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Brooke no sabía por qué quería hablar con él, tal vez era su yo de siete años que quería jugar con su papá, ¿la curiosidad de saber que le quería decir, tal vez?

— ¿Qué quieres?— preguntó la castaña con tono de voz frío.

— Te pareces mucho a tu madre— dijo acercándose.

— Sé a quien me parezco, dime qué quieres.

— Yo... Lo siento— Henry agachó la cabeza.

— ¿Por qué?

— Por no estar ahí para ti, por dejarlas solas a tu madre y a ti, por nunca ir a verte, por ni siquiera saber tu edad— hizo una pausa — Por eso quiero saber si me perdonas y, tal vez, si tú quieres podemos pasar tiempo juntos— dijo y levantó la cabeza.

¿Pasar tiempo con Henry después de todos esos años? ¿En serio?

— No lo sé— contestó ella — Lo pensaré, vete— de verdad quería que se fuera, por eso fue tan fría.

Henry asintió con la cabeza y salió del cuarto, Charlie y su mamá entraron, Anne la abrazó y Charlie la vio desde el otro lado de la cama.

— ¿Estás bien?— preguntó su mamá mirándola a los ojos. Asintió con la cabeza tratando de ignorar el nudo en su garganta — ¿Tienes hambre?— volvió a asentir — Voy a traerte algo de comer— salió del cuarto y Charlie la miró.

— Puedes llorar si quieres— él dijo y ella lo miró — Yo sé que quieres, lo necesitas— se sentó en la silla de al lado de la cama.

— He llorado mucho últimamente, n-no qui-quiero ya— se tapó el rostro y rompió en llanto. Charlie la abrazó protegiéndola en sus brazos —¿Por qué justamente ahora tenía que aparecer?— sollozó.

Charlie le acariciaba el cabello enredado de forma reconfortante, é tenía su barbilla apoyada en la cabeza de Brooke y ella lloraba en el pecho de él, Charlie dio un beso en el cabello y la agarró de las mejillas para verle el rostro, limpió con sus pulgares las lágrimas que quedaron en sus mejillas y besó su frente, haciendo que Brooke sintiera cosquillas en el estomago.

— Va a estar todo bien, tranquila, aquí voy a estar yo para ti y para el bebé ¿Sí?— dijo Charlie y ella asintió con la cabeza. Lo abrazó del cuello y apoyó su cabeza en el pecho de él oyendo el latido de su corazón, sus manos se posaron en su cintura y la abrazó con cariño. Sentía un molesto cosquilleo en su estomago.

— Te van a dar de alta mañana en la tarde, en cuanto salgas voy por comida y te preparo mis famosos hot cakes confeti sorpresa mágica ¿Qué opinas?— preguntó para animarla, ella asintió con la cabeza.

Cuando la dieron de alta la llevaron hasta la camioneta en silla de ruedas, sabía que era necesario pero odiaba no hacer nada por su cuenta. Charlie manejaba, Anne estaba en el asiento de atrás y Brooke en el de copiloto, buscaba algún disco de música interesante entre la amplia colección de Charlie, finalmente puso uno de Muse. Él le sonrió mirándola por un segundo y ella le devolvió la sonrisa.

— ¿Tienes hambre o los hot cakes pueden esperar?— le preguntó Charlie.

— No, vomité mucho en el hospital, no puedo comer nada, lo vomito— contestó reposando su cabeza en el asiento mirando las luces.

Dejaron a Anne en su casa y ellos fueron a la suya, donde Ed y Mia los esperaban. Con ayuda del sobreprotector Charlie, Brooke bajó del carro y entró a la casa, subió las escaleras y puso una película, todos pensaron "¡Hey, el cuarto de Brooke es un cine!" Y pronto todos estaban en la cama de la castaña apretados viendo Coraline y comiendo palomitas. Ya casi al final su estómago dio un vuelco y corrió al baño casi cayéndose en el trayecto. Abrió la tapa del retrete y se agachó para expulsar todas las palomitas, el jugo y las galletas que acababa de comer, sintió como le agarraban el cabello y le sobaban la espalda, terminó y se recargó en la pared agotada con los ojos cerrados. Probablamente ya había perdido 15 kilos. Abrió los ojos y Charlie la miraba desde un lado, él le había agarrado el cabello. Lo sacó del baño y se lavó los dientes. Salió y Mía la esperaba con un gran vaso de agua.

Después de que pasara el pánico y empezará la siguiente película, su celular sonó, era un número desconocido pero aun así contestó.

— ¿Hola?

— Brooke— Henry.

— Déjame en paz— dijo enojada y todos la miraron mientras se ponía de pie — Creí haberte dejado muy en claro que necesitaba tiempo— Charlie le quitó el celular y estaba apunto de gritarle algo pero Mia le tapó la boca y puso el altavoz.

— Brooke solo escúchame— dijo Henry y antes de que ella dijera algo habló — Tienes un hermano— se quedó callada y cualquier insulto que se le pudiera ocurrir se fue de su mente dejando esas palabras retumbando en su cabeza, como un eco — Él mañana va a venir, y quiere conocerte.

— ¿En serio? ¿Qué le dijiste? "Oye hijo, pues resulta que tengo otra familia y tú tienes una hermana, sí, no tengo ni la más mínima idea de cómo es, no la veo desde que tiene cuatro años, no sé tampoco su edad pero ¿quieres ir a conocerla?"— preguntó enojada.

— Brooke, entiendo que estés enojada pero por favor hazme este gran favor— dijo con tono lastimero — Quiero recuperar tiempo contigo, saber más de ti, ser un buen padre, por lo menos con alguien, mínimo una hora— hizo una pausa — Por favor.

Ella se quedó pensando mientras Charlie, Mia y Ed la miraban expectantes, bufó y la pequeña Brooke de seis años habló.

— Puedes venir mañana— Charlie la miró con el ceño fruncido — Adiós— colgó y miró a Charlie — ¿Que?— preguntó inocente, obviamente sabía que pasaba.

—¿Cómo se te ocurre dejarlo venir?— preguntó enojado — Ayer ni siquiera querías oír su nombre y ahora solo porque te dice que tienes un hermano lo dejas venir— se quejó.

— No es por eso, es...

— ¡No te entiendo Brooke!

— ¡Oye imbecil no grites!— gritó Mía.

— ¡No puedes verlo!— gritó Charlie.

— ¡No puedes obligarla a no ver a su papá!— gritó Ed.

Los tres gritaban, Brooke se tapaba los oídos y finalmente salió del cuarto azotando la puerta, se encerró en el baño y se sentó en la tina. No quería oír más gente gritar.

Nuestro pequeño reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora