Danna se levantó, echando aún de menos el clima de París. Su cuerpo le jugó una mala pasada al levantarse, como cada mañana. Tomó aire profundamente para calmar el mareo que le colapsaba los sentidos y cuando lo hubo logrado, se dirigió a la cocina para prepararase algo suculento para comer. Sus pasos resonaron, solitarios, por el piso de Charlotte. Esta no habia vuelto a ver a Danna des aquella vez, hacía ya un mes, en el que saliera de la habitacion del aparthotel. Lágrimas acudieron a los ojos de la rubia. Nadie sabía de ella, al parecer alguien de su pasado había tenido un problema que requería de su presencia. Su móvil sonó, esta vez en una balada metal. Sabía quien era. Lucas. Lo descolgó, impaciente por oír la voz de su mejor amigo. Todo se había aclarado entre ellos el último mes, y ella estaba feliz por ello, a pesar de que seguía echando de menos notar sus labios cálidos.
- ¿Como está mi princesa favorita? - dijo alegre la voz de Lucas al otro lado de la línea.
- Mareada - protestó Dan.
- ¿Entonces, no te apetecería salir a comer al Mario's? - preguntó su mejor amigo, sabiendo que hacía una propuesta irrechazable.
- Mmmmm pizza -susurró golosa la rubia - ¿me pasas a buscar a la 1?
- Claro princesa. ¡Ah! Tengo un regalo sorpresa para ti - anunció alegremente.
Y colgó, dejando a Dan con la intriga.
Esta miró el reloj, que marcaba las 11. Intentó llamar a Alek, pero el moreno no cogió el teléfono móvil. Estaba haciendo estrategia con Mia, entrenando con ella. A la rubia no le hacia gracia, pero entendía que su novio debía tener su intimidad. Al fin y al cabo, la libertad era un punto clave en su relación.
Suspiró y acabó de desayunar, dispuesta a tomar una relajante ducha. Cuando salió de ella, eran las 12:30. Se vistió y maquilló para la ocasión, dejando que sus tirabuzones cayeran, libres, por encima de la sudadera y los leggings negros.
El timbre sonó justo en el momento en que la última pestaña se tenía de oscuro, y Danna corrió a abrir. Se lanzó a los brazos del rubio que sonreía al otro lado de la puerta, y este la volteó, mientras se reía. En la mano izquierda, intentando mantenerlo en equilibrio, llevaba un gran paquete.
Se lo tendió a Danna, que abrió la tapa impaciente. Lo que vio la hizo chillar.
Dentro de la caja acolchada, una gata negra, que no debía llegar a las dos semanas dormía, acurrucada sobre una peluda manta azul. La rubia la cogió, colocandola en sus brazos, a la vez que le acunaba suavemente, besandole la cabecita peluda. Unos ojos azul turbio, que se aclararían con el tiempo, la miraron. Tras decidir que aquella humana no le haría ningun daño, la gata bostezo, mostrando sus colmillos pequeños y finos, que aún no mordían, y se volvió a acurrucar, pegada a sus pecho.
Cuando Danna alzó la mirada, encontro a Lucas mirándola enternecido. Enseguida, al ver que lo había pillado, sonrió. Y buscó un recurso para huir del ambiente precioso que se había creado entre los dos.
- ¿ Como la llamarás ? - preguntó.
La rubia observó al animalillo que volvía a dormir, y tomó una decisión.
- Se llamará Lux. - decidió.
Lucas asintió, gustándole su decisión. Ambos se dirigieron entonces, en la moto, a la tienda de animales. Una vez acomodaron a Lux en casa de Danna, y esta le hubo dado el biberón, la envolvió en una manta, y la dejó en una cesta de vimet, acomodada especialmente.
Después de acabar de acomodarla, Danna se subió a la moto, que conducía su mejor amigo. El sonido de una CBR arrancando rompió la calma del vecindario, pero antes que alguien pudiera protestar, el vehículo ya había desaparecido, serpenteando por las calles.
La moto paró poco después, delante de la puerta del restaurante italiano. Entraron y se sentaron en una de las mesas, siendo confundidos con una pareja. Enseguida la mesera vino a atenderlos, pestañeando excesivamente y retocándose el escote. Danna tosió con exageración, cogiendo la mano de Lucas por encima de la mesa, a lo que el rubio le correspondió. La camarera, enfadada, les tomó nota y se fue, moviendo el trasero.
Cuando la chica estuvo sufientemente lejos, ambos empezaron a reír sin control. Sin embargo, la risa de la rubia se congeló cuando vio a su novio, Alek, acompañado. Iba con Mia. Y la tomaba de la mano. Danna notó como las ganas de llorar la inundaban, y mas cuando la cara de estupefacción de Lucas al ver la misma escena se hizo presente. "Solo son amigos" intentó convencerse. Pero la pareja lo desmintió cuando Mia cogió a Alek del cuello, y juntó los labios con los suyos, mezclando sus lenguas. Dan se levantó de golpe de la mesa, necesitando aire, y salió por la puerta. Su nombre sonó como en tercer plano. Lucas la llamaba, con voz estrangulada. Cuando la alcanzó, la abrazó por la espalda, apoyando la cabeza en su cuello para que notara su calor, mientras la rubia lloraba en silencio, con lágrimas que teñían sus mejillas de negro. Cuando sus sollozos se hubieron calmado, Lucas deshizo su abrazo y juntando la frente con la suya, murmuró.
- Vámonos a casa princesa, te llevo
Danna asintió y subió detrás de Lucas, agarrándose a su cintura. Antes de que este arrancara, tras ponerse el casco que ella no llevaba, la rubia le susurró.
- ¿Me llevas al bosque donde me llevaste la última vez? - le imploró.
Y Lucas asintió, poniendose en marcha.
Poco después iban por la calle principal. Danna empezó a notar que iban demasiado deprisa, el velocímetro rozando los 120 km/h. Asi que picó en la espalda del chico, para atraer su atención.
- Lucas, vamos muy deprisa, frena.
- Rubita, tengo calor, quitame el casco y pontelo tu anda - le pidió.
Dan lo hizo, con dudas.
- ¿ No te pasará nada? - le preguntó cuando se lo hubo atado.
- Que va. - replicó.
- Frena rubio, por favor - le volvió a pedir Danna, al ver al fondo de la calle un cruce.
- Dime que me quieres - susurró él, ya llegando al cruce, por el cuál se acercaba un camión.
- ¿ Pero qué? LUCAS FRENA JODER - Chilló ella.
- Dímelo - gritó, igual de nervioso él.
Entonces Danna lo entendió, como una iluminación. Lucas no podía frenar. Y supo, de igual manera, que iban a tener ese accidente. Y que necesitaba decirle lo que sentía, casi tanto como él oírlo.
- Te amo rubio - gritó para que la oyera por encima del sonido del viento, que les revolvía los cabellos, a la vez que se abrazaba con fuerza a su cintura.
- Yo a ti mas, mi princesa.
Y, como Danna había previsto, el camión azul y blanco los embistió, llegado el cruce. Y lo último que notó, fue a Lucas tensando la espalda y soltando el aire, pegado a su pecho.
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Wild Black
Teen Fiction'' ¿Cuanto estás dispuesta a sufrir por aquello que quieres? '' Esta es una historia sobre los amores de juventud, la calle y aquellas opciones que no nos dejan escoger. " La W en su muñeca" " Te amo, pequeña" " Lo siento muchísimo hermano" " La vi...