"Pantaloncitos"

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POV Dean

Toqué el timbre varias veces, hasta que Nathan al fin se dignó a abrirme. Entré al apartamento y me dirigí a la cocina en busca de algo para comer.

—no pues... hola—dijo Nathan detrás mio.

—hmmm, hola...?—dije sacando la jarra de jugo de naranja que había en la nevera.

—ya ni siquiera pides permiso, ni te tomas la molestia de saludar aunque sea— dijo Nathan en un intento de sonar molesto. Definitivamente eso no le quedaba.

—Para que? No soy un desconocido ni mucho menos. Soy tu mejor amigo, que casi prácticamente vive aquí. Así que no molestes y dime donde esta el cereal, no lo encuentro en ninguna parte — dije mientras revisaba cada uno de los cajones de la cocina.

—encima de la nevera—me señaló Nathan mientras se daba la vuelta y se dirigía a las escaleras que daban al segundo piso—iré a despertar a Megan. No me demoro. Por favor, no quemes nada... otra vez— Dijo y subió a paso rápido.

Si... la última vez que Nathan me dejó solo en la cocina, intentábamos hacer una torta de cumpleaños para mi novia de ese entonces, cuando Nathan se fue, yo quise ser útil y saqué la torta del horno, pero no me di cuenta que este aún estaba encendido y me quemé... se cayó la torta sobre el fuego, creando una gran llamarada que hizo que la mitad de la cocina quedará casi totalmente chamuscada. Desde entonces Nathan no me deja solo en la cocina, o cualquier otra habitación de su casa. Y no lo culpo. Yo tampoco me dejaría solo en este o cualquier otro lado.

—bájame idiota!— escuché gritar a Megan, quien estaba siendo cargada por su hermano mientras este bajaba las escaleras con cierto gesto divertido.

—Te lo dije. Bajamos por las buenas o por las malas... decidiste por las malas, no te quejes— dijo Nathan con una sonrisa de lado, aun con su hermana al hombro cargada como costal de papas.

—eres un tarado. Lo sabias? —dijo Megan aun mas furiosa.

—no mas que tú —dejó a Megan al fin sobre el suelo. Ella bufó y volteó a ver hacia donde yo estaba.
Llevaba un jersey negro y unos shorts rosas con dibujitos de pandas en ellos. Se veía realmente bien. Era como una mezcla entre sensualidad y ternura.

—hola Dean— dijo y pude ver como sus mejillas adquirían un tono rojo después de notar como la recorría con la mirada.

—hola pantaloncitos —sonreí. Ella agachó la cabeza avergonzada por su muy infantil pijama. No pude evitar soltar una carcajada ante tal acción.

Realmente me gustaba esta chica... esperen? Dije que me gustaba? No... no puede ser. No me puede gustar la hermana de mi mejor amigo. Código de chicos. Debo sacar todos estos pensamientos de mi mente. Pero, es muy hermosa. Será algo ciertamente difícil.

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