Cerré la puerta de mi habitación un poco más fuerte de lo que había previsto y me apoyé en ella, lentamente me deslicé hasta llegar al suelo.
Dean tiene novia.
O sea, no me importa pero... si tiene novia ¿por qué se comporta así conmigo? Pensé que le gustaba pero al parecer, estaba equivocada.
--¿Megan? ¿Qué pasó?-- la voz de Gaby a través de los parlantes de la computadora me trajeron de vuelta a la realidad.
Me levanté y caminé hacia mi cama, donde reposaba la imagen de mi mejor amiga a través de la pantalla.
--¿Qué fue todo eso? -- pude ver una sonrisa traviesa por parte de mi amiga.
--No sé-- dije simplemente.
--¿Ese era el tal Dean?
--Sí.
--Tiene una voz sexy--meneó las cejas.
--¿En eso te fijaste? Para variar no notaste que mi hermano también estaba ahí.
--Si lo noté pero ahora mi prioridad es saber quien es el dichoso Dean.
--Ya no tengo ánimos, hablamos luego-- apagué la computadora y la coloqué en la mesa junto a mi cama.
Caminé de nuevo hacia la puerta, la abrí y asomé mi cabeza en busca de alguien más dentro de la casa. Nadie.
Bajé las escaleras hacia el área común cautelosamente, como un criminal que intenta irrumpir en una casa, aunque esta era mía y obviamente no robaría nada y... bueno eso.
La casa estaba totalmente vacía.
Caminé a la cocina en busca de algo para comer. Saqué una manzana de la nevera y mientras la lavaba, escuché el tono de mensajes de mi teléfono celular.
Rápidamente, sequé mis manos, tomé el teléfono en una y en la otra sostenía mi manzana.
DE: Número desconocido.
«Hola preciosa, ¿cómo has estado?»
PARA: Número desconocido.
«Hola»
«¿Quién eres?»
DE: Número desconocido.
«¿Tan rápido te has olvidado de mí? Hieres mis sentimientos»
Bloquéalo. Bloquéalo. Bloquéalo.
DE: Número desconocido.
«Vamos conejita, ¿en serio no sabes quién soy?»
Oh, oh.
PARA: Número desconocido.
«¿Cómo conseguiste mi número?»
DE: Número desconocido.
«Lo importante ahora es que termines con tu noviecito, o se las verá conmigo».
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El Tatuador
Novela JuvenilYo era una chica buena. Nunca hice nada que pudiera afectarme o afectar a otros, mucho menos a mi familia. Pero... al llegar a una nueva ciudad, todo cambia. Nunca creí que podía transformarme tanto simplemente por complacer a un hombre. Mucho me...
