómo está todo. Hay miles y miles de objetos en el agua, peluches, botellas, maletas de mano, incluso asientos de avión.