Capítulo 39: Vete

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No puedo creer lo que mis ojos están viendo, David ha despertado finalmente.

-Amor estoy aquí- le digo casi chillando y con los brazos en alto.

-E-es-pera ¿qu-ien eres?-

Mi corazón se para por un momento y  me quedo inmóvil sin saber bien que hacer o que decir.

-Yo... Eli, s-si tu mismo me lo acabas de decir- me cuesta pronunciar las palabras.

-S-si p-pero no estoy se-seguro de saber quién eres- dice a duras penas David.

Miro a todos lados sin saber todavía que hacer, me siento mal, si no me reconoce tal vez no soy tan importante en su vida como pensaba, mis ojos empiezan a ver distorsionado  por las lágrimas que hay ellos y entonces oigo un pequeño quejido y miro como David esboza una sonrisa, haciéndose caer.

Mi cólera sube en un momento y le digo:

-¡David! no me puedo creer que me hayas hecho pasar esto- le acuso con mis brazos en jarra y el ceño fruncido, así que decido marcharme de la habitación.

-E-e-li- logra decir en un susurro.

-Ssshh, calla, no hables, voy a llamar a la enfermera-

-N-no esp-pera- alarga la mano para que se la coja y lo hago a regañadientes, porque no puedo evitar estar cerca de él aunque me haya pegado un susto de muerte antes.

-Per-perdoname- tose un poco y se queja del dolor, así que decido llamar ya a la enfermera y no esperar más.

-Tranquilo, no hables, no te esfuerces David, es mejor que llame ya a la enfermera, espera no tardo-

Le suelto la mano malamente, porque no quiero soltarle pero no tardo en llamar a la enfermera y volver a su lado de nuevo.

Me acerco a él y le deposito suavemente un beso en la frente, sonriendole llena de felicidad, por ver que está despierto por fin, después de haber estado en agonía tanto tiempo.

-¿Qu-e  e-eres? ¿m-mi madre? da-me un beso d-de verdad- me susurra a duras penas, intentado aclararse un poco la garganta por haber estado tantos días sin hablar.

Me río por su comentario y le doy un suave toque en el hombro a lo que este se queja.

-Hasta en estos momentos sigues siendo un tonto, ya habrá momento para eso- le sonrío dulcemente, aunque no puedo evitar darle un fugaz beso en los labios y le estrecho la mano entre las mías -no sabes cuanto me alegro de ver de nuevo tus hermosos ojos marrones- le beso también en su mano, que tengo entre las mías.

Me sonríe un poco y en ese momento entra la enfermera; se pone a toquetear las maquinas que están conectadas a él y escribe en el informe: -bueno parece que todo esta muy bien, en un rato se pasará el doctor y te dirá mas detalladamente el estado de tu salud, intenta no hablar mucho y guardar reposo-

-Gracias- le digo y nos dedica una sonrisa y se marcha.

-Voy a avisar a tu familia, han estado muy preocupados- le digo a David.

-¿M-mi familia es-ta aquí?-

-Si- le digo -tu madre y tus hermanos han estado aquí conmigo todo este tiempo-.

-¿Cuanto tiem-po llevo e-en el hospital?-pregunta con el ceño fruncido.

-Diez días y han sido interminables, lo siento mucho amor-

Asiente a lo que le digo y me dice: 

-Vaaya, ha-habre sido una verdadera ca-carga todo este tiempo-

-Noo, no digas tonterías, en realidad ha sido una verdadera tortura el de no poder saber que estabas bien del todo y sobretodo que hace días que tenías que haber despertado, pero se ve que tu cuerpo quería seguir durmiendo-

No siempre fue AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora