Capítulo 12

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Narra Lali

Al Día Siguiente

Era media noche y mi padre aún no había llegado para entrenar conmigo.

Esperé junto a Pablo en su auto, ambos escuchábamos música mientras esperábamos.

-¿Cómo lograste que mi Padre no lo reconozca? -cuestione rompiendo el silencio incómodo en el que estábamos sumergidos-. Digo....yo estuve ese día cuando mi padre y Peter discutieron y terminaron en una pelea.
-No todo es lo que parece. -citó haciendo un gesto misterioso con la manos.
-¿Mi padre está a favor de los vampiros? -frunci el ceño.
-Tu padre nunca tuvo el valor para decírtelo.
-Más bien nunca tiene el valor para decirme nada. -comenté molesta.

Mi padre no confiaba en mí y soy su hija. Qué linda relación tenemos.

-¿Por qué nunca me dijo esto?-le pregunte-. Me he enterado todo lo que sé del otro lado y de lo que realmente pasa allá por ti, y ninguna de esas palabras ha salido de su boca.
-Trataba de protegerte él quería que te mantengas de costado. -explico.
-¿Mintiendo a su propia hija?
-Por favor, Lali trata de conprederlo.  Ponte en su lugar, ¿le dirías a tu hija o hijo que estás conspirando en contra de la seguridad de todos aquí?
-Lo apoyaría a pesar de todo porqué es mi padre. Me da bronca que nunca me contó, y me vengo a enterar por ti.
-No le digas que te lo dije, me va matar. -me advirtió tocando mi hombro-. Y tranquila, seguramente muy pronto hablará contigo sobre muchas cosas del otro lado.
-No se lo diré, te lo prometo -le asegure sonriendo levemente.

Vibró mi móvil era un mensaje.

"Lo siento, el entrenamiento se suspende." -Papá.

A veces solo desearía que mamá no estuviera muerta y que estuviera aquí conmigo y me abrazara para no tener ganas de golpear una pared cada vez que mi querido padre se le ocurra hacer algo que me disgustara.

Como me arrepiento de haber arrojado tus cenizas en el mar como lo pediste, tal vez si no lo hubiera hecho me sentiría más cerca de ti yendo a visitar tu tumba que haciendo un viaje de dos horas en auto a la playa.

Aún así te extraño, ma. Más que a nadie. Y espero que estés bien y pronto hagas que papá deje de ser un imbécil conmigo.

Una semana después

Narra Peter

Pablo mientras me quedaba de este lado, me permitía hacer cualquier cosa y ni siquiera me daba órdenes estrictas sobre qué no hacer estando aquí.

-¿Dónde estuviste ayer en la
noche? -preguntó Pablo entrando a mi cuarto.
-Me quede aquí durante toda la noche, pensé que podrías necesitarme. -le respondí-. Pero no viniste, entonces me fui al otro lado.
-Oh, lo siento. -se disculpó-. ¿Sabes por qué ayer Carlos no se presento al entrenamiento de su hija? -preguntó cambiando de tema.
-No lo sé... -me encogí en hombros antes de recostarme en mi cama.
-Uhm...es raro, él esta muy ausente y su hija se molesto. -suspiró-. Bueno, te traje algo; como un regalo de bienvenida. -sacó un paquete de uno de los cajones que estaban a lado de mi cama-. Tomalo -me extendió el paquete y lo agarré-. Bienvenido.
-Gracias. -le sonreí mientras destrozaba el papel de regalo y finalmente tomaba lo que había en el interior del paquete: era un teléfono móvil-. Pablo, no puedo aceptarlo. Si mal no recuerdo, estos aparatos son demasiado costosos.
-Trabajo como guardia, estoy forrado de dinero. -se río palmeando mi espalda-. Aceptalo. Es último modelo cuando eras un adolescente todo el tiempo decías que querías uno y nunca tuviste la oportunidad de tener uno que funcione en tus manos, así que compre este para ti. Me da gusto que éstes aquí, apoyandome. -tomé el móvil en mis manos y aunque me costo entender como se encendía, lo logre-. Bien, al menos sabes cómo encender un móvil, cavernícola. -bromeó.

Narra Lali

Una semana después

Hoy era lunes y decidí ir muy temprano a la facultad para tener libre la tarde y la noche y hacerle compañía a Euge que estaba cada vez más decaida y triste.

Luego de mis clases, mi mejor amigo me vino a ver y juntos fuimos a mi habitación a ver como seguía Euge, nuestra mejor amiga casi no pronunciaba ninguna palabra en estos días, y por eso teníamos miedo de dejarla sola demasiado tiempo por si tenía una crisis o si necesitaba algo.

