No Cruces Los Límites

Capítulo 43

Narra Peter

-Está bien, está bien. -repetí una y otra vez porque parecía que mientras dijera esas palabras, ella retomaba su calma y serenidad de nuevo.

Sus sollozos eran más suaves y ya no temblaba tanto como antes. Cambie de postura despacio, estábamos abrazándonos pero quería verla.

Lo que vi no era nada bueno. Los ojos de Lali estaban demasiado rojos y llenos de dolor mientras que su rostro estaba húmedo por las lágrimas que seguían cayendo por sus mejilla. Moví una mano de su alrededor y la puse con delicadeza sobre su rostro, quitando las lágrimas saladas de sus mejillas.

¿Qué me está pasando?
¿Por qué tengo tanta ganas de besarla?

¿Qué estaba haciendo? O mejor dicho, ¿qué estaba sintiendo? Este no era el lugar y mucho menos el momento para estar pensando este tipo de cosas. Habían varias cosas que me detenían y la principal era: me preocupaba mucho por Euge y no queria lastimarla. Estoy volviéndome a sentir como un humano.

¿Qué me esta ocurriendo?
¿Por qué me siento así?

Mire a Lali por unos instantes, seguía aferrándose a mí pero conservaba cierta distancia, como si me tuviera miedo o algo parecido.

No quiero hacerle daño y menos quiero que mis sentimientos nublen mi sensatez, jamás va pasar.

Sea lo que sea que este sintiendo no es bueno. Esos sentimientos solo atraen problemas y unos muy graves.

Se llama amor, estas experimentando sensaciones humanas de nuevo.
No es malo sentir, es malo no sentir absolutamente nada.
Un centímetro más, solo deja de pensar tanto y actúa.

Basta.

La voz de la insensatez esta al mando ahora y hace que no piense con la cabeza.

¡Simplemente alejate!
No quieres acabar como tus padres.
No quieres dejar solo a Joaquín, es muy pequeño y manipulable.
¿Amor? ¡No! Esto no es amor, es una simple necesidad y no una sentimental, es una tensión. ¿Hace cuánto tiempo que no te acuestas con alguien? ¡Hace mucho tiempo! Eso es, es una simple necesidad sexual.

La voz de la razón por fin pero ninguna me convencía de qué hacer en esta situación. Ambas voces me confundían aún más que antes.

¿Debería?....
¡No! De ningún modo.
Toma un riesgo, ¿hace cuánto tiempo que no te pasa esto?
¡Eres un maldito vampiro! No puedes sentir, no puedes amar. Lo único que te espera en tu vida es una eterna soledad.