Habían pasado seis meses, Brooke vivía en la casa con Caleb, Dakota y Hector. Charlie ahora vivía en un departamento cerca de la oficina con Bonnie dónde pasaba demasiado tiempo trabajando. Aún veía a Caleb todos los días y si no iba a poder avisaba.
Les estaba tomando un poco de tiempo acostumbrarse a la falta el uno al otro y había momentos en los que pensaba que jamás lo iba a lograr, pero estaba haciendo todo lo posible por ser mejor. Caleb aún no comprendía del todo lo que sucedía a su al rededor, lo cual les había ahorrado una platica muy incomoda. En una semana sería el segundo cumpleaños de Caleb y al parecer Brooke estaba organizando todo.
— No tienes por qué alterarte— dijo Ed desde el sofá — Brooke es perfectamente capaz de cuidarlo sola y de planear su fiesta. Tu solo debes hacer tu parte.
Charlie caminaba en círculos frente a su amigo con una mano en la barbilla. No se había rasurado en tres días y comenzaba a tener un poco de barba. Solo un poco. Jamás había podido dejársela crecer.
— ¿Será raro si le pregunto si necesita ayuda?
— Te va a mandar a la mierda— dijo Ed con una mueca — A Oliver no lo dejó encargarse la decoración ni de escoger el pastel, pasaron horas peleando por teléfono y solo lo dejó ir a ayudarla a acomodar.
Charlie se detuvo en medio de la sala y suspiró. Ed jugueteó con un mechón de su cabello y se levantó.
— Okay, ahora que ya solucioné tu vida— dijo acercándose a su amigo — Necesito tu ayuda con algo.
Charlie alzó una ceja y lo miró de pies a cabeza, tratando de averiguar solo con la vista si ese era el Ed real.
— ¿Mi ayuda?
— Sí. Vamos— finalizó y fue por sus cosas.
Ed estaba extrañamente feliz en el camino, conducía golpeando el volante y mordiéndose la lengua, pero a Charlie no se le ocurría ningún motivo por el que pudiera estar así. Comenzaba a asustarlo. Estacionó en el centro comercial luego de dar vueltas buscando un lugar vacío y no alterarse al respecto. Cosa que lo puso mucho más nervioso. Ed caminó llevando la iniciativa, sabía exactamente a dónde iba y lo que iba a hacer, cosa nada rara en su amigo, pero su aura era diferente.
Se detuvo frente a un escaparate de cristal con un guardia vestido de negro a un lado y esperó a que Charlie llegara a su lado para sonreírle con los ojos bien abiertos. Como si tratara de mandarle un mensaje por el aire. Charlie miró la joyería confundido, luego a su amigo que comenzaba a apretar los labios y mirarlo como si fuera estúpido.
— Definitivamente eres idiota— soltó dejando caer las manos a los costados.
— No entiendo qué-
— Le voy a pedir matrimonio a Oliver.
Charlie se quedó un segundo pasmado y luego sonrió contento.
— ¡¿En serio?!
— No, Charles, te trate hasta acá para jugarte una broma, listo, ya vamonos.
— ¡Eso es increíble!— lo agarró de los hombros y lo sacudió haciéndolo reír — ¡Es la mejor noticia en meses!
— Tranquilo, solo es una propuesta, no estamos esperando un bebé— se rió incomodo por la atención — Siempre puede decir que no.
— Sería un idiota si dice que no— lo soltó sin dejar de sonreír.
Ed sonrió de lado, abrumado por la reacción.
— Vamos, no tengo ni idea de como es un anillo de compromiso para hombre— dijo el rubio y entró a la tienda.
Al parecer tampoco la chica detrás del mostrador sabía como era un anillo de compromiso para hombre, así que terminó llamando al gerente. Un sujeto de cabello gris y ojos oscuros con pinta de estirado que los vio confundido cuando Ed le repitió lo que estaba buscando.
