CAPITULO 16: ALEJATE DE MÍ

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Llego hasta su habitación, su cara ardía, no podía creer lo que había pasado. Sonrió para sí misma, siempre había soñado con ese beso de él, de esa forma, con ese sentimiento; había sido una tonta por dejarlo de esa manera pero no estaba preparada para tal. Cuando empezaron a caminar por el jardín sabía que, de un u otra manera, el la besaría. Era egocéntrico pensar en eso pero lo sentía. Pero la realidad golpeo su mente, fue solo un simple beso, sin promesas ni juramento, un simple beso que no significaría nada el día de mañana; se había vuelto a burla de ella. Pero Aome tenía la culpa, él le dijo que necesitaba probar sus labios más nunca que la quería, no prometió una relación con ella. Fue tan estúpida en creer en esas palabras, vacías y sin sentimientos.

Y de repente se acordó de Kouga, no lo podía hacer eso a él. El chico de los ojos azules no se merecía esto por parte ella
«El sabia esto desde un principio»

-Pero él me ha ayudado mucho

No le diría, no le causaría más dolor a ese pobre chico que le había entregado su corazón. Ni siquiera a sus amigos les comentaría de aquel beso, ese era un secreto de Inuyasha y ella. La fiesta había acabado, lo supo cuando ya todo estaba en silencio, antes de dormir se metió a bañar, quería relajarse y pensar con claridad lo que había pasado minutos atrás, reacciono de una manera estúpida al escapar de ese lugar. Al salir se miró en el espejo y noto que Inuyasha la había marcado. Era el colmo, aparte de que la besaba de esa manera la marcaba como si fuera suya. ¿Cómo le diría a Kouga de esa marca? Tenía suerte el no regresaría hasta que las clases comenzaran y faltaba mucho para ello. Sin darle más vueltas al asunto, se acostó a dormir, se alejaría de Inuyasha, esta vez era la definitiva

No volvió a ver a Inuyasha en lo quedaba de las vacaciones. No podía recluirse en su habitación, tenía que vivir, Inuyasha tenía que ver estaba bien, como nunca antes lo había estado, no esperaría sus llamados, ni esperaría sus miradas. Le demostraría que ya no le aria falta, que no lo necesitaba, en su vida solo había una persona, que estaba enamorada de aquel chico que fingía ser su novio. Se alisto y salió al centro en busca de un regalo, pero lo sintió, sintió la presencia de él, sabía que la estaba siguiendo pero fingió que no se percataba de ello. Siguió con su camino hasta llegar a un tienda donde vendían productos para hombre. Pasó las estanterías en busca de algo para regalarle a Kouga pero la verdad no tenía ni la menor idea de lo que le podía regalar.

Una encargada del establecimiento se acercó a ayudarla

-La puedo ayudar en algo – De reojo pudo ver con Inuyasha entraba disimuladamente y se acercaba a ella

-Sí. Quiero regalarle algo a mi novio pero no sé qué pueda ser. Una cartera es muy monótono – Inuyasha se detuvo en una estantería cerca para oírla bien. Egocéntricamente Inuyasha pensó que podría estar buscando algo para el

-Dime ¿Qué es lo que le gusta?

-Le encanta la música, le fascina y también las artes marciales

-La encargada la guio hasta la sección de música y le enseño unos hermosos audífonos – A lo mejor esto le puede gustar

-Tal vez – Recordó el baile de invierno – Le encantan los libros –Sonrió e Inuyasha se dio cuenta de su error – Tendrán alguna sección de libros

-Por supuesto.- le indico donde estaba y Aome se dirigió a ese lugar

Pasaron minutos y Aome miraba con detenimiento los libros. Ninguno le convencía hasta que encontró dos en particular. Los tomo y leyó la sinopsis que venía en la parte de atrás

-mmm ese es un buen libro si estas enamorada – Un chico la saco de sus pensamientos, nunca antes lo había visto. Ella lo miraba con desconcierto –Un gusto mi nombre es Jan

-El mío es Aome

-Así que compraras ese libro - pregunto con curiosidad

-Creo que sí, pero necesito una opinión masculina - Lo miro bien - ¿Estaría bien regalar este libro a un hombre?

-Depende, si es un amigo no, pero si es tu novio si

-Es para el – su cara se ilumino

-Veo que estas muy enamorada

-Lo quiero mucho, él se fue de vacaciones con su familia así que lo quería sorprender con un regalo

-Entonces esos son perfectos, los he leído y son buenos, aunque este – Tomo el segundo libro que había tomado – Es mejor para una pareja de casados, pero de todas formas lo recomiendo

-Gracias los iré a pagar

Sin decir más se alejó ahí. Fue a la caja donde se encontró con Inuyasha que casualmente compraba un libro. Se quería reír, al nunca había sido amante de la lectura, es más los únicos libros que él había leído eran los de la escuela. La estaba siguiendo y eso empezaba a incomodarse pero quería ver hasta donde era capaz de llegar

-Buenos días Inuyasha

-Oh buenos días Aome, no sabía que estabas aquí – Con descaro se atrevió a saludar, Aome movió su cabeza y sonrió al ver que la marca aún no se borraba del todo

-Vine a comprar un libro para Kouga – su cara se ilumino y a Inuyasha eso lo molesto

-Oye necesito hablar contigo

-Tú dirás – En eso pago los libros y se los regresaron en una bolsa de plástico. Salieron del local

-Sobre lo de la fiesta

«Ya va a empezar otra vez»

-¿Y si lo escucho?

«No seas tonta»

-¿Qué tiene lo de la fiesta?

-El beso

-Ha eso – sonrió – eso quedo en el pasado yo sé que quieres a Kikyo y yo a Kouga. No te preocupes no estoy molesta

-Pero...

-Seré sincera no recordaba lo del beso

Se giró y se fue dejando a Inuyasha desconcertado. Tenía que hacerlo, no dejaría que le diera las mismas excusas, se estaba cansado de todo ese jueguecito que él se traía solo quería vivir feliz fuera con él o no. Si, lo quería y no lo negaba pero se estaba cansando de la actitud de él, era tan infantil decir un día te quiero y al otro ignorarse, había demostrado que él quería a Kikyo, la prefería ella así que, que caso tenia seguir recordando eso. Kouga la quería y se tenía que aferrar a ese sentimiento que le proponía, no podía seguir esperanzada a la respuesta de él, soñar despierta y hacer castillos en el aire no le serviría de nada, no la llevaría a ningún lugar; había soñado con tener una vida con él, una linda casa donde estarían juntos criando a sus hijos pero la realidad era otra, tal vez en un futuro eso pueda ser pero lo dudaba, las cosas habían cambiado mucho en los últimos meses, que ya ni siquiera recordaba a ese amigo de toda su vida

«La gente cambia»

Pero él lo había hecho de la peor forma. Su último año escolar había sido un infierno, entre habladurías y decepciones su vida no era la misma, tenía que madurar, dejar de llorar por todo, ser una mujer...


Después de la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora