Cuando oyó los toques a la puerta se puso de pie y fue a abrir dejando la película en la televisión. Mientras caminaba a la entrada se recogió el cabello en un moño desordenado y abrió la puerta achicando los ojos a causa de la luz.
— Brooke.
— Hola, Charlie.
Su voz había sonado muy monótona y aburrida, había usado todas sus fuerzas para no emocionarse por verlo. Miró su mano, llevaba un bote con sal rosa, lo apretaba con fuerza, y en la otra mano que caía a un costado de su cuerpo, llevaba unas bolsas del supermercado. Charlie sonrió y bajó la mirada hasta su pancita esbozando una sonrisa, luego la subió a su rostro.
— Te traje unas cosas— le dijo extendiéndole la bolsa — Espero que te guste.
Brooke agarró la bolsa y la abrió, sonrió enternecida y sus ojos se llenaron de lagrimas.
— Brooke, no— dijo Charlie apresurándose a abrazarla.
La hizo entrar a la casa y se sentó en el sofá. Bonnie llegó corriendo y se sentó frente a Charlie moviendo la cola emocionada. Brooke estiró la mano y Bonnie fue hacia ellos haciéndose un espacio para acostarse en el regazo de Charlie. Brooke acarició su cabeza y Charlie estiró la mano para ponerla encima de la de la castaña. No la quitó, todo lo contrario, se acercó más a él y recargó su cabeza en su hombro.
Terminaron de ver la película que estaba en la televisión y Brooke se puso de pie, subió las escaleras y bajó con los zapatos en la mano.
— ¿A donde vas?— preguntó Charlie.
— Vamos a comprarle cosas al bebé ¿Sí?
Charlie asintió. Condujo dejando que Brooke administrara la música, aunque no dejaba ninguna canción completa. Finalmente se rindió y puso el radio. El sol le daba en la cara haciéndola fruncir el ceño tiernamente, se cubría los rayos del sol con la mano en la frente haciéndose sombra. Buscó su mano para descansar la suya encima. Brooke no se movió.
Quería romper el silencio pero sentía que si hablaba iba a explotar de amor por ella.
Fueron en silencio hasta el centro comercial, solo oían la música y Charlie miraba a escondidas a Brooke que levantaba pequeños mamelucos y checaba las tallas.
Se sentía como si tuviera trece años y Brooke fuera la niña bonita de la que lleva enamorado desde segundo grado. Se acercó más a ella con cuidado y le dio unas playeras de algodón. Ella le sonrió y caminó a pagar. Se quedó ahí parado como un idiota y después de unos segundos la siguió a la caja y él pagó las cosas en acto de caballerosidad.
Le sudaban las manos, se las secó en el pantalón y agarró la tarjeta de crédito y la bolsa. Caminaron fuera de la tienda, Charlie la miró y estaba dispuesto a decir algo cuando ella habló antes.
— Quiero un helado.
— Claro.
Fueron por el helado y se sentaron en unas bancas. Necesitaban hablar sobre lo obvio, la tensión era demasiada.
— ¿Y si lo intentamos?— preguntó Charlie volteando a verla de golpe.
Brooke lo miró con la cuchara en la boca.
— ¿Intentar qué?
— Hacer esto serio— contestó.
Brooke se quedó en silencio sonriendo.
— Umm... yo-
— ¡Espera!
Charlie se puso de pie de un brinco y corrió a la florería donde Brooke trabajaba que estaba frente a ellos. No podía solo decirlo así como así, tenía que ser formal, que viera que iba enserio, que no estaba jugando. Agarró un ramo de girasoles, lanzó unos dolares a la chica nueva en la caja y salió de ahí corriendo de nuevo a la banca.
Se quedó de pie frente a Brooke que comía su helado con una sonrisa en los labios. Se aclaró la garganta y Brooke rompió en risas, haciendo que él hiciera lo mismo.
— Se que este no es el lugar adecuado para hacer esto, pero...— se puso serio de nuevo — Brooke, eres la mujer más hermosa del mundo, y estoy enamorado de ti desde...
— Cuarto grado, viaje al museo de ciencias naturales— dijo ella.
Charlie sonrió.
— Y sé que tu de mi no, hasta hace poco, porque tus ojos tienen ese brillo adorable que jamás había visto en ellos y-
— Sexto grado... y en secundaria otra vez hasta preparatoria— Brooke se puso de pie y tiró el envase vacío a la basura — Pero jamás te diste cuenta y ahí comencé a odiarte de verdad— dijo ella frente a él.
Charlie parpadeó confundido. Miró sus manos y ella sonrió para seguir hablando.
— Pero supongo que jamás dejé de amarte, y me alegro porque juntos ve lo que creamos— Brooke agarró su mano y la puso sobre su vientre.
El bebé se movía y Charlie sonrió, luego miró a Brooke.
— Y por eso quiero hacerte la pregunta que llevo queriendo hacerte desde hace años— le extendió el ramo — ¿Quieres salir conmigo?
— No.
Charlie abrió los ojos como platos, sus cejas se curvaron hacia abajo y Brooke rió.
— Claro que sí, idiota.
Lo abrazó y juntó sus labios en un beso que llenó el pecho de Charlie con felicidad.
Soy una cursi, y me sale lo melosa con este tipo de escenas, pero el proposito era crear un momento cursi con estos dos, así que supongo que lo logré.

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Nuestro pequeño reino
RomanceBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...