Mia le dio una larga y extensa platica de por qué nunca debía de besar a Brooke, se adentró tanto en la plática que olvidó a Carter, el cual solo se quedaba viendo a novia. Después de un rato Brooke bajó las escaleras, los tres se le quedaron viendo, pero ella solo salió de la casa sin decir nada. Subió al auto y manejó hasta un café al que nunca había ido, bajó del auto cerrándolo con seguro y entró, buscó con la mirada la mata de cabellos cafés. Oliver estaba sentado en una mesa hasta el fondo, tomaba un café y miraba algo en su celular, caminó hacia él y se sentó enfrente. Levantó la mirada y le sonrió.
— ¿Cómo estás?— preguntó Oliver dejando el celular a un lado.
— Bien, pero necesito hablar contigo— contestó Brooke, él asintió — Eres mi hermano, no lo digo porque tengamos la misma sangre, quiero que seas mi hermano, y como buen hermano deberías darme consejos— Oliver levantó una ceja intentando comprender.
— Lo que necesites, aquí estoy.
Brooke procedió a explicarle toda la situación con Charlie desde el inicio. Necesitaba alguien que la ayudara a pensar con claridad, por lo general, cuando estaba en sus cuatro sentidos, ella tomaba buenas decisiones, pero las hormonas no dejaban que pensara sin involucrar a los sentimientos, no podía pedirle consejo a Mia o Ed porque sabía que le dirían que se casara con Charlie mañana mismo.
Cuando acabó su historia Oliver analizó todo cautelosamente. Cuando pensaba apretaba los labios. Abrió la boca para decir algo y luego la cerró.
— ¿Qué? Dime algo, por dios, Oliver— dijo Brooke.
— Aquí el problema es que no sabes si te gusta Charlie ¿cierto?— preguntó señalándola, ella asintió — Y no quieres que te guste porque...
— Porque si comenzamos a salir y no funciona, como todas mis relaciones pasadas, sería muy, muy, muy malo para nosotros y el bebé.
Oliver no dijo nada, solo se quedó callado, le dio un trago a su café, ahora frío y miró a su hermanita.
— Date tiempo.
— ¿Qué? ¿Solo eso?— casi gritó Brooke.
— Sí, estas embarazada, las hormonas saltan arriba y abajo todo el tiempo, podría ser eso. O, espera a enamorarte de él— dijo.
— ¿Enamorarme de él?— preguntó Brooke.
— Podría pasar y lo sabes.
Un rato después salió de ahí más confundida. Enamorarse de Charlie, la simple idea era ridícula, quería a Charlie pero no de esa manera, y no quería enamorarse de él, las cosas no serían bonitas si fueran pareja, básicamente los dos amaban molestarse mutuamente y eso podría llevar a peleas constantes, lo cual no le preocupaba mucho para ella, le preocupaba para el bebé. No era lindo que tus padres se pelearan todo el tiempo, quería que su pequeño creciera feliz y con un padre y una madre con el suficiente raciocinio como para no pelear por si el chocolate es mejor que la vainilla, y obvio lo era, Charlie estaba idiota si enserio consideraba el helado de vainilla mejor que el chocolate.
Cuando llegó a la casa, después de pasar a la tienda por frituras y un pastel, Charlie estaba sentado afuera de la casa en la banqueta. Estaba rebotando una pelota de tenis y cuando vio a Brooke se detuvo.
— ¿Qué haces aquí afuera? ¿Olvidaste como abrir la puerta otra vez?— le preguntó la castaña sentándose a su lado.
— Solo fue una vez, Dios, ¿y tu cerebro de embarazada?
Se encogió de hombros y sacó las papitas de la bolsa. Las abrió y comenzó a comer.
— Mia me sacó y me quitó las llaves— dijo Charlie y agarró una papita de la bolsa.
— Levántate— la castaña se puso de pie y él la siguió.
Fueron hasta el auto y Brooke manejó hasta el centro comercial. En el camino casi no hablaron, se dedicaron en su mayoría a comer papitas. Cuando llegaron fueron a algunas tiendas de maternidad y sin darse cuenta ya habían comprado dos mamelucos, uno amarillo y otro azul.
— Brooke, respecto al beso— dijo Charlie mientras caminaban a una tienda de zapatos — Lo siento, fui un idiota y...
— Cállate. Mira, no sé si lo nuestro funcione, por eso no quiero intentar nada. Solo cállate y no lo vuelvas a mencionar— dijo — Es lo mejor para los dos, porque... si no...— por algún motivo comenzó a llorar y abrazó a Charlie moqueando.
— Eh... Ya ya...— Charlie no tenía ni idea de que hacer, Brooke no lloraba por algo como eso y él no tenía la suficiente empatía como para consolar a alguien.
— Ahh, ya, basta, suéltame— dijo cortante.
Brooke caminó dentro de la tienda con aires de grandeza. Charlie solo quería agarrarla de los hombros y besarla. Aguantó casi tres horas de ir a tiendas y buscar cosas. Brooke estaba muy sensible y casi todo la hacía llorar y casi al instante enojarse, por treinta minutos no le dirigió la palabra a Charlie porque le dijo que ya estaba cansado de caminar y que se quería ir a la casa.
Finalmente cuando Brooke decidió irse y llegaron a la casa Mía estaba en la sala viendo la televisión.
— ¿Ed aún no ha llegado?— preguntó Charlie cuando no vio a su amigo por ningún lado después de dejar las bolsas en el cuarto de Brooke.
— No.
— ¿No sabes donde está?— preguntó Brooke.
— ¿Acaso importa? Todo el día está aquí sin hacer nada, déjalo que desaparezca por ahí, que tenga un poco de sexo, tome hasta olvidar su nombre— dijo Mia.
Brooke y Mía comenzaron a ver las cosas que habían comprado mientras Charlie buscaba algo en la televisión. Eran las 9 cuando le llegó un mensaje de su amigo.
"Creo que tengo un problema"
"Bar Stix ya"
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Nuestro pequeño reino
Storie d'amoreBrooke y Charlie se odian, su enemistad es tan grande que ella solo fue a una fiesta a la cual no quería ir para hacerlo enojar un rato, desafortunadamente las cosas se les salieron de las manos y una mezcla de alcohol, una fiesta alocada, hormonas...