El Tatuador

Ella

Sus ojitos almendrados.
Sus labios rosados.
Todo de ella me vuelve loco.

Mis palabras se vuelven poesía cuando la pienso y es que, con solo oír su melódica voz, cualquier mortal se convierte en Neruda.

Su risa, aniñada y contagiosa, que viene junto a la sonrisa más perfecta que el mundo haya visto.

Daría lo que fuera por despertar cada día junto a ella.

Ella, el sol de mis mañanas.
Ella, la luciérnaga en las cálidas noches de verano.
Ella, la que no tiene ni la más mínima idea de cuánto la amo ni de cuánto la puedo llegar a amar.

Cada parte de ella tiene algo que la hace aun más bella. Su cabello, sus pechos, aquel hermoso cuello que muero por besar hasta desfallecer.

Sus piernas largas y tonificadas. Cada paso que dá indicada cientos de corazones rotos y, no importa a donde vaya, ella siempre será la más hermosa del lugar.

Su piel suave y tersa, empapada de aquella fragancia tan característica suya que me vuelve tan loco.

Y es que solo imaginarme a su lado me lleva a un estado peligroso de demencia.

Soy un demente por ella.