Capítulo 35: Apuesta

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Le seguí sin que se diera cuenta hasta la segunda planta, se sentó en una de las mesas de al fondo y me acerqué a él en silencio me puse delante de él, entonces levantó la mirada y me vio:

- ¿Eli qué haces aquí? ¿me has seguido?- con una arrogante sonrisa.

-Ya quisieras tú- le digo con la misma sonrisa -¿puedo sentarme?- no le di tiempo a que me contestara y directamente me senté, lo miré fijamente a los ojos y le dije en el tono más serio posible.

-Mira Riley sé lo que intentas y no voy a dejar que empieces a hacerle la vida imposible a David en los entrenamientos a él o a mí, además no entiendo porque tomas esta actitud cuando me dijiste que ya nos ibas a dejar en paz a los dos-

Se me queda mirando unos segundos sin decir nada, pero no dejo que sus grandes ojos azules me intimiden:

-Eli, no sé de lo que me estás hablando- dice como si de verdad no supiera nada, pero yo sé que si.

-Riley, no te hagas el tonto, sabes perfectamente de lo que estoy hablando y quiero que dejes en paz a David, no tienes porque hacerle eso en los entrenamientos-.

Me mira como si le estuviera hablando en chino, pero de repente cambia la expresión de su cara a una más calmada y me dice:

-Si tu chico no está en forma y le hace falta hacer más ejercicio, no es mi problema, yo tengo que velar por el equipo y porque todos lo hagamos lo mejor posible para ganar los partidos e ir a los finales- dice mirando hacia la mesa, como si lo que me dijera fuera la cosa más normal del mundo.

-Si, si, si eso ya lo sé, pero sabes perfectamente que David está tan bien en forma o incluso mejor que tú, así que no tienes porque hacer que entrene más de la cuenta que otros- le suelto sin más y en ese momento se que no debería haberme excedido en mis palabras, pero ya es demasiado tarde.

-¿Enserio crees eso Elizabeth?-me pregunta con cierto tono de misterio.

-Claro que sí y te lo puedo demostrar cuando quieras- las palabras salen de mi boca sin previo aviso.

<Oh no Eli, creo que te has metido en problemas, eso te pasa por hablar sin pensar, pero es que Riley saca lo peor de mi, enserio, no lo soporto> pienso mientras le mantengo la mirada firme.

-Esta bien, pues mañana a las cuatro en el campo, quien de diez vueltas corriendo a la pista en tres minutos o menos, gana y sabrás que te estás equivocando-

-Pues vale, me parece bien- le suelto sin más.

<Sin duda en problemas vas a estar Eli, cuando David descubra lo que has hecho> me acusa de nuevo mi consciencia.

-Y dile a tu chico, que la próxima vez que tenga alguna queja, me lo puede decir a la cara, no tiene porque esconderse detrás de su novia-

<¡¿Pero tendrá cara?! ¡como se atreve a decir eso de David!> pienso mientras le fulmino con la mirada.

-Él no se esconde detrás de nadie-

-¿Ah noo? ¿entonces qué estás haciendo ahora tú aquí?-me pregunta con un tono de lo más inocente.

-Pues porque quise yo hablar contigo a solas, él ni siquiera sabe que estoy yo aquí- le digo seria.

-Oh vaya, pues si querías estar a solas conmigo, podrías habérmelo dicho antes- me dice con una mirada seductora y cogiéndome la mano.

Retiro mi mano enseguida y le digo: -no me toques y no digas tonterías, aunque fueras el último tío en el mundo, no estaría contigo ni a palo-

Suelta una pequeña risita y se acerca más a la mesa, diciendo en un tono bajo: -yo creo que sí y tú lo sabes perfectamente que si, solo tienes que probar...- entonces noto como una mano suya se coloca en mi rodilla y empieza a subir por el muslo.

No siempre fue AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora