-¿Cuándo regresaras con nosotros? – Rin le pregunto a Aome. Se encontraban comiendo en un pequeño restaurante – ¿hasta cuándo estarás con Sesshomaru?
-No lo sé Rin – Aome la miraba y ella hizo una pequeña mueca
-Shippo no está muy de acuerdo con que te fueras así – Dijo la chica preocupada
-Es mejor así – La miro y trató de cambiar el tema rápidamente – ¿Dónde está el?
-Ya sabes, sigue con su sueño de ser cantante – dijo cansadamente – Espero y lo logre
-¿Y tú, como vas en la escuela? – La miro a los ojos
-Bien, un poco difícil pero ahí vamos – Contesto feliz, Aome había convencido a Rin para que empezara sus estudios
-¿Cuándo nacerán?
-Aun no tengo fecha, estoy ahorrando dinero para pagar una clínica
-Sabes que puedes confiar en nosotros – La tomo del brazo – Shippo y yo hemos juntado para ayudarte – Aome iba a empezar a replicar – Es lo que nosotros deseamos, no lo rechaces
-Está bien
[...]
Había pasado dos meses desde que había llegado a la casa de Sesshomaru. Todas las tardes, después del trabajo le ayudaba con el papeleo que tenía, era cansado pero de alguna forma tenía que pagarle por lo que había echo por ella. El seguía con su actitud fría hacia ella y eso le molestaba pero trataba de calmarse por el bien de los dos lo que aún no acaba de entender era por qué la había llevado a su casa. Se sentía confundida por la forma en que la trataba, a veces hostil con ella pero había momentos donde podía ver verdadera ternura reflejada cuando tocaba su vientre, tenía que admitir que Sesshomaru Taisho era un chico realmente extraño...
Casi nunca hablaba de los motivos que la llevaron a irse de ese país, aunque eran obvios, cuando él le preguntaba siempre evadía la pregunta y eso lo sacaba un poco de sus casillas pero no podía reclamar mucho ya que el también hacia lo mismo. Dos meses habían pasado desde que la llevo a su casa y no le daba explicación de por qué lo hizo. Ella siempre trataba de mantenerse sonriente y alegre y eso le asustaba, no quería que le sonriera de esa manera y por ello había momentos en que era muy hostil aunque luego se sentía mal. Le gustaba ver su vientre, tocar cuando esos dos pequeños se movían alegres adentro de ella, en ocasiones se imaginaba que eran suyos y dejaba que la felicidad lo invadiera pero cuando caía en la realidad era duro saberlo.
Los días se habían vuelto un poco monótonos, cuando él llegaba de la oficina Aome lo esperaba lista para ayudarle con sus cosas, le había ofrecido una paga pero ella lo rechazo rotundamente, era tan orgullosa que había momentos en que a Sesshomaru le parecía algo ¿encantadora? Esa palabra era la primera en saltar a su mente. La chica era terca y él lo sabía. Nunca había tratado con alguien así y había ocasiones en la que lo exasperaba pero en el fondo lo divertía. Hubo noches en los que el sueño le ganaba la batalla y terminaba dormida en el sofá del despacho de él; al verla así no podía dejar de admirarla y se sentía abrumado por ello.
Cierta noche, él se encontraba como de costumbre en su despacho, estaba tan inmerso en su computadora que no se dio cuenta de la pequeña mujer que dormía tranquilamente en el sofá. Sabía que estaba cansada, a pesar de solo ser cajera era un poco estresante el pasar todo el día en aquella cafetería, no le gustaba que trabajara ahí pero no podía decírselo, si no se enojaría con él. Miro la hora en su reloj y se dio cuenta de que ya pasaba un poco más de media noche, se levantó de su lugar sin hacer ruido y se acercó a ella. Sus mejillas estaban un poco coloradas por la calor, aunque era más seguro que ella lo sintiera más; poco a poco había recuperado su color, viviendo ahí la mantenía vigilada de que comiera bien. Tenía la intención que despertarla pero al verla dormida así no pudo hacerlo.
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Después de la Tormenta
FanfictionAmigos y enemigos. Promesas y traiciones. Enamorarse de su mejor amigo fue su perdición ¿como aparentar a su lado? ¿como soportar que otra lo mirara de la misma forma en que lo hacia ella? Huyendo del pasado, encuentra la luz que la oscuridad había...