Capítulo 15

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Narra Lali

-De verdad, comes como un animal.

Pablo se encogió en hombros.

-No comí en todo el día, me disculpó por mis modales. -comentó riendo con comida aún en la boca.

Aunque era algo asqueroso, me parecía divertido verlo comer.

Yo también estaba muerta del hambre, pero comía de forma moderada y no atragantandome como Pablo.

-¿Cómo va el entrenamiento con Peter? -preguntó agarrando otra pizza de la caja que había en nuestra mesa.
-Muy bien, Peter es excelente y sé que yo no tengo ni idea sobre esas cosas, pero según mi criterio es un buen entrenador. -le conteste.

Note que lo que le respondí no le agradó mucho, parecía que estaba celoso y no entendía el por qué.

-¿Y has hablado con tu padre? -limpio su boca con una servilleta.
-Creó que está molesto conmigo por llegar tarde a la reunión del otro día.

Su móvil vibró sobre la mesa y lo cogió.

-Lali, en serio me gustaría quedarme, pero me tengo que ir, surgieron asuntos que debo entender. -me informó levantándose de la mesa.

¡Maldita sea!

Siempre lo mismo.

-No hay problema, anda.
-Si quieres te llevó de vuelta a tu habitación. - se ofreció.
-No gracias. -decline su oferta-. No hay problema, entiendo perfectamente que estés ocupado. Puedo tomar un taxi.
-Lali, por favor dejame hacerlo. -insistió-. Discutimos por lo mismo la otra vez que hablamos.
-Está bien. -termine aceptando.

Caminamos hacía el estacionamiento, y en el camino a mi edificio hablamos todo el rato y en ningún momento se produjo un silencio incómodo entre los dos.

Cuando llegamos aparcó el auto junto en frente a mi edificio para que no tenga que caminar mucho.

-Me gustas, Lali. -soltó sin previo aviso-. Y me disculpo por haber acabado con nuestra salida tan rápido por mi trabajo, me hubiera gustado que durará más.

Lo mire sorprendida.

¿En verdad, había dicho lo que le escuche?

Pablo sonrió y se fue acercando de a poco hacía mí, me iba a besar. Cuando nuestros labios se rozaron oímos una bocina de un auto atrás nuestro. Nos apartamos y noté que era mi padre.

-Buenas noches. -dijo Pablo apenado por lo que ocurrió.
-Buenas noches. -besé su mejilla

Me bajó del auto y mi papá salio de su auto junto con Peter y otro dos guardias.

Oh, dios mío que vergüenza.

-¡Lali! -me llamo mi padre.
-Lo sé, lo sé. -respondí echando humo entrando al edificio.
-El toque de queda está por algo, ¿no?
-No quiero regaños está noche, ¿si? Me voy a dormir, buenas noches.

Subí al ascensor y presione el botón para subir hacia mi piso varias veces, pero la maldita puerta no se cerraba.

-Tienes que acompañarnos. -dijo mi padre, ¿es sordo? Quiero dormir.
-No quiero.
-Te lo ordenó. -su voz era firme.
-No soy unos de tus estúpidos guardias. Soy tu hija que tiene 24 años y puede decidir si ir o no. Así que; adiós.

Fue lo último que le dije, el elevador cerro sus puertas y se elevó hasta mi piso. Camine hacía mi habitación y me acosté en mi cama apenas llegué.

Al día siguiente

Narra Lali

-¡No puedo creer que dijera eso!

No Cruces Los LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora