Sí durmió en el sofá esa noche, y a la mañana siguiente fue a llevar a Caleb con la mamá de Brooke, luego a la oficina a terminar los estúpidos planos. Estúpidos inversionistas. Se dejó caer en su escritorio, viendo a la calle y frunció el ceño. Pete entró y se acercó por su espalda para ver el avance.
— No llevas nada.
— ¡Hazlo tú, entonces!— le gritó dándole el lápiz.
Pete hizo una mueca y negó lento con la cabeza. Charlie suspiró y se llevó las manos a la cara.
— ¿Pensaste que salir con tu amor de la infancia sería más divertido, no?— dijo su hermano — No tienes que hacerlo si no quieres.
Charlie levantó el rostro sorprendido, casi escandalizado. Miró a la puerta, más como un reflejo, y luego bajó la vista.
— Quiero hacerlo.
— ¿Ella quiere?
Se quedó callado. Claro que quería, si no ya se hubiera ido, Brooke era directa cuando algo no le gustaba, no tendría porqué estar en una relación en la cual no quisiera estar... ¿No?
Caleb, ¿y si lo hacía por Caleb? ¿De verdad se sacrificaría para que su hijo tuviera el papá que ella nunca tuvo? Pero ¿eso no sería ponerlo en un matrimonio infeliz como el de sus padres?
Ahí se dio cuenta de que ya no tenía ni idea de lo que pasaba por la mente de Brooke. Su comunicación se había quebrado tanto que había perdido la habilidad de leerla como un libro. Apretó los labios mientras Pete salía de la oficina. Llevó su cabeza hacia atrás dejándola colgar, hizo que la silla diera vuelta para quedar viendo directamente al pez de su hijo.
Terminó de vendar un gato y fue a llevarlo a su jaula. Se acercó a la recepción y acomodó unas hojas con cuidado, su celular sonó haciendo que vibrara la madera y lo agarró rápido.
Haz lo que creas mejor
Suspiró. A veces Owen no era el mejor para dar consejos. Se soltó el cabello y miró el rejos, su turno había acabado y aunque no quería volver a casa, tenía qué. Pasó a recoger a Caleb a casa de su mamá, el niño tenía helado en la cara y Brooke solo miró a su madre con cara de reproche. Eran las seis de la tarde y no había querido comer, por Dios. Volvió a su casa dónde Charlie ya la esperaba. Tenía a Bonnie de la correa por lo que supuso que la había sacado a pasear.
También había estado pensando.
Bajó del auto y dejó que Caleb corriera con su papá. Lo abrazó rápido y luego fue con Bonnie. Charlie la esperó a un lado de la puerta, con la mirada triste. Se quedó a su lado sin expresión alguna.
Lo amaba tanto.
— Vamos adentro— le dijo el castaño y abrió la puerta para ella.
— Caleb, ven, vamos.
Pero ya no sabía qué estaba pasando.
El niño corrió a la sala y sin que nadie se lo pidiera fue a su cuarto. Sus papás lo siguieron con cuidado, viendo como se sentaba en el suelo y rodaba un trailer de juguete directo a Dakota haciéndolo levantar la cabeza desinteresado. Charlie cerró la puerta lentamente y fueron a su habitación. Ninguno habló. Charlie abrió los brazos discretamente y Brooke se dejó caer en su pecho.
— Es...
— Espera, hay que quedarnos así un poco— la cortó Charlie.
Eso hicieron, se quedaron en silencio, tratando de encontrar la respuesta al porqué estar así se sentía tan bien, tan correcto, pero ya no era lo mismo. Brooke suspiró.
— Creo que... debemos darnos un tiempo— dijo con cuidado.
Charlie siempre supo que en caso de terminar, Brooke sería quien hablara primero. Se rió al encontrar confort en ese pensamiento.
— No sé qué es, o qué pasó, pero... ya no... no es lo mismo— siguió hablando aún en el pecho de Charlie — Antes era fácil, ahora no puedo pensar en algo más complicado que hablar sin pelear.
— ¿Algo se rompió?
— ...Creo.
La apretó más fuerte y acarició su cabello.
— Estamos haciendo lo correcto— dijo Charlie — Por Caleb.
— No puede vivir escuchando peleas constantes.
— Y por nosotros, cada vez discutimos más.
Brooke hizo un intento por separase pero Charlie se lo impidió. Ella cedió.
Se quedaron un rato más así, procesando la información, pensando como se lo dirían a su hijo, lamentándose de haber caído en exactamente lo que no querían caer. Se separaron lentamente y Charlie suspiró, dejó un beso en la frente de Brooke que le sonrió con cariño. Fueron juntos a cuarto de Caleb y como hacía meses que no lo hacían, jugaron con él. Charlie lo cargó por los aires con su capa de Superman al cuello, Brooke hizo las voces de los muñecos y de Dakota moviendolo como un peluche, lo dejaron brincar en la cama, su mamá lo ayudó a caminar por las paredes como Spiderman y su papá fue el villano. Cenaron emparedados de crema de maní y mermelada con leche chocolatada mientras veían Mickey Mouse.
Cuando Caleb se quedó dormido, lo dejaron en su cama arropado y con su barandal para que no se cayera y fueron a la sala. Bonnie se paró a los pies de Charlie que le acarició la cabeza con cariño. Hablaron un poco más, analizando cuales serían sus siguientes movimientos. De nuevo Charlie durmió en el sofá, por decisión propia, y a la mañana siguiente todo fue igual; Llevó a Caleb con Anne y luego fue a la oficina.
Por la tarde llegó antes a la casa y recogió sus cosas. Se quedó mirando su maleta con el rostro impasible, suspiró y la cerró. Sí, algo se había roto. Sí, habían tratado de repararlo.
No me maten
Also, espero que se la estén pasando bien en su cuarentena, es importante.
Yo no, tengo muchísima tarea... nadie preguntó, va.Stay Safe <3

ESTÁS LEYENDO
Nuestro pequeño reino
RomanceBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...