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Caleb lloraba en las noches y en las mañanas. Tuvieron que pasar casi tres meses para que Bonnie se acostumbrara a él y lo comenzara a ver como algo que proteger en vez de una amenaza. Su primera navidad iba a ser en casa, Mia le compró un mameluco cursi con un bordado que anunciaba que era su primera navidad y Oliver pasó todo el 24 en la casa, desde la mañana. 

Mia iría a casa de sus suegros y Ed visitaría a su mamá. Oliver decidió que pasaría las fiestas con Brooke pues su mamá estaba de viaje por Europa y no planeaba visitar a su papá. Brooke lo aceptó desde el 23 en la tarde y el 24 lo puso a cuidar de Caleb mientras ella averiguaba qué iba a preparar de cena. Caleb amaba a su tío Oliver, era la única persona con la que hacía trompetillas y se reía cada que lo veía. A Oliver le gustaba ponerlo boca abajo en la alfombra de la sala e impulsarlo a gatear, pero Caleb solo se rodaba y se quedaba acostado. 

Brooke decidió que lo correcto sería hacer una gran cena con pavo, puré de papas, algún postre, ensalada, y dos tipos de pasta. No quería quedar mal ante su mamá. Era la primera vez que cocinaría algo serio para ella, sabía que si no le gustaba se lo haría saber e incluso quizá tirara todo y empezara de cero. Pero no se lo diría, le repetiría lo rico que estaba mientras vacía el pavo en la basura. 

— Deberías ordenar pizza— dijo Oliver desde el suelo. 

Brooke lo miró casi enojada. 

— Pediré pizza solo para ti, ahora déjame, necesito concentrarme— volvió la vista a la pantalla del celular dónde le explicaban como preparar un pavo. 

— ¿Crees que la cagué cuando le dije a Ed que no quería ir a casa de su mamá para navidad?— preguntó Oliver — No me ha hablado en todo el día. 

— No, tal vez solo está ocupado... Necesito una jeringa.

— Es que... siento que su mamá me odia ¿sabes? Su papá no, su papá me ama, pero su mamá es diferente, me ve con odio, no lo sé. 

— ¿Por eso no quieres ir?— Brooke le dio la espalda para sacar una lata de verduras de la alhacena. 

— Sí. 

— Eres un idiota. 

Oliver levantó una ceja para ver a su hermana. 

— Eres un egoísta, no debería de importarte eso, si Ed quiere ir con su mamá, tú vas, vas por él, no por ella y si a ella le incomodas, pues ni hablar, tu vas por tu novio. 

Oliver se acostó en el piso junto a Caleb que hacía ruiditos. 

— Gracias por hacerme sentir peor. 

— ¡No es eso!— Brooke lo miró — Solo piénsalo la próxima vez que vayas a ir.

— Quizá no hay próxima vez— dijo Oliver — Creo que sigue enojado conmigo por lo de Morticia.

— ¡Eso es diferente! Tú eres alérgico a los gatos, estabas muriendo— Brooke vació la lata de verduras en un bowl — Exageras, Ed no es tan dramático para dejarte por un gato.

Los dos enfocaron su atención a sus deberes. Oliver al niño, Brooke al pavo y Caleb a sus pies, que a pesar de estar cubiertos por la tela de su mameluco de oso se veían muy apetecibles y debía probarlos.

La puerta se abrió y Bonnie entró corriendo directo a oler a Caleb haciéndolo reír, luego a Brooke. Charlie dejó su chamarra en el perchero y lanzó las llaves a la canasta. Fue a la sala y cargó a su hijo que sonrió y dejó salir un grito. 

— Listo, la nena ya está limpia y bañada, incluso le compré un moño festivo— dijo Charlie dejándolo en la barra de la cocina. 

Caleb estiró las manos para agarrar el moño, Charlie lo quitó de su vista y se acercó a Brooke. 

Nuestro pequeño reinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora