Creo que en estos momentos, el entorno de la habitación ha cambiado; no había notado la tranquilidad que se respira en ella, el silencio que se palpa en el ambiente, la penumbra que se establece, hace que la poca la luz que entra por parte de la Luna, me deje ver como en los ojos de David se divisa un brillo especial. Atraída como por un imán, me acerco más hasta donde está éste, veo como se sienta en la cama de lado, haciendo que sus pies toquen el suelo, su mirada no deja la mía en ningún momento, me posiciono en frente de él, entre sus piernas y coloco mis manos a cada lado encima de sus hombros, no hace mención de querer moverse, creo que esta a la expectativa de cual va a ser mi movimiento, y no quiere dar ningún paso en falso.
Esto solo dura unos pocos segundos ya que, con solo una mirada sabe lo que quiero, y como lo quiero, sin dejar mi mirada, sus manos van a cada lado de mis caderas y muy despacio se inclina hacia a mí, para depositar un pequeño y cálido beso en mi vientre al lado del ombligo, cierro los ojos ante su caricia, y empiezo a deleitarme por cada beso que deposita en mi cuerpo. Deja un camino de besos desde mi sexo, pasando de nuevo por mi vientre, subiendo por mis pechos y barbilla hasta por fin llegar a mis labios, su mano se posiciona detrás de mi nuca para atraerme más hacia él y su otra mano descansa en mi cintura. Me besa de una manera tan especial, que me hace sentir como si éste fuera nuestro primer beso, nuestra primera vez; me acaricia por igual, percibiendo como si fuera la primera vez en que siento sus manos recorrer mi cuerpo, pero esta vez haciéndolo con suma tranquilidad y con toda la delicadeza del mundo.
Mis manos no aguantan más y empiezan a quitarle la camiseta por encima de la cabeza, luego van abajo hasta sus pantalones para empezar a desabrochárselos, una vez que está afuera de ellos, nos tumba en la cama a los dos quedando él encima de mí, sin dejar de besarme a cada momento. Creo que estando un poco a oscuras, hace que me relaje mas en cierta manera y no me de corte mostrarme tal como soy delante de David, aunque ya me haya visto pienso que siempre me dará un poco de vergüenza, el que me vea absolutamente sin nada de ropa.
Lentamente va bajando uno de mis tirantes del sujetador, para después depositar un dulce beso en mi hombro, hace lo mismo con el otro y mientras me besa de nuevo, enriqueciéndome de su sabor a menta como siempre, se levanta llevándome consigo para ahora estar sentada a horcajadas entre sus piernas y así poder tener mejor acceso al quitarlo de mi cuerpo. Mientras una de sus manos se posiciona a un lado de mi cara para acariciarme con su pulgar, la otra va bajando en forma de caricia, desde mi nuca hasta el final de mi espalda.
-Eli... tengo que decirte una cosa importante- dice ahora separándose de mi boca.
-¿Qué? ¿ahora?- le digo extrañada.
-Sip-
-¿Seguro que no puedes esperar hasta mañana?-
-Nop-
Ruedo mis ojos ante su actitud, y como le conozco por lo cabezota que es, sé que no lo va a dejar correr así que supongo que será mejor dejarle.
-Estaa bieeen- le digo como una niña pequeña, resignándome.
-Bueno, sólo era para informarte que... me encantas, que amo todo de ti, que no hay nada ni nadie en este mundo que pueda cambiar eso, que eres mi principio y mi final, que te adoro tal y como eres, que amo cada centímetro de tu cuerpo, cada lunar que tienes, cada poro de tu piel y que pienso hacerte el amor tantas veces como nuestros cuerpos aguanten- suelta de sopetón.
Me quedo automáticamente sin respiración, sin habla, no sé que decir a semejante declaración:
-Vaya...yo...mm..-
David suelta una pequeña risa y dice: -eres tan adorable cuando consigo dejarte sin habla-
-¿Oye?- le pego entonces en el brazo.
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No siempre fue Amor
Novela JuvenilElizabeth era una chica un poco tímida pero también atrevida algunas veces, intentaba ser siempre sincera con todo aquel que la rodeaba, se podía decir que muchas veces era alocada y se hacía la fuerte, pero a la vez, le daba miedo muchas cosas, sob...