-¿Han sabido algo de ese? -pregunto Gas refiriéndose a Peter.
-Tiene nombre. -le dije riendo-. Su nombre es Peter y él a veces viene aquí para chequear que Euge este bien con el embarazo, ¿por qué te preocupas tanto por él?
-Me preocupa lo que pueda hacer estando aquí, él es realmente peligroso. -respondió y entraron por la puerta Pablo y Peter. 
-Es lindo saber que te agrada tenerme aquí. -dijo irónicamente Peter-. Tú también me agradas mucho.
-Me agraderías aún más, si tan solo desparecieras y regresarás a donde perteneces. -le sonrió cínicamente Gas a Peter-. Alejate de mí, ¿esta bien?
-Lástima que me quedo -lo provocó y mi mejor amigo lo fulmino con su mirada-, y por un largo tiempo.
-Peter. -lo ragaño Pablo y el vampiro alzó sus manos en señal de rendición y el guardia se dirigió hacia mí-. Tu padre necesita verte, tienes que venir con nosotros.

Me cambié de ropa de mala gana ya que no quería dejar a Euge, pero al menos Gas estaría con ella.

(...)

Entramos y lo primero que vi es a un montón de guardias, no sé como a Peter no le causaba miedo estar rodeado de tanta gente que podría lograr reconocerlo.

De repente mi Padre apareció al frente de nosotros.

-Vengan por aquí. -dijo y nos guió a su oficina-. Lo siento mucho, por hacerte esperar tanto y terminar cancelando el entrenamiento. -se disculpó conmigo y asentí-. Perdón, enserio.
-Entiendo que estés tan ocupado que no puedas ni pasar dos horas junto a tu hija. -murmuré entre dientes y mi padre ni se inmutó porque nadie  alcanzó a escuchar mis palabras-. No hay problema, querido papá.
-Bueno, como sea. ¿Estás lista?
-¿Para qué? -cuestione elevando una ceja.

Mi padre sonrió y nos guió hacia una puerta y la abrió para nosotros.

¿Qué sucede?

-Tranquila es seguro, ¿vamos?.-Pablo extendió su mano frente a mí.

Tomé su mano y entró junto a mí, detrás de mi padre y Peter. Una vez dentro visualice equipos de combate, computadoras y pantallas enormes y varios estantes llenos de armas, entre otras cosas. Mi padre me ocultaba tantas cosas que no sabía que esperar de él, nunca había visto esto antes.

Y tal vez que sea tan reservado era mi culpa, había entrado tantas veces en su oficina, pero nunca me fije realmente lo que hacía mientras lo esperaba a que me llevara a casa después del trabajo, luego me mudé con Euge y casi nunca lo vía.

Aquí era donde entrenan los guardias.

Era bastante grande y espacioso.

Algunos Guardias que estaban ahí se  lo saludaron respetuosamente y continuaron con su entrenamiento.

-¿Por qué nunca me mostraste
esto? -le pregunte a mi padre. Estaba molesta y harta de que me ocultara cosas, quería respuestas-. ¿Eh?
-Quería darte una sorpresa. -contestó y entre cerre los ojos, ¿me creía estúpida?-. ¿Qué tal? El lugar es bastante grande y....
-Eso no era la respuesta que quería escuchar, contestame. -me cruce de brazos a punto de darle un puñetazo en la cara por lo molesta que me sentía porque se la pasaba ocultandome cosas-. Me voy a ir, sino me explicas qué es todo esto. -le advertí y mi padre echo su cabeza para atrás riendo-. No bromeo.
-Te lo diré después de que salgamos de aquí. -dijo en voz baja-. Ahora mismo vas a entrenar. Por allá están los vestidores. -los señaló-. Ponte ropa más cómoda. -me ordenó.

Narra Peter

-Ella esta molesta. -deduci una vez que la hija de Carlos estaba lejos-. Y usted es el causante de que lo este principalmente.
-Tiene derecho a estarlo, no le he dicho tantas cosas. -suspiró Carlos y antes de continuar hablando se aclaró la garganta-. Quiero lo mejor para ella, quería alejarla de esto, pero ya entró en el juego. Y hay que prepararla, no quiero que salga lastimada por eso les dejó a cargo de ella, diviertanse. -palmeó mi espalda y se marcho sin mirar atrás.

Sabia que su hija se pondría furiosa, pero no le importo en lo absoluto.

No Cruces Los LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora