Después de la Tormenta

CAPITULO 4: SORPRESAS

 Aome y sango iban caminando, riéndose por las cosas que decían la una y la otra

«Solo olvida» Su mente le pedía solo eso

–No puedo

«No son nada»

-Eso es lo peor

- Buenos días Aome – Un atractivo chico se acercó a ella - ¿Cómo estás?

-¡Kouga! Buenos días

Kouga, capitán del equipo de artes marciales, atractivo, de ojos azules y tez morena clara que enamoraban a las estudiantes, menos a una. Aome siempre había sido su amor platónico desde primer año de la preparatoria, a pesar de sus insistencias por ser pareja, ella nunca le había hecho caso....

Miroku miraba a su amigo con insistencia, la evasiva de su amigo a la pregunta que le había hecho era una clara respuesta

-¿Y bien?

-Es que simplemente no se –Bufo, realmente no sabía que pasaba

-Debes de tener un motivo, la has seguido desde que llego

-Se parecen – Musito en apenas un susurro

-¿Solo por eso? – Era banal la repuesta que no pudo creer que esa fuera, había algo más a que a su amigo le apenaba decir

-Si...no – puso los ojos en blanco – Es como si fuera ella pero me...seduce, es tan extrovertida y tan diferente a ella

-¿Te enamoraste tan rápido de ella? – Miroku no podía creer lo que su amigo decía

-No, eso no, pasara mucho para que yo me enamore así de ella

-¿entonces?

-Me atrae su...su cuerpo – La sangre subió por su cara quedándose visiblemente sobre su rostro

-Tú no eres así

-Lo sé pero – Se quedó callado, tenía que meditar antes que es lo que iba a responder – Es solo que eso es lo que me atrae de ella

-No sigas por ese camino – Su mirada se oscureció – Perderás mucho más de lo que piensas ganar

Y con esas palabras, Miroku salió del salón de clases dejan a un Inuyasha muy pensativo con respecto a lo que le dijo.

Kikyo sabía que Inuyasha no le correspondería de la misma manera a como le aria si fuera ella. Le dolía pero tenía que hacer algo. Le quería y no lo dejaría ir tan fácilmente «En la guerra y en el amor todo se vale»

Tenía que ir eliminando poco a poco la buena imagen que Inuyasha te de ella, de su rival. Pero debía mantener un bajo perfil. Sin embargo al llegar ella sola le dio la oportunidad perfecta. Su suerte no podría ser mejor al encontrarse con Sayuri la mejor en comunicaciones en materias estudiantiles

-Buenos días Sayuri – Saludo entusiasmadamente

-Hola Kikyo – Saludo de la misma manera- ¿Lista para el baile de invierno?

-¿Baile de invierno? – Disimuladamente se movió para que Sayuri pudiera ver mejor quien estaba delante

-Si – Todos los años se organiza un baile para festejar las fiestas decembrinas y el fin de las clases

-No sabía, pero me preparare

-Sí, todos las esperamos con ansias – Kikyo le sonrió «Voltea, voltea de una buena vez» - Oye ¿No es esa Aome Higurashi?

-Ahora que lo veo si –Dijo lo más inocente que pudo – ¿Y con quien está?

-Es Kouga, capitán del equipo de artes marciales – Dijo sorprendida. Aome se encontraba con Kouga quien no aprovechaba la oportunidad para reiterarle sus sentimientos.

-¿La está tomando de las manos? – «Perfecto, Querida Aome me has dado el punto para iniciar con todo»

-Si – A Sayuri le brillaba su mirada ante el alumbramiento de un nuevo chisme escolar – Ella tiene novio

-No habla muy bien de ella estar a solas con un chico como él y más teniendo novio – No había vuelta atrás, tenía que hacerlo, era todo o nada por Inuyasha- Bueno nos vemos

Salió rápidamente de ahí, la suerte le sonreía y no dejaría escapar esa oportunidad

El timbre que daba el final de las clases había sonado. Los estudiantes no se tomaron más tiempo y se apresuraron a salir, el fin de semana había llegado

-Sango ¿Por qué me dejaste sola con Kouga?

-No quería estorbar –Una sonrisa Pícara salió de su boca –No pasó nada ¿o sí?

-No

Continuaron caminando cuando Aome sintió que le tocaban el hombro

-Hola Aome

-Ah Hola

-¿Te puedo acompañar? –Inuyasha pregunto no muy seguro, temía que su amiga estuviera enojada

-Claro – Le dijo con una gran sonrisa

Caminaban en silencio, algo muy raro en ello pero tomando en cuenta todo lo que había pasado era de esperarse

-Yo...yo –No salían las palabras adecuadas de su boca. Inuyasha no sabía cómo pedirle perdón y explicarle que nunca más la dejaría sola – Perdón

-¿Por qué te disculpas? –Aome lo miraba

-Me entere de lo que paso la semana pasada y la verdad me siento terrible por lo que te paso me siento...

No pudo continuar, Aome silencio sus labios con su dedo

-No te preocupes – le regalo las más sincera sonrisa que pudo – Ya paso

-Pero no estuve ahí para protegerte

-No importa – ambos se quedaron mirando directamente a los ojos. Fue fugaz pero Inuyasha percibió un breve vistazo del mismo sentimiento que el sentía por ella

Y sin decirse nada más continuaron caminando. Aome se sentía feliz, su amigo volvía a ella. Como era costumbre lo tomo del brazo y caminaron juntos, tomados del brazo con una gran sonrisa en los labios de ambos...

El sábado llego normalidad. Aome se levantó y se encontró con la gran sorpresa de que su madre se encontraba en casa

-Buenos días

-Buenos días madre- No podía creerse que ella estuviera ahí

-Sé que no he estado contigo últimamente. El trabajo no me lo permite pero este día solamente seremos tu y yo – estaba feliz, su madre nunca estaba en casa y recibir esa noticia la alegraba – Aremos algo especial

La sorpresa no podía ser mejor. Pasar un día con su madre como cualquier chica de su edad era lo que más quería.