➡POV Megan
No pude evitar sonrojarme al ver a Dean observandome de esa forma. Pero al mismo tiempo, no pude evitar molestarme por ese estúpido apodo... "pantaloncitos", que ridículo.
Aun podía sentir su mirada sobre mí. Era muy incómodo. No me sentía capaz de levantar la vista, no quería ver esa perfecta sonrisa, blanca, reluciente, como la de los chicos en los comerciales de dentífrico, simplemente, irresistible. Todo él era irresistible. Pero que diablos? Acaso me está gustando Dean? Mierda, mierda. Esto no puede ser. No puede suceder otra vez.
—Megan, desayuna rápido para que te alistes y vayas con él—dijo Nathan señalando a Dean. Por un momento había olvidado que él estaba con nosotros.
—como digas— rodé los ojos y fui directo a la alacena en busca de los ingredientes necesarios para preparar mi alimento.
Tomé todo lo necesario y comencé a preparar unos deliciosos waffles.
Escuché como Nathan subía por las escaleras y aproveché la oportunidad para observar de reojo a Dean, quién ya me estaba mirando.
Rápidamente aparté la mirada e intenté concentrarme de nuevo en mi labor.
—te gustó lo que viste?—preguntó acercándose a mí y rodeándome la cintura con sus fornidos y bronceados brazos.
—¿Debería?—pregunté intentando zafarme de su imitación de abrazo.
—yo creo que si—se acercó de nuevo y plantó un tierno beso en mi cuello.
Volteé, quedando cara a cara con él. Quedé hipnotizada viendo sus ojos. Eran verdes, con pequeños destellos color café, adornados por unas largas y bellas pestañas. Malditos y afortunados sean los hombres con ese tipo de pestañas.
Sentí la necesidad de besarlo. Pero simplemente no podía. Debía controlar mis impulsos.
—y...yo... yo debería...— no pude terminar la frase. Dean había juntado nuestros labios en un lento pero apasionado beso. Quería alejarme, en serio, pero era imposible. Besaba tan bien. Me tomó de la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos. Podía sentir su calor recorrer mi cuerpo cuando...
—chicos, que tal si salimos esta noche a cenar...? Lucy dijo que tenía algo importante que contarnos—decía Nathan mientras bajaba las escaleras. Afortunadamente, Dean y yo alcanzamos a separarnos, si no, hoy correría sangre.
Voltee a ver a Nathan con los ojos extremadamente abiertos rogando por que no hubiese visto nada.
Suspire de alivio al ver que no se había dado cuenta.—Megan? Por qué estas tan roja?— preguntó mi hermano acercándose a nosotros.
Mierda!. Debía estar totalmente sonrojada. Pero después de aquel beso quién no lo estaría.
Escuché a Dean reír a mi lado. Ese idiota me las pagaría. Le regale una mirada de odio acompañada de la sonrisa mas falsa que le pude haber dado.
—¿Megan? —de nuevo había olvidado la presencia de Nathan.
—¿que? No. Nada— dije en un intento de que mi voz sonara lo mas convincente posible.
Nathan suspiró.
—si tu lo dices... como sea, ¿si vamos a comer hoy con Lucy?
—SI!—grité. Estaba realmente desesperada por cambiar de tema.
Nathan me miró raro y levantó una ceja.
—estás bien? Te noto un poco extraña—
—s... si. Estoy bien— Sonreí.
—Hmmm, como sea—dijo y se alejó de nuevo, con destino a las escaleras.
Solté todo el aire que había contenido gracias a los nervios y volví a ver a Dean quien tenia una sonrisa triunfante en su rostro.
Le estampé la mano contra la mejilla. Eso dejará marca.
—pero... por que?—dijo este mientras se sobaba la parte de la cara que le acababa de golpear.
—no vuelvas a hacer eso. JAMÁS — dije lo más amenazante que pude y salí de la cocina.
¿Quien se cree para besarme de esa forma, y mas aún con mi hermano, SU MEJOR AMIGO, en la misma casa?.
Ahhh a quién engaño. Moría por ese beso.
ESTÁS LEYENDO
El Tatuador
Teen FictionYo era una chica buena. Nunca hice nada que pudiera afectarme o afectar a otros, mucho menos a mi familia. Pero... al llegar a una nueva ciudad, todo cambia. Nunca creí que podía transformarme tanto simplemente por complacer a un hombre. Mucho me...