Capítulo 44: Santa Mónica

3 1 0
                                    


Estamos ahora en el aeropuerto, dirigiéndonos a nuestra puerta de embarque, estoy super emocionada de poder ir a ver Los Ángeles, dicen que es una ciudad increíble y bueno dado las fotos que me enseño Kyle en su momento, no esperaba menos, por otro lado estoy muy contenta de estar en compañía con David y poder disfrutar de estos momentos juntos, pero sobretodo que podré ir a ver a mi hermano y saber como está, tengo que averiguar como sea el problema en el que está metido, no me quedaré tranquila yéndome si sé que él no está bien del todo.   

Cuando llegamos a nuestro turno para el chequeo de billetes, la azafata que nos recibe, se queda un poco mas de la cuenta mirando a David y luego cuando le devuelve el billete, le dice muy cursimente "que tenga un buen vuelo" con una sonrisa que parece que le va a estallar la cara. Poner mis ojos en blanco es inevitable, y como David parece que no se va a mover de su sitio por que al parecer, le divierte la situación, decido yo intervenir.

-¡Gracias! ¡adiós!- salto, diciéndole a la chica en alto para que me escuche y me mire a mí.

Empujo entonces suavemente a David, para que ande y podamos dirigirnos por el pasillito hacia la entrada del avión.

-Ay Eli, no me empujes, que me voy a comer a la gente de adelante-

-No que va, mira si nos estábamos quedando atrás, venga no te pares-le contesto con toda la normalidad del mundo.

Entramos al avión y nos indican dónde están nuestros asientos, decido ponerme yo al lado de la ventana y cuando nos sentamos se me queda mirando unos segundos demás David y me dice:

-No me digas que te has puesto celosa de la azafata de antes, porque la verdad no tendrías motivo alguno-

-Oh vaya, así que recuerdas a la azafata de antes y todo- le miro sorprendida.

Este empieza a reírse y dice entre risas:

-¿Enserio Eli? yo es que cada día alucino más contigo- me dice con una sonrisa negando con la cabeza a la vez.

-Oh bueno, me alegro divertirte-le digo mientras me acomodo bien en mi sitio.

-Sabes que te quiero, no se porque te pones celosa cada dos por tres- 

No me puedo creer lo que acaba de decir, porque  vale que ha sido alguna que otra vez, pero son mas en broma que en serio, yo no me pongo celosa cada dos por tres como dice él. Todavía mirándole sorprendida voy a responderle cuando alguien se acerca para decirnos que nos vayamos abrochando los cinturones, levanto la mirada para ver quién es y es cuando dos luceros azules me miran fijamente seguido de una gran sonrisa blanca y perfecta. 

No puedo evitar quedarme sin habla y devolverle la sonrisa por igual, y es que no puedo quitarle la mirada de encima, me tiene encandilada y como no hacerlo, nunca había visto unos ojos tan transparentes y tan profundos con ese azul tan brillante.

-Cuando vean que este botón de aquí se apaga podrán desabrocharse los cinturones, y después volveré con el carrito, por si quieren algo- 

La verdad, creo que es recíproco, porque el azafato no me quita la mirada de encima ni en un segundo, mientras habla.

-De acuerdo, si, porque tengo algo de sed- le contesto como una tonta.

-Muy bien, pues en cuanto estabilicemos el vuelo, volveré- dice todavía con una gran sonrisa.

-Muy bien, gracias- le contesto por igual.

Me devuelve una última mirada furtiva con una sonrisa de medio lado y se va dando media vuelta el azafato, <vaya, creo que tengo algo de calor, que chico taaan ¿perfecto?, nunca había visto un chico tan guapo enserio, y el hecho de que me haya estado mirando tan fijamente solo puede hacerme sentir tan alagada como de aquí a la Luna>. Saliendo de mis pensamientos me muevo para ver a David y entonces me doy cuenta, que al parecer se dio cuenta de la mirada del azafato, porque su cara es un poema, no sabría describir bien que significa esa mirada que me está echando.

No siempre fue AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora