Capítulo 9

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¡Por Esparta!


Los hijos de pepinillos de mis profesores, o el gobierno, ni puta idea, habían decidido que no nos querían dar las vacaciones el viernes, es decir, el viernes en el que casi me violan, nah, en realidad no llegó a tanto, pero así me explico mejor. Y decidieron dar las vacaciones el lunes, osea hoy. Por alguna extraña razón, había decidido ir, no suelo ir un día que no hacemos nada, pero me apetecía, soy rara.

Así qué aquí estaba, sola con el profesor jugando a las cartas, al solitario y escuchando música. Es verdad, estaba sola. A la hora del recreo llamé a mi madre para que me recoja, lo hizo y al llegar a casa me metí  en la cama a dormir la mona durante 3 horas más, hasta la hora de comer. 

Estas vacaciones son las mejores, aunque sea solo una semana, porque mi hermano se va por ahí con sus amigos y mis padres se van de vacaciones, solos. Y a mi me dejan sola, bueno, no del todo. 

Mis amigas y yo tenemos una tradición, en la que, esta semana se vienen a vivir conmigo y hacemos de todo, solas. Algunas veces se vienen mis primas, que están locas, pero pocas.

Cuando me despierto, llamo a mis amigas para que vengan, ya que mi hermano ya se había ido y mis padres estaban terminando las maletas. Cuando llegan, mis padres ya están preparados y antes de salir por la puerta dice mi madre:

─Por favor, chicas. No queméis la casa, no la inundéis, no hagáis de las vuestras, simplemente ─dice. 

Por lo que dice eso es porque una vez incendiamos la casa, también dejamos la bañera abierta y...bueno, es nuestra reputación. En mi defensa diré que...no, no hay ninguna excusa que justifique mis actos. 

Mis padres se despiden de todas y me dan un beso a mí, mi padre me susurra que nos cuidemos y tengamos cuidado, yo le digo que si, que muy bien y cuando cierran la puerta Clara, Rebecca y yo saltamos y gritamos.

─¡Solas! ─gritamos a la vez.

─Oh si...Ya sabéis chicas, es semana de chicas, nada de chicos ─dice Clara.

─Es verdad...¿haremos fiesta? ─esta Rebecca...

─Ni de coña, si es nada de chicos, nada de chicos.

─Bueno...¿qué hacemos primero? ─pregunto.

─Habrá que ir a comprar ¿no?

─Mis padres ya lo han comprado todo, por nosotras. Pero no compraron chocolate ─explico.

─¿¡Cómo se atreven!? ─se indigna Clara.

─¿Cómo piensan que vamos a ver películas porno entonces?¿Con mayonesa? ─nos reímos todas ante su comentario y salimos de casa hacía el supermercado.

Una vez allí, cogemos el chocolate de todos los sabores y formas posibles. Estamos enfermas. Cuando creemos que ya tenemos todo, vamos a la caja, donde hay un chico...JODER, solo trabaja en fiestas, así que todos los años es él quien nos atiende y sabe de nuestra obsesión hacía el chocolate. Cuando llegamos a la caja, dejamos todo el chocolate en la cinta. 

─Vaya, parece que ya ha llegado la semana de chicas ─dice el chico, creo que se llamaba David. 

─¿No se nota? ─dice Rebecca─ Es la tradición.

─Tenéis serios problemas con el chocolate, eh.

─No me lo recuerdes ─río con él.

─Tú pásalo por la cosa esa que pita y mañana vendremos a por más ─no puedo evitar reírme ante las palabras de Rebecca, a veces es muy tontita. 

Hello, Smith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora