El día era lluvioso. Su alarma sonó a la hora de siempre. Aome Higurashi se levantaba con pereza de la cama «Otra vez la misma rutina » pensó para sí misma la chica. A sus 21 años se sentía cansada de su vida; su madre nunca estaba y su padre ni hablar, se podría decir que vivía en la empresa.
Se dirigió al baño que se encontraba en su habitación y empezó su rutina diaria. Mientras se alistaba para ir a la escuela se miraba en el espejo. «Pobre niña rica» se decía así misma, como todos los días. Siempre había odiado que la miraran de esa forma. La lástima era lo que menos necesitaba en su vida.
La casa era enorme y vacía, su única compañía, los empleados, que, si no fuera por ellos, su estancia en la casa seria aburrido. Su hermano tenia suerte, desde que entro en la educación primaria no se encontraba en casa, el heredero de la familia tenía que asistir a las mejores escuelas para dirigir una de las mejores empresas del mundo. Claro, ella también tenía ese derecho pero siendo sinceros a su padre nunca le agrado la idea de que una mujer dirigiera la empresa, pero aun así Aome tenía el derecho y él lo sabía.
-Buenos días Srita. Aome-Saludo una de las empleadas
-Buenos días-Aome se sentó en el comedor de la cocina, siempre le gusto estar ahí, veía más 'actividad' que en el resto de la casa-¿Mi madre ya se fue?
-Si-Contesto la misma empleada-Desde muy temprano
Sirvió el desayuno a Aome y esta se dispuso a comerlo.
Al salir de la casa miro gran placa que había encima del portón de metal 'Familia Higurashi'
«La gran y respetuosa familia Higurashi, que gran mentira» Pensó Aome mientras miraba esa placa. Abrió su paraguas y se dispuso a caminar como era de costumbre, teniendo cuidado de los charcos de agua. Siempre todo era igual: levantarse, alistarse, desayunar, caminar a la escuela, pasar 8 horas de clase, caminar de regreso a su casa, hacer la tarea, cenar , alistarse e ir a dormir. Siempre lo mismo y siempre en el mismo orden. Su única salvación: Sus amigos
-¡Aome! ¡Aome espera!- Escucho gritar una voz muy familiar. La chica sonrió para sí misma y volteo para ver a su amigo
-¡Apúrate si no te dejare!-Grito a su querido amigo
-¡No te atrevas a hacerlo...Tonta!-El joven le saco la lengua y Aome solo sonrió y empezó a correr
-¡Corre o te dejare! – Sabia que su amigo la atraparía pero tenía la esperanza de ganarle una vez. Corrió lo más que pudo pero el la alcanzo. La tomo de la cintura y la giro hacia el
-¿Creíste que podrías ganarme?-La chica le sonrió y apreció, como todos los días, esos ojos color dorado
-Bueno tenía que intentarlo-El chico le sonrió –Vamos Inuyasha, o se nos ara tarde
Ambos empezaron a caminar, riéndose de las bromas que hacia su amigo.
Inuyasha y Aome los grandes amigos de la universidad. Desde que tenían uso de razón han sido amigos, inseparables de toda la vida. Ella lo conocía a la perfección y El la conocía a la perfección. No importaba que fuera, ellos no tenían secretos.
Ambos habían hecho un pacto: Protegerse y jamás lastimarse, pasara lo que pasara.
-Oye Aome ¿Y cómo vas con Hoyo? –Pregunto el chico
-Bien – Solo se limitó a contestar ella, no lo miro y siguió con su vista al frente
-Hey – Se dio cuenta de la evasiva de ella y la giro para verla –Me preocupa que salgas lastimada
ESTÁS LEYENDO
Después de la Tormenta
FanfictionAmigos y enemigos. Promesas y traiciones. Enamorarse de su mejor amigo fue su perdición ¿como aparentar a su lado? ¿como soportar que otra lo mirara de la misma forma en que lo hacia ella? Huyendo del pasado, encuentra la luz que la oscuridad había...