Después de la Tormenta

CAPITULO 49: POR EL CIELO NOCTURNO

Había dejado de tocar el piano, pero no se atrevía a mirarla ¿Por qué? Si lo había no podría mantenerse firme. Siempre había sabido cómo mantener sus sentimientos encadenados en lo más profundo de su ser, pero con ella era diferente, con ella se sentía…seguro, si,  sentía una inexplicable protección al estar cerca de ella.

-¿te encuentras bien? – ¿Acaso noto lastima en la voz de ella? No podía permitir que sintieran eso por él, no el gran Sesshomaru. Se atrevió a mirarla a los ojos y estaba tristes, pero no era lastima lo que encontró en ellos, era verdadero dolor. Aome sabía que algo le pasaba ¿será por qué no acepto su propuesta? Era muy egocéntrico pensar en ello, pero al mirarlo a los ojos supo que algo más tenía que no quería que nadie supiera. Sin pensarlo dos veces lo abrazo, tan fuerte como pudo, transmitiéndole todo el cariño que sentía por él, toda la confianza que el necesitaba – Sé que algo te pasa, cuéntame que es lo que tienes

-Hay secretos que no valen la pena ser revelados – El tomo su brazo, acepto el calor que ella le trasmitía, esa protección que ella le brindaba. Aun, estando abrazándolo desde atrás podía notar la mirada fría que el tenia

-No me gusta verte de esa manera, no lo mereces

Dejo sus brazos para sentarse a un lado de él, estando frente a frente se perdió en la profundidad de sus ojos que ahora tenían un cierto matiz de tristeza ¿Qué escondía tras su máscara de frialdad?
– Lo quería mucho, más que eso lo amaba. Estaba dispuesta a dar mi vida por el si era necesario

Aome comenzó a relatar posando sus ojos en un punto indeterminado de la habitación. Sesshomaru la miraba un poco extrañado hasta que comprendió que hablaba de aquel el hombre que la había enamorado

– Miles de noches soñaba con poder estar cerca de él, poder entregarle mi corazón, aunque eso ya había sucedido y él ni siquiera lo sabía. Éramos amigos de toda la vida, yo me enamore perdidamente de él, pero el sentimiento no era reciproco. Desde las sombras mi amor fue floreciendo, anhelando que él se diera cuenta de todo lo que tenía por entregarle, de darle esos poemas que eran hechos para él, pero nunca pude decírselo, su corazón fue para alguien más y yo acepte mi derrota con toda dignidad. Alejarme de él fue mi primera opción, dejar el camino libre a su felicidad fue lo que más deseaba, abrirme ante nuevos horizontes fue mi opción pero él no la aceptaba, no aprobaba que yo caminara de la mano de alguien más que no fuera él. Yo no comprendía porque de su actitud pero aun así lo ignoraba, me alejaba y el volvía, como las palomas emprendí mi vuelo y cuando estaba en el punto más alto el volvió a mi como un cazador…- Ella suspiro pesadamente, él notó que la voz de ella se quebraba ante los recuerdos que seguramente se proyectaban en su mente. La tomó de las manos pero no hablo, necesitaba escuchar su relato, necesitaba escuchar su voz – En una noche de copas me entregue a él sin convicción, sin pensar en lo que podía pasar, sin saber lo que me podía pasar, sabiendo que era efímero. Un amanecer resulto de esa unión, dos bellos capullos que no tenía la culpa de nuestras acciones, pero eran nuestros o más bien míos;  no me importaba enfrentarme al mundo, no me importaba dejar todo solo por ellos pero él tenía el derecho a enterarse. Yo sabía que no me correspondería como siempre me había imaginado, yo sabía que amaba a otra pero aun así no me importa estar tan solo una noche con él. Nunca podré olvidar la crueldad de sus palabras ese día…

-Él te rechazo y a los niños también – Sesshomaru por fin decidió hablar. Algo en su interior se enfureció al dejarla tan desprotegida, al dejarla sola.

-Fue aun peor. Yo fui una simple apuesta, acostarse con la más fácil de la escuela, es así como él lo dijo, acostarse con alguien que le era repulsivo, de no ser lo suficientemente mujer para él y que al final de todo comprobara que Aome Higurashi era una fácil que se acostaba con todos

Sus lágrimas caían lenta y dolorosamente por las mejillas de ella. Sesshomaru la veía como el dolor de ella se veía reflejado, como esas crueles palabras hacían eco de la habitación. Sintió la furia apoderarse de su ser ¿Quién se había atrevido a hacer semejante cosa? Se sintió impotente al estar escuchando esas palabras, sin pensarlo dos veces la abrazo, protegiéndola de todo, haciéndole saber que él estaba con ella así como ella se lo hizo saber minutos atrás