Capítulo 15

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Este sentimiento es demasiado abrumador


Ya habían pasado los tres días, es decir, cuando llegaron los gemelos, Ryder y Dean, jugamos a verdad o desafío, bueno, jugaron. Yo solo estaba presente escuchando y viendo lo que hacían. Los siguientes dos días...bueno, el sábado volvimos a hacer otra fiesta y en esta simplemente estuve en mi habitación sin salir ni hablar con nadie. No me pasaba nada, pero no quería estar cerca de la gente y que luego pasen cosas con Jack que me hagan comerme la cabeza.

Lo que hice en mi habitación fue, obviamente, comerme la cabeza.

Y el siguiente día todas estaban haciendo las maletas y yéndose cuando llegaron mis padres y dos horas después mi hermano. 

Así que hoy estábamos a lunes y llovía, si ya de por si los lunes son deprimentes, tu dime ahora con la lluvia y el día gris. En estos momentos me encontraba en lengua, mi clase favorita. 

─Tía... ─me llama Rebecca. Me giro en mi silla hacía ella.

─Sobrina.

─Este fin de semana, puede que me vaya con mi hermana a su apartamento.

─¡Menos mal! ─todos nos miraron por mi tono de voz─ ¡creí que nunca te irías! ─digo bajando el tono─ ¡qué alegría me das, cariño!

─Joder, se respira amor en esta amistad ─dice haciéndose la ofendida, ya que sabe muy bien que lo dije de broma. 

─Demasiado.

─Me ha pedido salir un chico ─dice Clara a mi otro lado. Lo sé, tengo a mis dos amigas a cada lado, es genial. 

─¿Quién?

─No tengo ni idea, es uno de esos canis que van por ahí y que los conoces de vista.

─¿Le dijiste que no, no?

Clara sigue hablando y yo me di cuenta de lo que acababa de decir.

─Oh Dios, que mala amiga. Me voy de la vida. ¿Cómo pude decir eso? ─me quito una lágrima imaginaria─ Joven adolescente se ha suicidado por hacer una pregunta estúpida a su amiga.

En ese momento Clara me mira.

─Lo mandé a la mier...¿qué? ─se parte de la risa─ tienes un grave problema.

─Lo sé.

Respondo quitándome el pelo de los hombros. En ese mismo instante llaman a la puerta de clase, si, ahora prestaba atención de lo que pasaba en clase. 

─Señorita Smith, salga con sus cosas ─dice la chica que se encuentra en secretaría siempre.

─¡Pero si no he hecho nada!

─Vienen a recogerla.

¿Vienen a recogerme? Miro a mis amigas y ellas se encogieron de hombros. Asiento, sin ningún motivo aparente, y recojo mis cosas. Que tampoco eran muchas, solo había sacado el libro. 

Salgo de clase y voy directa a la puerta principal, donde supongo que me esperaban. 

Efectivamente, mientras andaba pude divisar a mi padre. Estaba muy apagado y me miraba con cara de preocupación. Tenía los ojos rojos. No entendía nada. Me acerco con una sonrisa, aunque claro, al ver su estado se me fue borrando. 

─¿Qué haces aquí? ─pregunto acercándome más.

─Vamos a casa ─digo con una voz todavía más cansada de lo que se le veía a él.

Hello, Smith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora