Raquel era muy bonita. Era de estatura baja, tenía un largo cabello negro lacio que llevaba suelto, llevaba un vestido blanco con encaje y tacones no tan altos con los que no pasaba del hombro de charlie, tenía ojos café claro y todas sus facciones eran tan bonitas y delicadas que Brooke estaba consiente de que parecía sapo junto a ella. Aún más con la hinchazón del embarazo. La saludó con una sonrisa y Brooke se sintió mal. Raquel era tan amable y sonriente que era como una niña y ella una anciana malhumorada.
Eran casi las ocho de la noche cuando Charlie llegó, tomado de la mano de Raquel. Si bien Brooke no era la mejor cocinera, sabía lo que hacía y como hacerlo. Por eso preparó pastel de carne, una de las comidas favoritas de Charlie, y cuando el castaño la vio sacarlo del horno su rostro se iluminó como un niño con juguete nuevo. Brooke sintió cálido en el pecho y sonrió con cariño. La cena pasó tranquila y Raquel en realidad era muy linda y amable. Era tan buena persona que Brooke se sorprendió al sentirse feliz porque Charlie salía con Raquel y no con ella. Era felicidad genuina, le alegraba saber que Charlie había encontrado alguien que lo quisiera y que lo contagiara de su positivismo.
Raquel elogió a Brooke de cada manera que encontró. Como le sentaba bello el embarazo, que bonitos ojos tenía, que amaba su cabello, que cocinaba delicioso. Y Brooke solo podía sonreír, decir un gracias quedito y devolverle el cumplido. Y cuando la cena acabó y Raquel y Charlie se fueron Brooke sonrió al verlo feliz.
Al siguiente día Brooke se levantó temprano para recoger unas cosas del sótano, metió ropa en cajas, cajas en cajas, zapatos y otras cosas. Mia al verla subir y bajar las escaleras del ático con las cajas la detuvo para ayudarla y la obligó a sentarse.
— ¿Qué estás haciendo, estúpida?— la regañó mientras la llevaba agarrada de los hombros hasta el sillón.
— Llevándome unas cosas a casa de mi madre— contestó Brooke agradeciéndole a Mia internamente por haber llegado a tiempo. Ya se había cansado.
— ¿Para qué?
— Para que me ayude a venderlas— dijo y se llevó las manos al cabello para recogerlo en un moño — Me voy a ir a vivir sola, Mia.
La rubia se quedó en silencio, luego frunció el ceño.
— ¿Por qué?
— Porque no puedo vivir contigo toda la vida, en cuatro meses va a nacer el bebé y para entonces ya quiero tener mi propio lugar, tú de seguro quieres pedirle a Cameron que se venga a vivir y no va a querer si tienes a tu amiga embarazada, hinchada y hormonal aquí.
— ¡Pero cuatro meses son mucho tiempo!— exclamó Mia.
— Yo sé, tranquila, por eso aún no me voy a ir, estoy ahorrando.
— ¡Llevamos viviendo juntas desde los diecisiete años! y así te vas a ir, tan fácil.
Brooke se rió y caminó hacía ella.
— Mia, nos vamos a seguir viendo, aún no me voy, tranquila— la abrazó — Me voy a unas cuadras, no a otro país.
Mia la vio ligeramente enojada y luego suspiró, se dio la vuelta y caminó hasta el sótano.
— Está bien— dijo recogiéndose el cabello — Pero yo voy a ir a ver casas contigo.
— ¡Eso!— gritó Ed emocionado — Restriégale en la cara que no la necesitas, como debe de ser— se dejó caer en el sillón con un plato de cereal en las manos — Que sepa que no te va a tener de esclavo toda la vida.
Charlie rodó los ojos y le subió el volumen al partido de futbol que estaba en la televisión. Ed seguía alardeando sobre como Brooke estaba sufriendo y pensó que tal ves hubiera sido buena idea no decirle nada a su amigo.
— Voy a terminar con Raquel— dijo sin dejar de ver la pantalla.
Ed lo miró ofendido, sin decir nada, solo viéndolo, esperando que su mirada le quemara el rostro, pero Charlie se contuvo ignorando a su amigo. Luego se vio obligado a mirarlo al sentir la bofetada que este le proporcionó.
— ¡¿Te faltó aire al nacer o te tiraron de cabeza?!— le gritó Ed.
Charlie se sobó la mejilla izquierda mirando a su amigo.
— ¡No puedes dejar a Raquel, baboso!
— Estoy bastante seguro que solo yo puedo decidir eso.
— No no no, tú comías hormigas a los diez años y no puedes tomar este tipo de decisiones por ti mismo— Charlie rodó los ojos — Yo sé lo que es mejor para ti, y lo que es mejor para ti es no dejar a Raquel, olvidarte de Brooke y...
— Ed, déjate de idioteces, Brooke lleva a mi hijo en su vientre y nunca la voy a olvidar.
— Tu sabes a lo que me refiero.
Charlie se puso de pie y caminó a la cocina con Ed detrás de él.
— Te conozco, si dejas a Raquel va a volver a ser el perrito faldero de Brooke y ya no puedes hacer eso. No lo voy a permitir.
— No es así.
Ed lo miró incrédulo.
— ¿Por qué vas a terminar con Raquel? Es todo lo que Brooke no es.
— ¡Exactamente por eso!
Ed se llevó las manos al rostro, luego giró dramático hasta el sillón y se dejó caer, cara contra almohada, gritó frustrado.
— Raquel no es nada parecida a Brooke, es muy aburrida, me da lo que quiero cuando quiero, no le gustan los gatos, adora ir al gimnasio...
— ¡Por eso debes quedártela!— lo interrumpió Ed desenterrando su cara del almohadón — Es todo lo que Brooke no es, por eso es perfecta.
— Brooke es perfecta.
— Tú eres retrasado mental.
— Eso es ofensivo.
— ¿Acaso te dieron petróleo de bebé?
Charlie fue al sillón con su amigo.
— No me importa, Raquel y yo no somos el uno para el otro.
— ¿Y Brooke y tu sí?
— Sí, solo que ella no lo acepta.
Ed se puso de pie con el ceño fruncido y caminó a su cuarto soltando maldiciones.
Amenme que he actualizado. Necesito saber la verdad ¿les cae mal brooke? Honestamente, siento que estoy haciendo una protagonista muy odiosa, but idk, solo quiero saber qué piensan.
Ehhhh... ¿de donde son? Je y ¿como están hoy? ¿como se sienten? ¿están bien? Recuerden comer todas sus frutas y verduras, el baño es diario, lavense la cara en la noche y en la mañana y sigan sus sueños.

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Nuestro pequeño reino
RomantikBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...