CAPITULO 39: TRABAJANDO JUNTOS

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Aome tenía que retribuirle de alguna forma lo que estaba haciendo por ella ¿Por qué no ayudarle en su trabajo? No tenía nada que hacer y no había quedado para salir con Shippo o con Rin.

-No creo que entiendas

-el que trabaje en una cafetería no quiere decir que sea una tonta – No le gustaba que el pensara que era una inútil – Nada más me doy un baño y estaré lista en tu despacho – No espero a que el hablara, salió corriendo hacia su habitación. Después de media hora bajo lista y cambiada, entro al despacho donde Sesshomaru estaba revisando sus papeles -¿En qué te ayudo? – el la miro, no estaba seguro de que ella pudiera pero de todas formas le daría la oportunidad demás de que realmente necesitaba ayuda. Se levantó de su escritorio y se dirigió al gran librero de donde saco una lap top de color negro mate, la prendió y puso la contraseña

-Ten – Se la entregó a Aome, está la tomo y se dio cuenta de que ya estaba abierta una carpeta con muchos archivos guardados – Quiero que captures los datos de estos papeles – le mostro cuales tenía que tomar – en el segundo archivo

Aome asintió y empezó a escribir. Todo estaba en silencio, ninguno de los decía algo, más bien no tenían nada que decirse. De vez en cuanto, Sesshomaru la miraba, tan concentrada que ni siquiera notaba las furtivas miradas del joven que estaba enfrente de ella ¿Por qué se ofreció a ayudarle? Realmente era una chica misteriosa, tenía un concepto diferente de ella pero conforme más convivían eso iba cambiando. Las chicas de grandes como familia como las de Aome eran superficiales y egocéntricas, viviendo una vida dentro de una burbuja sin tener mayores preocupaciones. Para Sesshomaru, mujeres como ella no valía la pena acercarse, en su corta vida había conocido a muchas que solo deseaban su dinero o estaban huecas la única a la que había conocido con un ideal diferente era...Cristal, aquella chica de los ojos color miel que lo enamoro locamente...

Las horas iban pasando y Aome avanzaba con tiempo justo con el papeleo con el que le estaba ayudando a Sesshomaru, ese chico que siempre estaba callado. ¿Por qué era de esa manera? Cuando era pequeño no era tan alegre pero tampoco era un tempano de Hielo, no había conocido a una persona tan seria y fría como Sesshomaru y eso le incomodaba de cierta manera. Sabía que, él se había marchado cuando era muy joven aunque siempre desconocía la razón, el padre de él lo negaba con cierta elegancia y con el paso de los años presentaba a Inuyasha como su primogénito y único heredero, no conocía nada de el desde que se fue de la casa de sus padres, ahora que lo pensaba estaba frente a un desconocido.

Se quedó mirando hacia la ventana, en menos de un año su vida había cambiado tan drásticamente, nunca pensó en terminar viviendo en Londres con Sesshomaru, si se lo hubieran dicho meses atrás no lo hubiera creído. Dejo familia y amigos y conoció nuevas personas a las que le importaba, Shippo y Rin a pesar de ser jóvenes tiene un buen corazón, la habían ayudado sin conocerla mucho, y ella trataba de pagar su deuda, a Rin le encantaba todo lo relacionado con la administración, pero no podía permitirse pagar una universidad, Aome le había propuesto enseñarle todo lo que sabía, de alguna forma tenía que ayudarla así como ella lo hizo. A pesar de que solo llevaba meses de que los conocía, les había tomado un cariño grande y ellos también a ella, los extrañaba tanto y eso que solo los veía en la cafetería. El sonido del teléfono la saco de sus pensamientos, no se había dado cuenta de que Sesshomaru había salido de la habitación. Como no regresaba y el teléfono seguía sonando decidió contestar.

