Capítulo 4

209 9 3
                                        

¿Por qué me odias?


─Nos vamos, a pasar unas vacaciones el fin de semana ─comenta mi madre después de un silencio a la hora de desayunar. Hoy se había levantado para decirnos eso.

Mi hermano y yo nos miramos con una mirada cómplice y sonreímos.

─Espero poder confiar en vosotros...

─¿Cuándo os vais? ─pregunto cortándola.

─Hoy, cuando terminemos de desayunar, ya tenemos hechas las maletas.

─¿Y cuándo volvéis? ─dice mi hermano quitándome la palabra.

─El domingo.

─¿Hora...?

─No sé, Brooke.

Así que, mis padres se van todo el fin de semana. Entero. Y vamos a estar solos mi hermano y yo. Solos. En una casa. 

Oh, si.

Pero tengo que ir al instituto, cojo mi mochila y me la pongo en los hombros a la misma vez que me pongo un gorro en la cabeza. Hace demasiado frío. 

Cuando llego al instituto, de nuevo, están mis amigas en la puerta del instituto.

Babys...Este fin de semana estoy sin padres.

─Oh si, ¡fiesta!

─O series... ─interviene Clara.

─No se, pero estamos solos Matt y yo.

─Osea tu pivón hermano Matt, y tu ─corrige Clara.

─Lo que tu digas...

─Es que tu hermano está muy bueno ─concuerda Rebecca.

─¡Qué tienes novio! ─señalo a Rebecca─ ¡y es mi hermano! ─ahora dirigiéndome a Clara.

─Pero tengo ojos... ─aclara Rebe.

─Y sigue estando bueno... ─añade Clara.

─Dios...

Entro al instituto con dos insignificantes amigas riéndose por detrás. No me sentaba mal que hablasen de mi hermano, es guapo, no lo voy a negar, y si que ha salido con muchas chicas, que todas le ven guapísimo y que prácticamente muchas chicas se me acercan por él. Es moreno de piel y de pelo, tiene unos ojos azul claro que envidio y está bien formado en lo que al cuerpo se refiere. Yo le aprecio mucho pero es demasiado sobre-protector. Pero cuando digo sobre-protector, digo muy muy sobre-protector. Un día volvía con un chico a mi casa y mi hermano sacó una escopeta de quien sabe donde. El chico no me volvió a hablar. 

A primera hora no sé ni lo que me tocaba y como tampoco me importaba, saco mi libro favorito que siempre llevo en la mochila y me pongo a releer las páginas marcadas. Después de unos cuantos marcadores, noto la presencia de alguien encima mío y el silencio de todo el mundo en clase.

─¿Usted viene al instituto a estudiar o a leer el libros? ─el profesor estaba delante de mí, con las gafas bajadas en el puente de su nariz para mirarme mejor.

─¿Y usted maestro, viene a enseñar o a interrumpir mi lectura?

─Al pasillo, ahora.


No me preguntéis como, pero, después de comer, el profesor de matemáticas nos había castigado a Jack y a mí una hora. Llegaría a las 3 a mi casa y tenía un hambre...

Hello, Smith.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora