Por la tarde habían llegado a la ciudad. Kouga había llevado a comer a Aome festejando el haber visto al pequeño frijolito. Ella estaba cansada de privarse de los mimos que le hacían sus amigos así que por una vez dejo que Kouga la consintiera.
-Espero y no te moleste pero he invitado a Sango y Miroku - Dijo tímidamente Kouga
-No te preocupes, está bien - Le regalo una linda sonrisa a su acompañante
Pero de lo que no se percataron fue de la pareja que se encontraba hasta el fondo del restaurante. Inuyasha y Kikyo se encontraban comiendo; el chico de los ojos dorados se acercaba cada vez a Kikyo, era agradable estar tranquilo con ella aunque a veces fuera un poco fría con él. No podía negar que siempre recordaba los ojos color chocolate de su amiga, la sonrisa que le regalaba cada mañana y las miradas dulces que le dedicaba ¿Qué podía hacer? Había escogido a Kikyo y si tuviera que volver a elegir, escogería a Kikyo
« ¿Seguro? »
Un olor peculiar llego hasta su nariz, conocía esa fragancia a la perfección, un dulce y penetrante aroma a rosas invadió y lugar y conocía a la dueña de ese olor: Aome. Mientras Kikyo seguía inmersa en su plática sobre su familia, Inuyasha busco con su mirada a la joven de tan peculiar aroma y la encontró, al otro lado del restaurante se encontraba ella, tan hermosa y carismática pero no estaba sola, estaba con él, Kouga. Odiaba que estuviera con ella, lo detestaba pero lo que más detestaba era lo cómoda que se encontraba la chica con él, regalándole las sonrisas que una vez se las había regalado a él ¿Por qué él? Era su pregunta constante.
Sin previo aviso, el chico de los ojos azules se levante de su lugar y se dirigió a la salida, se encontraba sola. Kikyo se levantó para ir al sanitario y él pudo mirarla mejor. Su mirada reflejaba un brillo especial, algo que nunca antes había visto en ella ¿Tan rápido se enamoró del?
«Que esperabas, si la trata como una reina»
Kouga regreso y en sus manos llevaba una rosa roja de castilla, sabía que siempre le habían encantado a Aome. La chica recibió tan simple regalo y le dio de recompensa un tierno beso en los labios. Eso no lo podía soportar, en sus entrañas un fuego muy conocido empezaba a quemar, no soportaba que alguien más probara esos labios que habían sido de el ¿Qué acaso ella ya no se acordaba de los besos dados por él? Al parecer no y eso le dolió. Inuyasha le había prometido que necesitaba sus labios más nunca prometió una relación con ella ¿Y si se lo hubiera prometido? Y ¿si hubiera dejado a Kikyo por empezar a salir con ella? No lo sabía y era algo que tal vez nunca podría saber...
Aome se sorprendió al ver que Kouga le regalo una rosa, le encantaban esos tipos de detalles que no pudo negarle un beso a aquel joven de los ojos azules. Kouga se sentó a su lado, estaban en una mesa de estilo familiar más aproximadamente seis integrantes. Kouga tomo la carpeta que le habían dado a Aome en la clínica y se dispuso a ver las imágenes del ultrasonido que le habían hecho a su querida chica.
-Es tan pequeño - Sonrió el chico - Me imagino que sacara tus ojos
-Tal vez - Aome sabía que había una probabilidad de que no fuera así, se había imaginado a su bebe con los ojos de su padre: dorados, ese característico y raro color de ojos de la familia de él. Sango y Miroku llegaron y se sentaron con ellos.
-Quiero ver a mi sobrinito - Sango saludo de manera afectuosa a Aome quien no dudo en darle las imágenes del ultrasonido - es tan pequeño
-Yo solo veo una mancha - Sango le dio un codazo a Miroku, quien se encontraba a lado de ella. Los demás rieron por el comentario de el - Propongo un brindis - todos alzaron su copa de limonada (por consideración a Aome todos habían pedido limonada) - por el futuro sobrino
-Salud - dijeron al unísono y sonrieron. Kouga no pudo evitar darle un abrazo a Aome...
Inuyasha los miraba con cierta cólera. Se preguntaba qué es lo celebraban y entonces los vio a ellos dos: Sango y Miroku. Hacia tanto tiempo que no habla con ellos, en especial con Miroku su gran amigo de la infancia ahora fraternizaba con su enemigo ¿Por qué prefería la amistad de Aome a la amistad de él? Pero lo vio, claramente, Miroku sentía algo por Sango quien no se separaría de Aome por nada del mundo, pero ¿Tanto así era su amor por ella?
« Siempre ha querido a Aome como a una hermana»
-¿Y por eso cambia nuestra amistad?
