Estaba en mi habitación frente al espejo, mirándome y probándome ropa de mi armario, ya que hoy era el primer día de clases y no sabía que ponerme. Siempre he querido ir cómoda con mi atuendo, pero a la vez queriendo estar bien vestida... digamos que adecuada para la ocasión.
Después de probarme unas cuantas camisetas y pantalones, combinándolos de cien formas distintas, decido ponerme: una camiseta un poco larga y holgada, acompañada con mi cazadora vaquera, mis vaqueros ajustados azul claro y por supuesto no podrían faltar, mis Converse. Si lo dicho, tiro siempre por lo más cómodo y casual, hoy me da que lo "elegante" va a ser que no.
Después de haber bajado a desayunar, voy a por mis cosas y me doy un último repaso en mi baño terminando de lavarme los dientes y retocándome el maquillaje, entonces en esos instantes, entra mi hermano pequeño:
-Déjalo si igualmente vas a seguir fea-me dice y le miro haciéndole una mueca.
A veces me saca de mis casillas, pero otras me encanta abrazarlo y estar riendo y haciendo el tonto con él, en el fondo le amo con locura, porque aunque es muy pesado, cuando estoy triste siempre me hace reír e incluso cuando no lo estoy lo hace. Ahora es un alivio poder contar en cierta manera con él, porque cuando éramos más pequeños nos llevábamos super mal, pero ahora que él tiene diecisiete y yo veintidós cada vez nos llevamos mejor, y él me cuenta sus cosas y yo las mías a él e intentamos siempre apoyarnos el uno en el otro.
Así que, salgo de casa y me subo al coche de camino a la uni. La verdad, es que es genial poder irme en mi propio coche e irme escuchando mi música a buen volumen, hace un año me saqué el carnet de conducir por fin y gracias a que he estado trabajando en una empresa como de administradora, he podido ir ahorrando y así poder comprarme un coche, aunque no es muy bonito que se diga, no me importa por ahora usar éste mientras cojo mas experiencia conduciendo y así ahorrar más para poder comprarme el Ford Focus de color burdeos que siempre he querido.
Salgo de la entrada de mi casa y me dirijo calle abajo, para hacer mi primera parada a los seis minutos de arrancar.
-Holaaa, ¿que tal?- me dice mi amiga Laura, con su voz cantarina, subiéndose al coche.
-Holaa- le respondo, al mismo tono, poniéndome en marcha con el coche para recoger a mi otra amiga.
De camino a la universidad, hablamos un poco y seguimos escuchando música, cuando me detengo con el coche a esperar a que llegue mi otra amiga, Laura me dice:
-¡Tía!, ¿a que no sabes con quién he vuelto a soñar esta noche?-me giro en el asiento a mirarla con una sonrisa, porque creo saber a quién me va decir.
-¿Quién?-le pregunto.
-Con ¡Danii! ¡aahhh!-chilla y se pone a reír como una loca.
En ese momento se sube Anahis y dice:
-¿Que pasa?-
La miro y le digo: -nada...que Laura ha vuelto soñar con Dani-
Entonces nos miramos por mi espejo retrovisor y sonreímos, diciéndonos con la mirada que esta chica no tiene remedio, porque ha vuelto a soñar con ese tío.
Y resulta que un día se conocieron en un coche, sí un coche, cada vez que se veían se empezaban a gustar cada vez más. A Laura la traía loca, porque era el típico "chulito-macarra" que era muy extrovertido y gracioso, tal y como le gustaban los tíos a mi amiga en cierta parte.
Así que un día después de que ella, ya se sacara el carnet de conducir, quedaron un día para tomar algo, claro antes no podían ya que era muy cantoso, porque, bueno sencillamente, ¡él era su profesor de la autoescuela!, si yo tampoco podía creérmelo pero cuando me lo contó y vi quién era, que no era el típico señor mayor que nos tocaba siempre de profesor, nooo...que va, este era un chico joven, medio guapo, para mi gusto, que tenía nada más y nada menos, que veinticinco años.
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No siempre fue Amor
JugendliteraturElizabeth era una chica un poco tímida pero también atrevida algunas veces, intentaba ser siempre sincera con todo aquel que la rodeaba, se podía decir que muchas veces era alocada y se hacía la fuerte, pero a la vez, le daba miedo muchas cosas, sob...