Capítulo 37: Sobre blanco

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Han pasado ya unas cuantas semanas desde lo de la carrera, la verdad que pensé que Riley llegaría a hacer alguna cosa a cualquiera de los dos, sobre todo a mí pero no ha pasado nada, absolutamente nada y la verdad este especie de silencio me asusta más, porque a saber si está ideando un plan macabro para hacerme algo o yo que sé, la verdad es que nunca puedes fiarte de las personas, porque siempre te van a sorprender tanto para bien como para mal.

A David y a mí cada día, nos va mejor, hay veces que lo noto raro y distante pero otras muy cariñoso y amoroso como suele ser él, pero cuando esta distante siempre le pregunto por qué y siempre me da evasivas o directamente que no le pasa nada, así que intento no comerme mucho la cabeza. Cada vez que podemos estamos juntos y aprovechamos nuestros momentos de intimidad, pero esos son muy pocos ya que a medida que avanza el curso, tenemos más y más cosas que hacer que siempre están de por medio y no nos permite quedar tantas veces como quisiéramos; cuando yo puedo él tiene entrenamientos o partidos importantes y cuando él puede, yo tengo trabajos que hacer y mucho por estudiar.

Pero esta noche hemos podido coincidir y vamos a ir a cenar a un sitio que le quiero llevar en forma de sorpresa y después nos pasaremos un rato por una de las fiestas que da una de las fraternidades de la Universidad. Saliendo ahora del trabajo me dispongo a ver si David ya ha llegado porque dijo que quería venir a recogerme para luego ir a cenar, por más que le insistí en que yo quería recogerlo primero en su casa, no me dejó, así que ahora tendrá que aguantarse y dejarme conducir a mi sino, me va a chafar la sorpresa antes de tiempo.

Como todavía no ha llegado me quedo abajo en la calle, hablando un rato con Kyle ya que hace dos semanas llegó de su viaje de los Ángeles.

-Y bueno lo que te iba contando, después de ir a ver Beverly Hills, decidimos descansar por la tarde en la playa de Manhattan Beach, menudas aguas y que arena, enserio cariño tienes que ir a ver eso algún día, es la gloria-

Me río ante su comentario por la forma en que lo dice, Kyle no es que sea de los chicos que se note a kilómetros los gays que son, pero cuando quiere se le sale un poco la pluma que lleva dentro y la verdad es de lo más gracioso y adorable. Me comenta todavía como un loco de su viaje, ya que la primera semana que vino, estuvo tan ocupado poniéndose al día con el trabajo que no tuvo tiempo de contarme bien todo con detalles y ahora en esta semana que está un poco más relajado no ha parado de contarme todo con lujo de detalles.

-Bueno, vale ya ¿no? que me estás dando mucha envidia sana y ya estoy harta- le hago un puchero a lo que él se ríe- y si, espero ir pronto pero sobretodo porque quiero ir a visitar a mi hermano y ver que tal está-

-Pues sí, ve, porque esa ciudad te tienta a pecar mucho- me dice con una sonrisa traviesa.

-Bueno genial, ya me acabas de dejar más tranquila respecto a la vida que puede estar llevando mi hermano- le ruedo mis ojos.

-Vaale, perdonaa, seguro que está bien enserio, es un chico listo ¿no?- me pregunta levantando su mano hacia mí en modo de obtener respuesta.

-Claro, sí, eso creo vamos, pero no, si yo creo que está bien, aun así quiero ir a verle-

-Claro, ¡oh! y podrías también ir a visitar el...-se queda en silencio unos segundos y mira hacia lo lejos detrás de mí.

-¿Que pasa?- le pregunto extrañada.

-Chico buenorro a las once- me dice levantando las cejas.

Me giro y veo como David sale de la Toyota negra de su padre, la verdad que no sé si es por su coche o por él mismo saliendo de ese pedazo de coche que lo hace ver, mmm.... ¿como decirlo? ¿bastante mucho mas buenorro de lo que está?, si se puede decir que sí; sonrío y me giro de nuevo hacia Kyle.

No siempre fue AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora