— Creo que debemos terminar.
Charlie se miró en el espejo una ultima vez. Suspiró una ultima vez y simuló que hablaba con Raquel y no con su reflejo. De cierta manera le partía el corazón tener que hacerlo.
— No eres tu, soy yo... ugh no— se desacomodó el cabello — Raquel...
Ed entró al cuarto y rodó los ojos, se sentó en la cama y le lanzó una almohada para llamar su atención.
— Confío en que irás a esa cita y tomarás la decisión correcta— le dijo su amigo.
Charlie lo miró sin decir nada y sin más salió del cuarto. Agarró su chaqueta y cruzó la puerta camino al departamento de Raquel. Ella lo esperaba ya lista, con una sonrisa en el rostro, lo agarró de la mano mientras caminaban al restaurante que no estaba muy lejos del edificio. Raquel hablaba y hablaba contenta, solo por el hecho de estar con él y Charlie fingía que escuchaba.
No podía dejar de pensar en lo que le iba a decir. No quería lastimarla. Repasaba su mediocre discurso una y otra vez en su mente como si fuera un niño en octavo grado a punto de recitar un ensayo. Odiaba esa situación en la que se había metido. Solo quería dejarle una nota que dijera "terminamos bye" en la mesa y correr como si acabara de robar algo.
El restaurante no era nada fuera del otro mundo, bastante acogedor. Miraron el menú un rato y Charlie se disculpó para ir al baño. Se mojó la cara y dio vueltas por todo el lugar. Oyó que la puerta se abría y vio al hermano de Brooke entrar. Oliver lo reconoció y se acercó a él para saludarlo.
— ¿Qué hacer por aquí? No te ves muy bien ¿Pasa algo?— le preguntó Oliver después de saludarlo con un abrazo fraternal.
Le agradaba Oliver, hablaba algo lento y grave y, para ser sincero, lo intimidaba un poco, pero siempre sabía qué decir y no era difícil entablar una conversación con él.
— Sí, todo bien— dijo Charlie quitándose importancia con un gesto — ¿Qué haces por acá? ¿Viniste a comer con Brooke?
Oliver soltó un resoplido y negó con la cabeza.
— Ojalá. Vine con Henry, mañana se devuelve a Maine y quería verme antes de irse.
Fue extraño como la simple mención de su nombre lo hizo sentir la bilis subir.
— Oh, ya veo...— hizo una pausa — ¿Y no sabes si fue con-?
— ¿Brooke? No, no sé.
Asintió con los labios apretados, como si estuviera pensando o analizando la información. En realidad ya no sabía que decir, estaba demasiado distraído con sus pensamientos.
— Bueno, fue bueno verte, Oliver— dijo Charlie y salió de ahí.
Quería llamarle a Brooke y preguntarle por Henry, si la había ido a ver o no. Pero primero debía ocuparse de Raquel. La chica frente a él tenia una enorme sonrisa de oreja a oreja, no quería herirla, pero tampoco quería estar con ella.
Quería estar con Brooke, por siempre, a su lado, con el bebé. Quería seguir intentando estar con ella. Así le costara la vida, iba a formar una linda familia perfecta con Brooke.
Pero primero debía terminar lo que tenía con Raquel.
— ¿Estás bien?— preguntó la pelinegra al ver como la mirada de Charlie se perdía en la canastita con pan de ajo al centro de la mesa — Te veo perdido.
Charlie la miró con los ojos bien abiertos, asintió con la cabeza y luego negó.
— Sí, sí, estoy bien.
— ¿Seguro?
Se quedó un rato en silencio, miró con las cejas arqueadas a Raquel, casi sin pensarlo estiró su brazo por encima de la mesa y sostuvo su mano. La miró a los ojos con expresión preocupada y ella lo miró casi asustada.
— No, no estoy bien— dijo finalmente. Miró al techo, suspiró y volvió la vista a su próxima ex novia — Creo que... creo que debemos terminar.
Raquel se quedó callada, se soltó del agarre de la mano de Charlie y miró el suelo.
— Emm... Es... ¿Es esto por Brooke?
Se quedó callado, tratando de decidir si decirle la verdad o no. Tardó tanto en contestar que Raquel solo se puso de pie, agarró su bolsa, lo miró y le sonrió con ojos tristes.
— Me lo supuse— dijo ella y se encogió de hombros.
Raquel salió del lugar dejando a Charlie solo. Luego él se puso de pie y salió de ahí. Quería ir a casa de Brooke pero consideró que era muy pronto. Se sentía mal por lo que acababa de hacer, necesitaba pensar, así que caminó y le dio tres vueltas al edificio antes de subir al departamento. Raquel estaba sentada afuera de su puerta con una copa de vino y la botella a un lado. Lo miró y él trató de no devolverle la mirada.
— Ed no está— le dijo ella y le dio un trago a la copa — Ven, tengo que hablar contigo.
Charlie de verdad no quería, pero aún así se sentó a su lado, y como un completo alcohólico le dio un trago al vino directo de la botella. Necesitaba eso.
— Vi como la mirabas— dijo Raquel — Te pierdes totalmente con ella... se ve que la quieres mucho.
Charlie no decía nada. Decidió que lo correcto sería solo oír y no hablar.
— Lo más seguro es que ahora vayas a intentar conquistarla, tener algo con ella. Está bien, la amas, pero...— Raquel lo miró con las cejas arqueadas, casi la misma expresión que había tenido Charlie una hora antes — No creo que debas. Date tiempo. Dale tiempo. Se ve que también te quiere. Pero tómalo con calma... mucha alma— se puso de pie con su copa y su botella y lo miró — Ojalá lo logren.

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Nuestro pequeño reino
RomanceBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...