Llevaba una sudadera oscura y un buff negro, del cual tan solo sobresalían unos ojos azules llenos de tristeza, y andaba a paso rápido por las calles casi desiertas de Oregon. Estar solo era difícil, y él lo había aprendido de la peor manera posible. Ya no le quedaba nada. Con el ramo de rosas rojas en la mano, anduvo las últimas calles que lo separaban del cementerio. Una vez dentro, recorrió pasillos de lápidas y ninchos hasta llegar al sitio que buscaba. Un ángel. La tumba de su hermana.
Depositó las flores encima, y se sentó en el suelo, mientras, leyendo las palabras grabadas en la piedra, intentaba recordar la cara de Miriam y su voz, que se disolvía de su memoria con las brumas del tiempo. Finalmente, su cabeza encontró sus rasgos.
Guapa, de piel blanca y ojos verdes, tan rubia como él. No habían sido pocos los hombres que la pretendían, aún des de su corta edad, Lucas había podido ver eso, así que, a pesar de que su madre pareciera muy alterada con la visita de un hombre de mediana edad, con un tatuaje de "B" en la muñeca, pidiendola en matrimonio, él no se extrañó. Después de la muerte de sus padres, su hermana, cinco años mayor, se dedicó exclusivamente a cuidar de él, aún cuando el niño rubio se empeñaba en hacer mil y una travesuras. Dejada ya atrás la muerte de sus padres en un desafortunado accidente, y el rechazo a aquél hombre con porte de extranjero, Miriam rehizo su vida lo mejor que pudo.
Sin embargo, rechazar a un jefe tenía sus consecuencias, y Lucas las vio cuando cumplió los 15.
Era un día de verano, de manera que, al llegar tarde en la madrugada, sobre las seis, no se sorprendió de ver a un señor rubio al fondo de la acera, conduciendo un coche a alta velocidad. Su casa estaba en silencio, cosa que, aunque agradeció, le pareció sumamente raro, ya que su hermana tenía tendencia a esperarlo despierta y, la mayoría de veces, preocupada. Sin embargo, esto no había sucedido, y entró en su habitación para dormirse. A las once, el teléfono sonó. Habían encontrado a su hermana muerta en un campo apartado de la ciudad, a unos diez quilómetros, con un revólver en las manos. Las pruebas apuntaron todas a suicidio.
Lucas sabía que no habia sido así.
El ruido de unos pasos dentro de la verja del panteón familiar lo despertaron de sus pensamientos, y se giró para encarar al intruso.
Sin embargo, no había tal. Una chica de rostro pálido y cabello azabache lo miraba con sorpresa en sus ojos café. Era una de las amigas más queridas de su hermana.
- ¿Lucas? Ha pasado mucho tiempo - murmuró.
- Es cierto Jasmine - contestó él.
- ¿Tienes algo a hacer hoy? - preguntó la chica, pareciendo resuelta.
- No - respondió Luke, con sonrisa amplia y, por primera vez en mucho, sincera.
- Vente a pasar el día conmigo. Hace mucho que no sabía nada del hermano de Miriam - propuso.
Y Lucas se encogió de hombros, y dejó que Jasmine, su Jas, lo llevara al presente otra vez.
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Wild Black
Teen Fiction'' ¿Cuanto estás dispuesta a sufrir por aquello que quieres? '' Esta es una historia sobre los amores de juventud, la calle y aquellas opciones que no nos dejan escoger. " La W en su muñeca" " Te amo, pequeña" " Lo siento muchísimo hermano" " La vi...