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Charlie despertó aún en su traje de anoche. Estaba sudado y su nariz dolía, se la tocó con la puta de los dedos y se quejó. Probablemente estaba quebrada. Se sentó en la cama, miró a la ventana y se puso de pie quedándose un rato de pie sin moverse dejando que el mareo pasara. Caminó fuera del cuarto con camino al baño y se miró al espejo para revisar su nariz. Se veía mal. Se mojó las manos y se las pasó por la cara para humedecerla. Fue al cuarto de Brooke, pero ella ya no estaba ahí. Bajó las escaleras y tampoco estaba ahí. Volvió al cuarto a buscar su celular, el cual estaba en el suelo. Marcó a su novia, que no contestó, pero escuchó su tono de llamada en el cuarto. Había dejado su celular ahí. Trató de llamar a Ed pero el aparato se apagó, buscó el cargador de Brooke y lo conectó.

Puso café en la cafetera y se metió a bañar, se dejó la misma ropa interior y buscó ropa que hubiera dejado en la casa antes, encontró una pantalonera gris y una playera de The Rolling Stones con la que Brooke a veces dormía y su cepillo de dientes junto al de ella. Se sirvió café y cuando dio el primer trago de su taza la puerta principal se abrió. Brooke y Oliver entraron, los dos duchados y cambiados.

— Buenos días— dijo Brooke al verlo en la cocina.

Dejó unas bolsas en la mesa y fue a darle un beso en la mejilla esbozando una sonrisa.

— ¿Dónde estaban?— preguntó.

— Fuimos a mi departamento por ropa, a darme una ducha rápida y fuimos a comprar cosas para el desayuno— contestó Oliver.

— ¿Y Ed?— preguntó Charlie.

Brooke y Oliver se vieron cómplices, la castaña escondió una sonrisa y Oliver buscó algo en las bolsas para luego anunciar que iba arriba a ordenar.

— Dijo que después viene con ropa limpia para ti, que esperaba no te hubieras vomitado— contestó Brooke sacando el jugo de naranja de las bolsas.

— Igual ya me bañé.

— No importa— sirvió jugo en un vaso y se lo dio — Tomatelo.

— No quiero.

Solo una mirada bastó para que el jugo se viera mucho más apetecible que el café.

— ¿Cómo está tu nariz?

— Mal, me es difícil respirar.

— Se nota— Brooke hizo una mueca — ¿Aguantas unas horas para ir al doctor?

— Sí, no es tan malo.

Se quedó mirando el jugo, moviendo su pulgar sobre el vaso y salió de su trance cuando Brooke lo abrazó. Su estómago los separaba. Charlie la abrazó de vuelta por la cintura y se encorvó para guardar su rostro en el hueco de su cuello.

Brooke acarició el cabello de su nuca y se acomodó.

— No estoy enojada contigo— le dijo — No sé qué empezó la pelea, y no quiero saber, solo necesito que arregles la tensión que hay entre ustedes.

— Ed tiene razón, no pienso, voy a ser un terrible padre y soy un terrible novio— la voz de Charlie estaba amortiguada por el hombro de Brooke.

— No es cierto— lo jaló para verlo a los ojos — Vas a ser un excelente papá, ya lo eres... Te das cuenta que estás haciendo cosas mal y debes cambiarlas, eso es ser papá.

Charlie comenzaba a hacer un puchero que hizo que los ojos de Brooke se aguaran.

— No llores porque si lloras yo voy a llorar— le dijo la castaña cuidando que su voz no se quebrara.

— Es que te amo.

No lloraron. Ed llegó una hora después con la maleta del gimnasio de Charlie llena de su ropa. Entró a la casa sin cuidado. 

Nuestro pequeño reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora