Capítulo 28

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Le parto la cara


Y así nos tiramos todo el viaje a quién sabe donde. Cantando a pleno pulmón todas las canciones que Jack tenía en un pendraid  enganchado a su equipo de música. De vez en cuando, mientras cantábamos, le miraba y admiraba sus facciones. Mi novio, ¿cómo era posible? Aún no conseguía creérmelo. 

Ahora mismo sonaba una canción más lenta, en inglés, y puesto que yo no me sabía la letra y Jack tampoco nos limitamos a estar en silencio, pero era un silencio cómodo. Justo al acabar la canción, Jack paró el coche y me miró con una sonrisa. 

─¿Lista?

─Depende.

─Date la vuelta.

─¿Cómo en el parque de atracciones?

Me guiña el ojo y me da un leve empujón para que le de la espalda. De nuevo, me pone un pañuelo en los ojos y yo me reprendo por no haber mirado nada antes. Después, noto como hace un nudo detrás de mi cabeza, por encima de mi pelo. Sale del coche y abre mi puerta, me avisa que está esperando a que coja su mano y, gracias a su ayuda, salgo del coche. 

Jack me tiene cogida de la cintura y va detrás de mi. Y yo, como una gallina mareada, voy con los brazos abiertos, la boca abierta e intentando tocar algo que me de alguna señal. Incluso alzo las piernas de más para no caerme con algún bordillo. No queremos rodillas lastimadas en una primera cita y más con falda. 

Por el camino a quién sabe donde, ¿me secuestrará? Jack me va dando besos en el cuello y me distrae, incluso en uno de ellos, me paro, me doy la vuelta, lo busco con los brazos y cuando lo tengo sujetado del cuello lo atraigo a mi, busco sus labios y le beso. 

A medio beso, yo con mis ojos vendados aún, Jack sonríe y susurra en mis labios:

─No me distraigas, que no quiero fastidiar nuestra segunda cita.

¿Qué no le distraiga? ¿Y él qué? Sonrío al escuchar lo de "segunda" y me doy la vuelta para que me siga guiando o, por lo menos, que me quite la cinta. Damos unos cuantos pasos más, me da un beso en la mejilla y me quita la cinta. 

Ante mi, tengo al sol desapareciendo por el horizonte de esta pequeña colina. Y es una imagen preciosa que acompaña lo demás. Hay un arco lleno de globos de colores rosas, rojos y morados con forma de corazón. Y en medio, está una manta de cuadros rojos y blancos, con una cesta en ella. Y para variar, hay un camino de pétalos de rosa, rojos, desde mis pies hasta la manta. 

─¿Un picnic? ─pregunto todavía admirando el paisaje y todo el tiempo que ha tenido que recurrir para hacerlo. Jack, que sigue detrás de mí, se pone a mi lado y con una sonrisa tímida me pregunta:

─¿Te gusta?

─¿Qué si me gusta? ─digo bruscamente, girando hacía él. El cual mira el suelo.

─Si...osea...¿está bien? Creo que no he...

─Es perfecto. 

Jack deja de mirar al suelo después de mis palabras, para mirarme y sonreír como un chiquillo al que le acaban de dar un caramelo de su sabor favorito. Yo, por otro lado, le sonrío y vuelvo a mirar el paisaje.

Dios, me encanta. 

Beso a Jack con pasión y luego él nos guía, todavía abrazados, al picnic. Nos sentamos en la manta, y me regaño mentalmente por llevar falda. Ahora no sé como sentarme sin que se me vea...ejem. Pero, como es Jack, termino sentándome como un indio, es decir, con las piernas cruzadas. Eso sí, cojo un trozo de falda para meterla entre mis piernas. Mientras tanto, Jack coge la cesta y va sacando sandwiches de diferentes sabores, dos copas y una botella de...¿vodka? espera, ahora ¿una botella de coca-cola? 

Hello, Smith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora