Le seguí sin que se diera cuenta hasta la segunda planta, se sentó en una de las mesas de al fondo y me acerqué a él en silencio me puse delante de él, entonces levantó la mirada y me vio:
- ¿Eli qué haces aquí? ¿me has seguido?- con una arrogante sonrisa.
-Ya quisieras tú- le digo con la misma sonrisa -¿puedo sentarme?- no le di tiempo a que me contestara y directamente me senté, lo miré fijamente a los ojos y le dije en el tono más serio posible.
-Mira Riley sé lo que intentas y no voy a dejar que empieces a hacerle la vida imposible a David en los entrenamientos a él o a mí, además no entiendo porque tomas esta actitud cuando me dijiste que ya nos ibas a dejar en paz a los dos-
Se me queda mirando unos segundos sin decir nada, pero no dejo que sus grandes ojos azules me intimiden:
-Eli, no sé de lo que me estás hablando- dice como si de verdad no supiera nada, pero yo sé que si.
-Riley, no te hagas el tonto, sabes perfectamente de lo que estoy hablando y quiero que dejes en paz a David, no tienes porque hacerle eso en los entrenamientos-.
Me mira como si le estuviera hablando en chino, pero de repente cambia la expresión de su cara a una más calmada y me dice:
-Si tu chico no está en forma y le hace falta hacer más ejercicio, no es mi problema, yo tengo que velar por el equipo y porque todos lo hagamos lo mejor posible para ganar los partidos e ir a los finales- dice mirando hacia la mesa, como si lo que me dijera fuera la cosa más normal del mundo.
-Si, si, si eso ya lo sé, pero sabes perfectamente que David está tan bien en forma o incluso mejor que tú, así que no tienes porque hacer que entrene más de la cuenta que otros- le suelto sin más y en ese momento se que no debería haberme excedido en mis palabras, pero ya es demasiado tarde.
-¿Enserio crees eso Elizabeth?-me pregunta con cierto tono de misterio.
-Claro que sí y te lo puedo demostrar cuando quieras- las palabras salen de mi boca sin previo aviso.
<Oh no Eli, creo que te has metido en problemas, eso te pasa por hablar sin pensar, pero es que Riley saca lo peor de mi, enserio, no lo soporto> pienso mientras le mantengo la mirada firme.
-Esta bien, pues mañana a las cuatro en el campo, quien de diez vueltas corriendo a la pista en tres minutos o menos, gana y sabrás que te estás equivocando-
-Pues vale, me parece bien- le suelto sin más.
<Sin duda en problemas vas a estar Eli, cuando David descubra lo que has hecho> me acusa de nuevo mi consciencia.
-Y dile a tu chico, que la próxima vez que tenga alguna queja, me lo puede decir a la cara, no tiene porque esconderse detrás de su novia-
<¡¿Pero tendrá cara?! ¡como se atreve a decir eso de David!> pienso mientras le fulmino con la mirada.
-Él no se esconde detrás de nadie-
-¿Ah noo? ¿entonces qué estás haciendo ahora tú aquí?-me pregunta con un tono de lo más inocente.
-Pues porque quise yo hablar contigo a solas, él ni siquiera sabe que estoy yo aquí- le digo seria.
-Oh vaya, pues si querías estar a solas conmigo, podrías habérmelo dicho antes- me dice con una mirada seductora y cogiéndome la mano.
Retiro mi mano enseguida y le digo: -no me toques y no digas tonterías, aunque fueras el último tío en el mundo, no estaría contigo ni a palo-
Suelta una pequeña risita y se acerca más a la mesa, diciendo en un tono bajo: -yo creo que sí y tú lo sabes perfectamente que si, solo tienes que probar...- entonces noto como una mano suya se coloca en mi rodilla y empieza a subir por el muslo.
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No siempre fue Amor
JugendliteraturElizabeth era una chica un poco tímida pero también atrevida algunas veces, intentaba ser siempre sincera con todo aquel que la rodeaba, se podía decir que muchas veces era alocada y se hacía la fuerte, pero a la vez, le daba miedo muchas cosas, sob...