Capítulo 42

93 4 0
                                    

¿Me das un beso?


Acababa de salir de la ducha en plena mañana. Me había puesto una toalla sobre mi cuerpo desnudo y había empezado a peinarme. Todo normal y monótono, hasta que, descubres que tienes un enorme grano en medio de la frente. 

Si, si, era muy normal que te saliesen granos. Pero, no estaba acostumbrada a tenerlos. ¿Debía echarme maquillaje? ¿una crema? ¿Cómo se ocultaba esa cosa horrenda? Decidí investigar a través del móvil para ver como te aconsejaban con cremas que, ahora mismo, ni tenía tiempo para comprar, ni me iban a hacer efecto en quince minutos. Al final, opto por echarme maquillaje por encima, y ya, por toda la cara para que no se vea de otro color esa zona y llame aún más la atención. 

Jack me espera en la puerta de mi casa con el coche, su flamante coche negro. Está apoyado en la puerta del copiloto y tiene una mirada seria. Cuando nota mi presencia, desvía la mirada del suelo para mirarme con una sonrisa. La típica sonrisa de Jack. 

─Hola, ne...¿eso es un volcán en erupción? 

No entiendo lo que dice hasta que me fijo en lo que está analizando con atención. Está mirando mi frente. Donde se encuentra el maldito grano. 

─Se llama Bernardo, no le insultes así.

Sigue mirando a Bernardo cuando yo decido darle un empujón y abrir la puerta para entrar al coche. ¿Tanto se me nota? Jack, que sigue alucinando en su mundo de color, tarda unos segundos en entrar al coche y ponerlo en marcha. Me mira con una expresión burlona y yo le doy un puñetazo en el hombro, muy fuerte. 

─Tampoco se nota tanto... ─dice para tranquilizarme mientras mira la carretera. Aunque está aguantando una risa y tienes los ojos divertidos.

─Cállate o te corto las bolas. 

─Bestia.

Jack no vuelve a mirarme en todo el viaje y yo, en parte, se lo agradezco. Me miro por el espejo que hay en el techo del coche y expando el maquillaje lo mejor que puedo. Cuando llegamos al instituto salgo antes de que me pueda abrir la puerta y cuelgo mi mochila en un hombro. 

No espero a que él coja la suya y sigo caminando hasta la puerta. Cuando entro noto todas las miradas puestas en mi.

─¿Qué miran? ─les pregunto con los brazos abiertos y un notante tono de enfado. Ellos en seguida desvían la mirada y yo me concentro en no matarlos. 

Un Jack fatigado se apresura a ponerse a mi lado y colocar uno de sus brazos por encima de mis hombros, hago ademán de apartarme, pero no lo consigo. No es porque esté enfadada con él, es que hoy estoy enfadada con el mundo. Jack se acerca a mi oído y susurra:

─Tu camiseta se ha bajado de más.

Miro mi camiseta sin responder, la pendeja ha dejado al descubierto mi pecho. Maldigo en voz baja y me subo la camiseta para taparlo. La coloco correctamente y me deshago del brazo de Jack, ando a mi primera clase con precaución de que no se me vea nada y entro. Ya están sentadas mis amigas en los sitios de siempre, yo me pongo entre medias. 

Me saludan.

No contesto, oigo como susurran entre ellas sobre mi, pero paso y consigo prestar atención a la clase. Cuando salgo de ella, voy a mi taquilla para coger lo que necesito para la siguiente asignatura. La abro con violencia, tiro los libros que acabo de usar y cojo los necesarios para ahora, lanzo la puerta de la taquilla para que se cierre y me doy la vuelta para apoyarme en ella. 

─¿Qué te ha hecho la taquilla?

─No tengo tiempo para hablar contigo, gracias. 

Separo mi espalda del metal de la taquilla y doy un paso para alejarme. 

Hello, Smith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora