Dejaron las maletas en la entrada y Charlie se disculpó con la mirada con Brooke mientras su amigo entraba como si la casa fuera suya, la castaña se encogió de hombros y se sentó en el sillón.
— Oigan— habló Mia y la voltearon a ver — Acomódense mientras voy a comprar algo para cenar— dijo y Charlie miró a Brooke, aún evidentemente apenado por la situación — ¿India o china?— preguntó y todos acordaron sushi.
Mia salió de la casa y Ed comenzó a subir las maletas, Brooke los llevó al cuarto de visitas, donde los dos dormirían. Ed comenzó a sacar cobijas con ayuda de la castaña y de Charlie para hacer una cama improvisada en el suelo.
— Tú vas a dormir ahí— le dijo el rubio a su amigo señalando las siete cobijas en el suelo.
— Eso ya lo veremos— dijo un poco ofendido.
Ed miró la cama y se dejó caer sobre el colchón, se acurrucó y señalando las cobijas a un lado de la cama mandó a su amigo a dormir al suelo como si de un perro se tratara. Charlie bufó y salió del cuarto siendo seguido por Brooke.
— No sabe del bebé— dijo Charlie refiriéndose a Ed — deberíamos decirle.
Brooke miró sus manos mientras jugaba con ellas nerviosa.
— No deberíamos decirle nada aún.
No miraba a Charlie y este solo suspiró, se mordió el interior de la mejilla y caminó escaleras abajo. Brooke no lo siguió esta vez. Caminó en círculos en la sala, de cierta manera preocupado. Finalmente se sentó en el sillón y se agarró la cabeza, estresado, los ojos se le llenaron de lagrimas pero no lloró. La puerta se abrió y Mia entró con la comida. Vio a Charlie en la sala mirando hacia otro lado y se sentó junto a él.
— ¿Tu sabias?— le preguntó el castaño esperando que ella no supiera de que hablaba.
Pero Mia asintió.
— No creo que deba hacerlo, pero no quiero decidir por ella.
— No puede hacerlo— dijo Charlie con los ojos llenos de lagrimas — Me acabo de enterar y ya estoy pensando en nombres, Mia— dijo casi desesperado — ¿Por qué me dijo entonces? ¡¿Qué carajo está mal con ella?! ¡¿Quería verme sufrir acaso?!
— Cálmate ¿sí?— Charlie se talló los ojos — Aún no decide nada y ella de verdad creía que no querías nada que ver con el bebé.
— ¿Cómo puede creer eso?
— Estás estudiando y tu familia es extremadamente conservadora, supuso que no aceptarías tener un hijo fuera del matrimonio...
Charlie rodó los ojos y rio sin gracia.
— Bien sabes que no soy nada como mi familia y si me pidieran casarme con Brooke no lo pensaría dos veces.
Mia lo miró con tristeza.
— Ella sí.
Charlie miró hacia otro lado. Oyeron pasos en las escaleras y vieron como Ed bajaba con una sonrisa en el rostro. Se paró al pie de las escaleras al ver como Charlie se tallaba los ojos y Mia desviaba la mirada.
— Uy ¿A quién mataron?
— ¡Ed!— exclamó Mia ligeramente ofendida.
Pero Charlie se rio, esta vez de verdad, mientras pensaba en una respuesta aún mas inapropiada. Sabia que no debía darle risa, pero no pudo evitarlo. Mia le dio un golpe en el brazo mirándolo con severidad, como una madre mira a su hijo que está jugando en la iglesia.
Ed se encogió de hombros y se sentó junto a ellos sacando el sushi de la bolsa de comida. Preguntó por Brooke y antes de que alguien respondiera algo ella bajó las escaleras. Se sentó lejos de Charlie. Los cuatro comieron en silencio en la sala, solo se oía de fondo Friends en la televisión. Se fueron a dormir cada quien a su cuarto.
Charlie no durmió, se removía en su tendido en el suelo, pero su mente divagaba a diferentes escenarios y no lo dejaba descansar. Finalmente se puso de pie y fue al baño, más para no estar acostado en el suelo que para hacer sus necesidades. Cuando salió fue al cuarto de Brooke, la cual estaba sentada en su cama leyendo un libro iluminándose con una linterna entre su mandíbula y su hombro.
Desde que tenía memoria Brooke leía así. Sentada en la cama, con el libro entre las piernas, con una linterna en su cuello. Su cabello en un moño mal hecho, un mechón se escapaba de la liga cayéndole en un costado de la cara. Dio tres golpes suaves a la puerta y Brooke levantó la cabeza de golpe.
— ¿Qué lees?— le preguntó.
— Me asustaste— le dijo señalándolo con la linterna — Nada, un libro que encontré— lo cerró y lo dejó en el buró junto a la cama.
Brooke se hizo a un lado en la cama y palmeó el colchón junto a ella, Charlie se sentó a su derecha y le quitó la linterna, pues lo estaba lastimando con la luz. Apuntó la luz a la pared de enfrente y la movió, intentando encontrar las palabras.
— ¿No podías dormir?— le preguntó la castaña mirando la luz.
— No, hoy fue un día muy largo— dijo apuntando la luz al rostro de Brooke.
Ella cerró los ojos y puso sus manos en la lampara. Charlie rio.
— Como molestas— le dijo Brooke quitándole la linterna.
Charlie rio, fue una de esas risas que son como hipo.
— Solo a ti.
— Lo sé, ¿por qué?
Charlie se encogió de hombros. No quería decirle. Prefería esperar a que ella se diera cuenta. O esperar a otro momento pues en 15 años Brooke no se habia dado cuenta de lo obvio. ¿Qué hacen los niños de 7 años cuando les gusta una niña?
Y aunque habia tenido novias, encuentros casuales, más novias, muchas a decir verdad. Su mente siempre estaba con Brooke. Le pertenecía al cien por ciento y ella no se daba cuenta. Y estaba convencido de que estaban destinados a estar juntos. No importaba que hicieran, siempre se encontraban. Y sabía que Brooke no lo odiaba, solo le seguía el juego que él siempre empezaba. Y tal vez el bebé era por fin su boleto a formar parte de la vida de Brooke.
Pero no quería hacerse ilusiones.

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Nuestro pequeño reino
RomanceBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...