— Mmmm, es extraño que la pareja venga junta a buscar el anillo— dijo mirando a Charlie, que estaba viendo con cuidado los anillos de compromiso para mujeres a un lado de Ed.
El rubio frunció el ceño con asco y Charlie entró en pánico negando con la cabeza.
— No no no no, no somos pareja— dijo el castaño con ojos bien abiertos.
— Que asco— Ed relajó el ceño y miró al gerente — Estoy buscando uno para proponerle matrimonio a mi novio pero no sé como son los anillos para hombres.
El gerente asintió y caminó unos pasos a su derecha siendo seguido por los chicos.
— Cuéntame un poco de él— dijo comenzando a abrir una puerta de cristal en el mostrador.
— Pues... Es un gran fan de Harry Potter, tiene un titulo en escritura creativa y lleva años trabajando en una saga de ciencia ficción medieval que es buenísima, pero siempre le encuentra fallas, es un perfeccionista— el hombre puso una caja con diferentes anillos gruesos en ella — Es muy gracioso-
— No es cierto— dijo Charlie y fue fulminado por la mirada de su amigo.
— Sí lo es— volvió la vista a los anillos — No conozco a nadie más amble que él y tiene un corazón enorme.
— Se oye como un gran sujeto— dijo el hombre.
— Lo es— Ed sonrió.
— ¿Y como es su estilo? ¿No tienes ni idea de lo que estás buscando?
Vio más que suficientes anillos como para llenar sus manos y pies... dos veces. Pero no vio ninguno que le pareciera el indicado. Charlie comenzaba a desesperarse, aunque estaba feliz por su amigo, no veía como ayudar.
Salieron de ahí sin nada y Ed tenía el ceño fruncido. Charlie infló las mejillas y su mirada topó con una juguetería.
— Oye— lo llamó — Aún no tengo un regalo para Caleb— dijo.
Ed lo siguió a la tienda y recorrieron los pasillos mirando los juguetes. Su hijo tenía una extraña obsesión por los animales salvajes, así que estaba buscando algo con leones o cocodrilos. Vio de reojo como su amigo agarraba un elefante de peluche.
— No pasa nada— dijo sin verlo — En otro lugar puede que encuentres uno.
— No. Es estúpido— soltó — No creo que estemos listos para casarnos aún. No somos Mia y Cameron para lanzarnos así y ser tan suertudos como para que funcione.
— ¿Quién dice que no?— replicó — Llevan dos años juntos y lo han hecho funcionar más que bien, son el uno para el otro y deberías aferrarte a eso. No todos tienen el privilegio de ser felices con quien aman.
Se formó un silencio reflectivo entre los dos, Ed no quería decir nada y Charlie miraba un paquete de bloques de colores. Lo agarró y analizó mordiéndose la lengua.
— ¿Esos le gustan, no?
— Sí.
Fue a la caja a pagar y Ed le palmeó la espalda en señal de apoyo y Charlie lo ignoró. Volvieron a su casa y Ed miró a su amigo sacar una cerveza del refrigerador y dejar una en la barra para él.
— No me he rendido aún— dijo el rubio — Solo que aún no es el tiempo, ahora me doy cuenta de eso— abrió la cerveza — Pero algún día será el momento adecuado.
Charlie hizo un pequeño brindis silencioso.
Recuerdan aquella vez que dije vOy a AcTuaLiZZar sEgUiDo?
JAJAJAJAJAJAJA
me mamé
Con la cuarentena pensé que iba a lograrlo pero claramente NO TENGO SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD
Cambien recuerdan cuando dije que solo quedaban como 10 caps?
JAJAJAJAJAJAJAJA
Si no se acuerdan de nada de esto, no se preocupen, lo entiendo, fue hace años. Pero ya estoy de vuelta, no quiero alargar más de lo necesario esto y con seguridad puedo decir que ya casi se acaba.
Como en dos capítulos máximo.

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Nuestro pequeño reino
RomanceBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...