-Buenas tardes, despacho del Sr. Sesshomaru ¿en qué puedo servirle? – Aome tenía que sonar como su asistente aunque no lo fuera

-Buenas tardes, hablamos desde Francia, soy Anthony Howard – Desde el otro lado del teléfono hablaba un hombre con una voz dura, y como era lógico hablaba en francés – Quisiera hablar con Sesshomaru Taisho sobre el acuerdo con las empresas Howard y Taisho

-Disculpe pero el Sr. Sesshomaru no se encuentra en estos momentos – Respondió en francés – Desea dejarle un recado

-Que se comunique conmigo – la voz del tipo ahora era exasperada y sin esperar a Aome contestara colgó. La chica se quedó mirando el teléfono con el ceño fruncido ¿Qué se creía ese tipo?

-Así que ahora también hablas francés – Sesshomaru se encontraba recargado en el marco de la puerta mirándola con cierta sorpresa

-Si – Aome se giró a verlo

-¿Cuántos más hablas? – La curiosidad empezaba a brotar

-Aparte del francés e inglés, italiano, alemán, ruso, español y griego antiguo – sonrió y Sesshomaru se sorprendió

-Eres todo un estuche de monerías – Seguía con su misma postura

-Gracias – Aome se sonrojo un poco – mi padre me obligaba estudiar idiomas

-¿A caso no te gustaba? – Sesshomaru se acercó y se recargo en el escritorio para así quedar más cerca de Aome

-en aquel tiempo no, pensaba que no me serviría de mucho – sonrió – pero ahora veo que es de gran ayuda

-¿Quien llamó? – Volvió a su asiento y su expresión seria volvió, Aome pensó lo volátil que era

-Un Sr. Llamado Anthony Howard – Se puso sus lentes y tomo su libreta donde había anotado el recado – Dijo que quería hablar con usted sobre el acuerdo Howard-Taisho, le comente que no se encontraba así que dijo que se comunicara con el - Sesshomaru se le quedo viendo con expresión divertida

-¿Desde cuándo me hablas de usted?

-Bueno desde esta mañana – Ella estaba divertida ante la pregunta confusa del chico del cabello plateado – Estoy trabajando para usted así que no sería nada respetuoso tutearle

-Me gusta esa actitud – Salió a flote su lado controlador y autoritario – Entonces sigamos trabajando mujer

De vez en cuando platicaban pero la seriedad reinaba en ambos, sin embargo se sentía gusto con la compañía del otro, era relajante. Sesshomaru se sentía tranquilo al estar con ella ¿Por qué era? No lo entendía pero así lo sentía. Se levantó de su asiento y se dirigió al pequeño estéreo que tenía y lo prendió

-Espero y le guste la música clásica –Sesshomaru oprimía los botones

-No soy mucho de escucharla pero me agradara – Miro a Sesshomaru y este regreso a su lugar.

Dulces melodías empezaban a salir de las bocinas del estero. Piano, la música era de piano; le encantaba la música de piano. Le era desconocida la melodía pero era armoniosa y tranquila pero a la vez misteriosa ¿será así como cuando conoces a alguien? Sus sentidos le dictaban así, aquella melodía le mostraba como podía ser conocer a ese alguien, temerosos de hablarse pero gratificante de estar al lado de uno, como las primeras notas, pero cuando la tratas todo se vuelve tranquilo y sereno pero al fin de cuentas misterioso, al verte enamorado todo es explosión dentro de tu ser, como un soneto, como esa melodía, tan explosiva y misteriosa pero al final tranquila y placentera, cuando al final conoces de lleno a esa persona y te entrega su vida - ¿Cómo se llama?

-Es Debussy y la melodía que está tocando es Claire de lune –El seguía con su mirada fija en los papeles

-Es hermosa – Aome dejaba que las notas inundaran su ser – Me encanto

-Me alegro, es un soneto extraordinario – la miro bien – fue de los primeros que aprendí a tocar en piano

-¿Sabe tocar piano? – Aome lo miraba sorprendida

-Sí. Mi abuela me enseño

-a mi encanta pero nunca pude aprender – ambos se quedaron en silencio – Mi padre decía que era una pérdida de tiempo

-Si usted lo desea puedo enseñarle     

Después de la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora