Capítulo 7: Javier

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El lunes Danna se despertó temprano y, como des de hacía una semana, sola. Llamó a la enfermera por el timbre estridente y al instante apareció la rubia teñida de siempre. Esta puso la sonrisa mas falsa que supo y le anunció – demasaido alegremente, según Danna – que ese mismo día podría irse a casa. Tras revisarla, la enfermera salió por la puerta con la escusa de firmar los papeles del alta. La rubia suspiró aliviada cuando se hubo ido y se incorporó, ya libre de los tubos y goteros, dispuesta a darse una buena ducha. Después de haberse pasado tres cuartos de hora bajo el agua, abrió la maleta que le había traido Viviana con su ropa. Escogió un top negro, vaqueros y sus adidas negras y remató el conjunto con su torera de cuero. Se acercó al espejo y se maquilló como a ella le gustaba, rimmel, raya y pintalabios rojo cereza. Al girarse del bolsillo se cayó algo. Danna se agachó a cojerlo y vio que era un Smartphone. Lo encendió y mientras andaba hacia la salida con la maleta marcó un número que ella conocía muy bien. El de su hermano Javier.

Este dormía cuando su móvil marcó un número desconocido. Lo cojió, aun algo adormilado y escuchó la voz de su hermana. Esta parecía alegre pero su tono forzado escondía cansancio. Javier la conocía demasiado bien. Se levantó de la cama y se vistió casi corriendo cuando se enteró de que tenía que ir a buscarla al hospital. En apenas 10 minutos había llegado. Paró el coche y observó a Danna de lejos. Iba vestida y maquillada como de costumbre pero su postura escondía algo más. Javier intentó analizar su expresión a fondo, entonces danna levantó la cabeza. Tenia la mirada perdida pero cuando lo vio su cara forzó una sonrisa casi perfecta y corrió hacia donde estaba él. El chico salio del coche y la abrazó fuerte. Oyó la voz de la rubia ahogada por la chaqueta que llevaba.

- Te he echado de menos hermano.

Javi levantó la cabeza y acariciando los rizos rubios de Danna le contestó.

- Yo también.

La rubia se deshizo suavemente entonces de su abrazo y puso la maleta en el maletero. Luego se dirijió al moreno y le pidió si podía firmar sus papeles del alta, como mayor de edad. Este asintió con cariño y caminó hacia el mostrador. La recepcionista levantó la cabeza al verlo. Cuando le dijo el motivo de su visita esta vaciló. No parecía su padre. El chico que tenia delante no superaría los 25 años, con ojos verdes, pelo despeinado y cuarpo atlético la señora le echó unos 23.

- Solo puede firmar los papeles su responsable legal.

- Soy yo – dijo Javier, con una sonrisa dulce, que normalmente encandilaba a cualquiera.

- ¿es usted su padre? – preguntó la empleada, con incredulidad reflejada en su voz.

- No. Soy su hermano mayor. Me llamo Javier Robles.

La señora dudó pero al ver que el chico llevaba una pistola enfundada en el cinturón, decidió no hacer mas preguntas. Javier firmó los papeles y sacó su cartera dispuesto a pagar.

- Señorita, su estancia ya esta pagada.

Danna inmediatamente se espabió, mirando de reojo el ordenador.

- ¿por quién?

- Lo siento, eso son datos confidenciales. – le repuso la secretaria, girndo la pantalla. Danna finjió decepción, se encojio de hombros y, pareciendo indiferente contestó.

- De acuerdo, no pasa nada, lo entiendo.

Pocos minutos después, ya en el coche, buscó entre los contactos de su mobil. Tan solo había uno. Viviana. Danna se excusó ante Javier caundo llegaron a casa de este, se encerró en su habitación de invitados favorita y pulsó a llamar. En dos tonos, Vivi estaba al teléfono.

- ¿ Danna ? ¿ como estas? Dime, ¿Qué necesitas?

- Hola Viviana. Necesito hablar contigo. ¿podemos vernos en una hora en la heladería?

- Claro. Danna. ¿este bien?

- Por supuesto. Nos vemos.

Y cortó la llamada. Lucas había pagado todo, e iba a averiguar porque.

Wild BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora