Capítulo 34: Llora

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Lo vio llegar des de lejos. Reconocía su forma de andar, el balanceo de sus caderas, y las Ray-Ban de policía que llevaba. Notó como su corazón se aceleraba, e hizo crujir sus dedos intentando disipar los nervios que amenazaban con adueñarse de ella.
Ya no estaban haciendo nada prohibido. Después de todo, ya no había bandas, ni jefes, ni miradas reprobatorias. "Ni pistolas apuntándome el pecho en pesadillas" pensó Charlotte. Ahora solo estaban Javier y ella.
El moreno llegó a su altura, con el crujir de sus botas de cuero por el asfalto. Estaban en las afueras de la ciudad. Y Char sabía que no podía fallar.
- Hola, Javier - dijo, sintiéndose estúpida por primera vez en su vida - ¿Como va por Nueva York?
- Charlotte - pronunció, saboreando su nombre e inclinando levemente la cabeza, haciendo a Char estremecerse - Bien, supongo que todo es acostumbrarse.
- Si, supongo
Un silencio pesado cayó entre ellos y, cuando no pudieron sostenerlo más, ambos buscaron la mejor manera de entenderse, intentando desesperadamente no tocarse, por miedo a perderse el uno en el otro. Finalmente, Javier se rindió.
- Charlotte, vamos a ser claros. Estoy cansado de mentiras y de sombras. ¿Que quieres de mi, morena?
La chica tembló ante la mención de su antiguo mote, intentando desesperadamente no ceder al anhelo que amenazaba con atarla a él para siempre.
- Necesito papeles - le murmuró finalmente.
- ¿Como? - Javier lució indignado - ¿Porqué?
- No te enfades, por favor - le rogó ella con voz débil.
Javi reparó entonces en lo enferma que se veía. Estaba pálida, dentro de su color habitual moreno, y grandes ojeras se extendían en su rostro. Sus ojos negros habían perdido la chispa que antaño los caracterizaba e iba despeinada.
- ¿Que te ha pasado, mi vida? - le susurró, antes de pensarlo siquiera. Char suspiró.
- No importa, Javi - fue su turno de bajar la cabeza - necesito papeles falsos, porqué Alek cometió dos asesinatos, y Lucas va a cargar con ellos. Debemos irnos lejos. No voy a perder a nadie más.
La chica levantó la mirada, pareciendo esta vez más resuelta, y provocando que Javier quisiera besarla.
- Dame los papeles, o encierrame de por vida con Lucas.
Javi no pudo negarles nada al par de ojos grandes y profundos que lo observaban, y, sabiendo que se iba a arrepentir, se dejó ganar.
- Está bien Char. - le concedió - pero Danna se queda aquí.
- ¿Qué? No, no puedo hacerle eso - negó Charlotte.
- Vas a hacerlo - replicó Javi, mostrándose inflexible, a pesar de la mirada tierna que le hacia la chica.
Finalmente, Char tuvo que aceptar.
- Está bien, Javi. Pero que sepas que la estás dejando sola.
Charlotte hizo amago de irse, pero Javier la detuvo, agarrándola por la muñeca y pegándola a él.
- Mandaré a alguien con el sobre a la estación, mañana a las 6 - le susurró al oído.
-¿ No vendrás tú? - preguntó, extrañada, Charlotte.
Javier negó con la cabeza.
- No voy a ver como te vas otra vez, morena.
La chica intentó contener las lágrimas, como des de hacía semanas, pero esta vez no lo logró, y el agua empapó sus mejillas mientras veía como Javier se marchaba, casi a la vez que los hombros de él empezaban a sacudirse, y sus ojos se mojaban detrás de las gafas de sol oscuras.
"No existen los cuentos de hadas, Charlotte"
Recordó las palabras de su tio y, en esta ocasión, tuvo que darle la razón.






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