Capítulo 15: Charlotte

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Ambos salieron de la ducha un buen rato después, jadeando, y Danna aprovechó que Alek se había calmado para obligarlo a apoyarse en la encimera de mármol beige y curarle las heridas, no sin unas cuantas maldiciones por parte del moreno. Cuando hubo acabado de refunfuñar, ambos salieron del baño, medio desnudos. Una chica de grandes ojos café y rizos morenos los observaba con mirada divertida. Danna sintió como sus mejillas ardían y, observando a Alek de reojo, vio que estaba igual de sonrojado que ella.
- Hola chicos, ya veo que no me esperabais – soltó la chica, con una nota de sarcasmo en su voz suave.
- Hola Char, ¿cómo estás? – respondió Alek, con un tono de familiaridad que hizo que la rubia entornara los ojos, casi imperceptiblemente. Entonces su compañero se giró hacia ella – Dan, esta es Charlotte, Char, ella es la hermana de Javi.
Charlotte se levantó, dejando ver unas largas piernas, metidas en unas tupidas medias negras y unos shorts rotos del mismo color. Se había quitado la sudadera, y debajo llevaba una camiseta de estilo medio punk, negra y con cadenas, pero preciosa. Tenía la piel bronceada y mirada salvaje, pero Danna no se sintió amenazada. Se acercó a ella y la saludó con dos besos.
- Encantada Char – dijo con su mejor sonrisa. La morena se la devolvió.
- Alek, tengo que hablar contigo. Es urgente – Dijo Charlotte, su voz tornada seria. Danna entendió la indirecta.
- Cielo – dijo, andando hacia la puerta – os dejo solos, estaré en la cocina. – se quedó parada en el marco de la puerta y, retrocediendo dos pasos, se dirigió a los dos- Me empiezo a cansar de los secretos y voy a querer respuestas, respeto la intimidad, pero sintiéndolo mucho, me habéis metido en medio, y quiero saber de qué.
Dicho esto, salió la estancia, cerró la puerta y sus pasos desaparecieron por el pasillo.
Alek suspiró, entre cansado y superado, y miró a Charlotte, deseando que le explicara el motivo por el cual ella estaba allí. La morena entendió y, después de que su amigo se sentara, empezó a hablar.
- No sé exactamente como es ella, ni que tiene que os hace olvidaros a todos de la cordura, pero ahora la habéis metido en un problema más grave de lo que creéis. Su hermano es de la Black, pero Danna ayer luchó con nosotros, lo que significa automáticamente, que está contra ellos. Incluso suponiendo que Javier traicionara a su banda, cosa poco probable, y que ella lograra salir de esta, tendría que irse lejos para ocultarse, sabes cómo son – Alek palideció, no quería recordarlo – Si quiere vivir la chica solo puede hacer una cosa, entrar en la Wild.
El moreno saltó casi automáticamente. Sus ojos oscurecidos.
- No voy a enfrentarla a su hermano, ni al mundo.
- ¿Vas a dejarla morir Alek? – dijo Charlotte, con aparente frialdad.
- Joder, tengo que pensarlo, necesito…
- ¿Tiempo? Eso es justo lo que ella no tiene. Mañana se celebrará un consejo urgente a las once de la mañana. Piensa bien tu voto.
Tras decir esto, Charlotte se volvió y, abriendo la puerta, se fue a buscar a Danna. Esta no estaba en la cocina, sino en la habitación. Había cambiado su atuendo rasgado por las navajas por unos sencillos pantalones de chándal grises y una camiseta de manga larga blanca, con estampado a juego. Sus pies descansaban de los tacones y el asfalto encima de unas bambas echas para correr. La rubia levantó la mirada para encontrarse con Char apoyada en el marco.
- Princesa, hoy dormirás en mi casa. Alek necesita pensar, y tiene derecho a ello ¿Necesitas que te eche una mano con algo?
Danna negó con la cabeza, sacó una ligera bolsa de deporte, encharolada y negra, y metió en ella unos tejanos, sus bambas y una sudadera oscura. Al pack añadió el maquillaje y todo lo necesario para pasar la noche fuera. Buscó su teléfono móvil y, al no encontrarlo, recordó que se lo había dejado en casa de Lilian. Se prometió a si misma irlo a buscar a la mañana siguiente y, seguida por Charlotte, salió de la casa sin apenas despedirse. Sus pies dolían y, cuando después de andar tres calles, vio una Ducati monster roja aparcada, ni lo dudó. Tiró su bolsa al suelo y, Char no supo cómo, arrancó la moto.
- ¿Subes princesa? – le dijo a la morena, con una nota de burla en su voz.
La aludida se rió, asintió divertida con la cabeza y subió detrás de Danna. Quien les iba a decir que aquella sería la primera de muchísimas risas que compartirían.

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