«No, tu eres el que ha cambado»
Toda la cena los estuvo mirando pero cuidándose de que Kikyo no se diera cuenta o a los que vigilaba. Platicaban tan animadamente que Inuyasha sintió nostalgia al recordar los buenos momentos que había pasado con ellos. Aome y su grupo se retiraron un poco antes que ellos, tenía que hablar con Aome, no sabía que le diría pero tenía que hacerlo, sentía una necesidad tan grande que si no lo hacía no podría dormir. Dejo en su casa a Kikyo y rápidamente se fue a la casa de ella, sabía que estaba en su cuarto por la luz prendida en su habitación y las borrosas siluetas que de repente se veían. Cruzo la barda tan ágilmente como lo hacía cuando estaba un poco más joven para escapar de los castigos de su padre, escalo por aquel viejo árbol de nuez que había cerca de la ventana de la habitación de Aome. Cuando ya estaba frente a la ventana, la escucho tararear una armoniosa melodía la cual el no conocía, sabía que ella estaba contenta. Aome apago la luz ya que se disponía a dormir, así que Inuyasha aprovecho el momento y en silencio abrió la ventana. Ella yacía acostada y miraba al techo, no se había percatado de la presencia de él hasta que le tapó la boca para que no gritara
-Shh tranquila, soy yo - Aome abrió los ojos como platos al verlo
-¿Qué haces aquí? - Ella lo miraba sorprendida
-Yo... - Inuyasha no sabía que es lo que le iba a decir. Miro sus labios, de un color cereza tan natural que siempre le había encantado, no pudo reprimir su impulso y la beso con desesperación. Con un brazo la tomo de la cintura y el otro lo situó detrás de la cabeza de ella para profundizar el beso.
Aome no entendía por qué la reacción de él, más bien cuál era el motivo de su visita. El beso le gustaba y lo quería disfrutar pero no podía hacerlo, no podía volver a caer en su juego. Con la fuerza que tenía lo alejo de ella y se levantó rápidamente de la cama
- ¿Qué es lo que te pasa? - Pregunto con un cierto enojo en su voz. El chico trato de besarla de nuevo pero ella lo detuvo - basta Inuyasha
-Es por el ¿cierto? - Los celos salían a flote y no se podía controlar
-¿Y eso a ti que te importa?
-Eres mía- Su sentimiento de pertenencia primitiva se vio reflejada, como sus antepasados, se sentía con derecho a reclamarla por haberla tenido por primera vez
-¿Solo por haberme acostado contigo? No lo creo - Se dirigió a la ventana y el la giro bruscamente para que lo viera a los ojos
- Por eso mismo, tú me perteneces - y la volvió a besar con fuerza, Aome sollozo y él se detuvo
-Por favor Inuyasha, ya basta ¿Por qué insistes en hacer esto? Solo vienes y me besas, me reclamas por estar con alguien ¿Qué es lo que quieres?
-A ti - musito en apenas un susurro
-Mira lo que paso entre nosotros fue un error - Abrió la ventana - por favor vete o gritare y te sacaran a la fuerza de aquí - Inuyasha se quedó en el umbral de la ventana
-¿Y ya le dijiste a él lo que paso entre nosotros? - No podía verla, o más bien no quería verla
-Sí, y me acepta con todos mis errores
El chico salió de la casa consternado, no podía creer lo que había escuchado
-La acepta a pesar de todo
«El de verdad la ama»
Aome no entendía ese motivo de el por molestarla, no podía ver que ella era feliz porque lo arruinaba ¿Tanto la odiaba como desear que fuera infeliz? Le dolía creerlo pero las circunstancias le decían que si la odiaba. Los días siguieron su curso y la graduación de los chicos por fin había llegado. En compañía de sus padres, Aome celebro el final de sus estudios para darle paso a su vida laboral, pero con ello también había llegado el momento de decirles que estaba esperando un hijo de Inuyasha pero primero tenía que hablar con el...-¿Cómo pudiste Inuyasha? - Kikyo se acercó llorando, Inuyasha iba saliendo de su casa
-¿Qué es lo que te pasa? - El chico no entendía que era lo que decía su novia, trato de agarrarla pero ella no dejo que la tocara
-No me toques después de que te acostaste con ella - Lo entendió todo pero lo que no entendía era como se había enterado - después de todo lo que te di ¿Qué es lo que hice mal?
-Amor, tranquilízate - Inuyasha trataba de calmarla pero la chica no dejaba que se acercara
-¿Amor? Toda vía te atreves a decirme amor. ¿Desde cuándo Inuyasha, desde cuando me engañas con ella? - El chico estaba desesperado y no quería perderla así que dijo lo primero que se le vino a la mente
-Fue por una apuesta
-¿Una apuesta? Ja, crees que yo me voy a tragar ese cuento
-Es la verdad, después de todos los rumores que se decían de ella, me apostaron a acostarme con ella
-Claro y tu encantado de la vida ¿no? - Decía con ironía Kikyo quien aún lloraba
-Por supuesto que no - contesto rotundamente el chico - Fue difícil, me repugno al estar con ella, entiende no se compara a ti, fue solo la apuesta, no sentí nada jamás podre sentir algo por ella. Es tan simple e infantil - Tenia que convencerla aunque sus duras palabras fueran mentiras - Aún le falta mucho para ser mujer
-Entonces ¿Por qué lo hiciste? - lo miro a los ojos, quería saber si lo que le decía era verdad
-Por la apuesta y también porque tenía curiosidad si lo que decían de ella era verdad - La tomo de los hombros y la abrazo fuertemente - Y lo comprobé lo...fácil que puede ser. Kikyo yo te amo y con ninguna he sentido lo que sentí contigo
-¿Lo...lo dices enserio? - Ella lo miraba esperanzada
-Con todo mi corazón - Le dio un cálido beso y continuo abrazándola, no sabía si fue su mente o simplemente estaba loco, pero pudo divisar una cabellera azabache alejarse lo más rápido posible.
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Después de la Tormenta
FanficAmigos y enemigos. Promesas y traiciones. Enamorarse de su mejor amigo fue su perdición ¿como aparentar a su lado? ¿como soportar que otra lo mirara de la misma forma en que lo hacia ella? Huyendo del pasado, encuentra la luz que la oscuridad había...