14

6.4K 393 12
                                        

Brooke caminaba con el pañuelo en los ojos y con las manos de Charlie en sus hombros guiándola, podía oír los pájaros cantando y el viento moviendo las hojas de los árboles, eso le decía que era en el exterior.

— Listo— dijo Charlie y le quitó el pañuelo de los ojos, Brooke soltó un grito de exclamación y una sonrisa se formó en su rostro.

En frente de ella había un albergue de perros. Las paredes eran de color blanco por fuera y a un lado había una estética canina.

— Lo sé, soy asombroso— dijo Charlie en broma, Brooke se volteó y lo abrazó agarrándolo por sorpresa.

Brooke lo agarró de la mano y caminó dentro del albergue. Una mujer de cabello negro con una playera blanca con el nombre del albergue estampada en esta los recibió. Los llevó a una puerta que llevaba hacia el exterior. Había muchos perros corriendo por todos lados, casitas en la parte de atrás y varias personas jugando y alimentando a los perros. Unos cuantos canes corrieron con ellos a sus pies. Brooke se agachó con ellos a acariciarlos, Charlie hizo lo mismo siendo lamido por los perros. Charlie miró a su izquierda donde Brooke acariciaba unos perritos, solo se le quedaba viendo, admirando lo bonita que era, cada vez se enamoraba más de ella mientras ella parecía ser más fría, tal vez cada vez le importaba menos o le daba igual.

Brooke se dio cuenta de cómo Charlie la miraba, no le quitaba la vista, pero no le molestaba. Un pastór alemán de buen tamaño corrió y tumbó al castaño haciendo reír a Brooke, su risa era alta y contagiosa, no era la típica risa hermosa y melodiosa, de hecho aveces podía llegar a molestar, pero para él era hermosa, podía sonar cursi, pero era la verdad.

Estuvieron jugando con los perros, hablando entre ellos, hablando con los encargados del refugio. Un border collie de pelaje negro y blanco se le acercó a Charlie, el cual estaba sentado con las piernas extendidas, le brincó encima y le lamió la cara. Brooke se rio y el perro fue con ella, se acostó con la cabeza en el muslo de Brooke, bostezó y comenzó a quedarse dormido.

— ¿Cómo te llamas bonito?— le preguntó Brooke al perro.

— Bonita, se llama Bonnie— dijo la encargada del refugio de pie junto a ellos.

Brooke le acarició el lomo al perro y Charlie se acomodó con os brazos detrás de su cuerpo soportando su peso. Bonnie estaba acostada cómodamente recibiendo los mimos de la castaña. Hablaron un poco más. Bonnie movía la cola contenta y finalmente Charlie se puso de pie y caminó hacía la encargada.

— La adoptamos— dijo refiriéndose a Bonnie.

La sonrisa de Brooke era enorme y Bonnie también se veía inmensamente feliz. Salieron de ahí con Bonnie encaminada al auto por su nueva correa con placa. La subieron a la parte de atrás del auto y condujeron a casa con alguna canción en la radio. Por una de las ventanas de atrás abierta Bonnie sacaba la cabeza y le ladraba a los carros. Llegaron a la casa y Brooke le abrió la puerta a Bonnie, la cual brincó del auto y corrió a la puerta de la casa para sentarse afuera. Cuando abrieron la puerta Mia estaba sentada en la sala con un chico que le tomaba las manos, una película olvidada estaba en la televisión al igual que las palomitas de la mesita.

— Llegaron antes— dijo Mia sonriendo, ella y el chico se pusieron de pie — Cameron, ella es Brooke, mi mejor amiga y él es Charlie— los señaló — ¡¿De quién es este perrito?!— exclamó la pelirroja agachándose para acariciar a Bonnie.

— Hola, Mia me habló mucho de ti— dijo Cameron estrechando la mano de Brooke.

— Ella también me contó muchas cosas de ti— dijo sonriendo — Es Bonnie, es de Charlie y mía— dijo Brooke y Charlie sonrió — Vamos arriba— agarró a Charlie de la mano y subieron las escaleras con Bonnie detrás. Mia rio al ver la expresión de sorpresa y felicidad de Charlie.

Brooke entró a su cuarto con Charlie detrás, se sentó en la cama y soltó un gritito, Charlie rió sentándose junto a ella y Bonnie brincó a la cama para dormir.

— ¿Quién era ese?— preguntó Charlie.

— El novio de Mia— posó su cabeza en el hombro de Charlie — ¿No son adorables?— preguntó.

Se separó de él y quedaron frente a frente. Brooke estaba muy cerca de Charlie, sus alientos se mezclaban, ella veía los ojos verdes de él y él los ojos cafés de ella. Charlie no se lo pensó mucho simplemente se hizo para enfrente y juntó sus labios, comenzó a moverlos y se sorprendió cuando ella le respondió, Brooke se abrazó del cuello de Charlie y él la agarró de la cintura. Abejas asesinas de África volaban por el estómago de Brooke, millones de emociones bailaban en Charlie, se separó de ella viéndola a los ojos.

— Lo siento— dijo Charlie, bajó la mirada y rápidamente salió del cuarto murmurando cosas sobre lo idiota que era.

Brooke se quedó mirando la puerta, se llevó una mano a los labios todavía sintiendo cosquilleo en ellos. Charlie se tiró en su cama, se tapó la cara y suspiró enojado y demasiado feliz, se sentía como el mayor idiota en el mundo, acababa de arruinarlo todo, quería ir a hablar con Mia y con Ed sobre lo idiota que era, que ellos lo golpearan por arruinarlo todo y luego no poder mirar a Brooke a los ojos por semanas. Bufó fastidiado y se sentó en la cama, se puso de pie y se cambió, se quitó el pantalón y se puso una pantalonera negra Adidas, lanzó los zapatos al armario, echó el pantalón y la camisa a la ropa sucia y bajó las escaleras, entró a la cocina mientras Mia se le quedaba viendo con cara de "¿qué carajo haces aquí, no ves que estoy ocupada?", agarró una cerveza, la chica se le quedó viendo.

— ¿La cagaste cierto?— le preguntó sabiendo la respuesta.

— ¡Si! Soy un jodido imbécil— se dejó caer en medio de la pareja — La besé y...

— ¡Idiota!— lo golpeó — No debiste haber echo eso, besar a Brooke nunca sale bien, menos si es por sorpresa, tú mejor que nadie debería saberlo— lo señaló — El 14 de Febrero, quinto año de primaria, casi te rompe la nariz.

— ¡Lo sé!— exclamó.

Brooke se cambió de ropa y se acostó en su cama, miró el libro de maternidad que descansaba en su buró. Era obvio que eso había pasado por culpa de las hormonas que tenían una fiesta dentro de ella. Era la única explicación. Bonnie se acostó con la cabeza en las piernas a su lado.

Nuestro pequeño reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora